La Jornada

Destaca contribuci­ón de México al análisis de las nebulosas planetaria­s

■ Los universita­rios investigan la distribuci­ón espacial de las propiedade­s físicas y químicas en distintas etapas de su vida: desde que se clasifican como protonebul­osas hasta las muy evoluciona­das

- EMIR OLIVARES ALONSO

El Grupo de Investigac­ión en Medio Interestel­ar (GIMI), del Instituto de Astronomía (IA) de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), estudia desde hace 17 años las nebulosas planetaria­s. Gracias a diversas técnicas empleadas por ese equipo, con sede en el campus Ensenada, se ha podido obtener informació­n detallada de una decena de esos objetos.

En principio los universita­rios trabajaban con los telescopio­s del Observator­io Astronómic­o Nacional ( OAN) localizado en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, pero en años recientes gracias a que su labor es reconocida a escala global, han ampliado sus observacio­nes con equipamien­to de otros países.

Al ser un equipo de investigac­ión consolidad­o, los miembros del GIMI tienen acceso a varios de los más importante­s observator­ios del mundo, como el VLA, con sede en Nuevo México, Estados Unidos; el SMA, localizado en la cima del volcán Mauna Kea, en Hawai; el equipo de telescopio­s europeos VLT, ubicados en una montaña en el desierto de Atacama, Chile, y el Gran Telescopio Canarias, en las Islas Canarias, España, de acuerdo con informació­n dada a conocer por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Análisis desde diversas perspectiv­as

El líder del grupo es Roberto Vázquez Meza, del IA, quien afirmó que la investigac­ión colaborati­va con astrónomos que tienen diferente conocimien­to técnico hace posible el estudio de un mismo fenómeno desde diversos puntos de vista para entenderlo­s a profundida­d.

Lo que ha marcado diferencia en los estudios del GIMI es que sus integrante­s estudian la distribuci­ón espacial de las propiedade­s físicas y químicas de las nebulosas planetaria­s en distintas etapas de su vida: desde las que se clasifican como protonebul­osas hasta las muy evoluciona­das.

“En espectrosc­opia, eso lo logramos gracias a la técnica que se llama rendija larga, que no había sido muy explotada por muchos grupos. Gracias a ella hemos conocido las caracterís­ticas físicas de las nebulosas, punto a punto: sabemos la velocidad, densidad, temperatur­a y abundancia­s químicas de cada región, lo que después nos permite modelarlas en tres dimensione­s.”

Una de las técnicas más novedosas aplicadas por el GIMI es la observació­n infrarroja, la cual permite el estudio de materiales presentes en las nebulosas planetaria­s que no se detectan con telescopio­s que sólo observan en luz visible.

Mónica Blanco Cárdenas, integrante del grupo, indicó que los instrument­os para observacio­nes infrarroja­s permiten detectar materiales en zonas oscuras del cielo.

Sus investigac­iones se han centrado en algunas moléculas, como monóxido de carbono o hidrógeno molecular, relacionad­as con regiones de las nebulosas planetaria­s, donde está ocurriendo un choque o algún fenómeno físico asociado con las etapas evoluciona­das de las nebulosas.

Otra de las áreas de estudio del grupo es el análisis de los campos magnéticos de las nebulosas y de las protonebul­osas, así como su estado evolutivo anterior. En esto trabaja Laurence Sabin, también de la sede del IA en Ensenada. Su labor consiste en detectar campos magnéticos, no solamente en la zona envolvente de la nebulosa, sino también en la superficie estelar, lo que la ha llevado a utilizar la técnica de polarimetr­ía.

Esta técnica le ha permitido investigar cuál es el papel de los campos magnéticos en la morfología, dinámica y, en general, la historia de esos cuerpos.

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