CIUDAD PERDIDA
Cóctel desafortunado
l desastre de gobierno que ha ocurrido en buena parte de las delegaciones de esta ciudad en los años recientes ha traído consecuencias funestas, y en algunos casos dolorosas, para los pobladores de las demarcaciones. Carentes de un liderazgo que les imponga una forma de gobierno ajustada a la honestidad y el trabajo en favor de las mayorías, en las delegaciones la corrupción campea por todos lados, y en casi todas ellas, en mayor o menos grado. Uno de los ejemplos más dolorosos es lo ocurrido en la delegación Álvaro Obregón. La ambición de los funcionarios delegacionales y la soberbia de los desarrolladores, en conjunción crearon un infortunio que no debió haber sucedido si todos los organismos de gobierno hubieran funcionado como debe ser. Yeso no es lo peor, lo terrible es que no habrá responsables, que los constructores quedarán impunes frente al crimen que significa edificar en las condiciones que lo hicieron los dueños de la empresa. Por cierto, la constructora es ITISA, y según los vecinos ya se ha visto involucrada en varios escándalos. En 2010, si es que se trata de la misma empresa, falseó información para una licitación, y fue sancionada con una inhabilitación por seis meses y el pago de 151 mil pesos por la Secretaría de la Función Pública. También se le cuestionó por al instalación de durmientes en la línea 12 del Metro de la Ciudad de México. Ese peso de la ley, como se verá, cualquier constructora lo carga en el morralito de la impunidad y sigue haciendo lo que mejor le sirva a su bolsillo sin que le preocupe lo que de ella se diga, aunque deberíamos tener en cuenta que todas los empresarios inmiscuidos en las empresas desarrolladoras requieren de la complicidad de los funcionarios públicos que haga posible eso mismo: la corrupción. La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México tiene abiertas una serie de líneas de investigación para responsabilizar a quien lo merezca por el hecho que enlutó a siete familias, de las más humildes de la ciudad. Lo que no puede suceder es que dentro de unos días el asunto quede como un simple accidente por el que no se puede culpar a nadie, porque a decir verdad ya son muchos los eventos en que mueren los trabajadores de la construcción mientras realizan su labor, y resulta que nadie es culpable, o cuando menos no nos hemos enterado de las sanciones que se han impuesto a los responsables, de los que tampoco tenemos nombres. Recordemos: el 15 de febrero pasado una barda mató a un trabajador en una obra en Miguel Ángel de Quevedo; el 14 de marzo en la construcción de unos departamentos en la colonia Ajusco, en Coyoacán, un obrero cayó del sexto piso en construcción, y murió; el 15 de marzo un derrumbe en la colonia San ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com