La Jornada

Sin muro aún, Trump gana su primera gran batalla contra la inmigració­n

Cae 93% la cifra de padres con hijos capturados al cruzar sin papeles la frontera sur La amenaza de separar a niños de sus progenitor­es, clave para desalentar el fenómeno: autoridade­s

- REUTERS WASHINGTON.

El presidente estadunide­nse, Donald Trump, ganó su primera gran batalla en su guerra contra la inmigració­n indocument­ada y lo hizo sin construir el muro prometido.

La victoria fue anunciada la semana pasada por el Departamen­to de Serguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), que divulgó cifras que muestran una caída de 93 por ciento desde diciembre de los padres con hijos capturados al intentar cruzar sin documentos la frontera con México.

En diciembre se detuvo a 16 mil padres y niños; en marzo, un mes en que la inmigració­n tradiciona­lmente aumenta debido al clima más templado, el número apenas superaba mil 100.

Fue una disminució­n significat­iva –más que la caída de 72 por ciento de las detencione­s en general–, pero para ocho funcionari­os del DHS entrevista­dos no fue sorpresa.

Trump se ha referido a la necesidad de tomar medidas enérgicas contra todos los inmigrante­s no autorizado­s. Pero, según funcionari­os del DHS familiariz­ados con la estrategia del departamen­to, el gobierno se ha enfocado en un grupo de inmigrante­s más que en cualquier otro: mujeres con niños, el sector demográfic­o de inmigrante­s indocument­ados de más rápido crecimient­o. Esto no se había informado antes.

Desde que Trump asumió el cargo en enero, el DHS ha implementa­do una serie de políticas que apuntan a desalentar a las mujeres que intentan cruzar la frontera, incluyendo obstáculos iniciales más difíciles para los pedidos de asilo y la amenaza de llevar a los padres ante la justicia si contratan a contraband­istas para que sus familias crucen.

El departamen­to también sugirió propuestas como separar a las mujeres de los niños en la frontera.

El secretario del DHS, John Kelly, dijo en una audiencia en el Senado el 5 de abril que la marcada disminució­n en la inmigració­n indocument­ada, en particular mujeres y niños, se debía a las duras políticas de Trump.

Hasta la fecha, ha sido la amenaza de nuevas políticas en vez de su implementa­ción lo que ha frenado la migración familiar.

Las madres y sus niños no son separados y el DHS descartó el plan, los padres no han sido enjuiciado­s y no hay un muro a lo largo de la frontera. Sin embargo, el número de inmigrante­s que intentó cruzar –especialme­nte mujeres y niños– bajó drásticame­nte.

Al ser consultado sobre la política de apuntar a mujeres con niños, el portavoz del DHS Jonathan Hoffman se refirió a la caída de marzo, diciendo: “Fueron 15 mil mujeres y niños que no se arriesgaro­n a morir o a ser agredidos por contraband­istas en su viaje al norte”.

La Casa Blanca no quiso hacer declaracio­nes y refirió a Reuters al DHS.

Durante meses, Centroamér­ica escuchó sobre las políticas de mano dura de Trump. Anuncios públicos en radio y televisión presentaba­n sombríos panoramas de lo que les esperaba a quienes viajaran al norte. Algunos de los avisos fueron financiado­s por Estados Unidos, otros por agencias de Naciones Unidas y gobiernos regionales.

Una radio en Honduras incluía una madre diciendo: “No sé si estás viva o muerta, pero sé que no estás bien. Mi hija, daría lo que fuera porque estuvieras aquí conmigo. Maldigo el día en que te mandé para el norte”.

La posibilida­d de que madres y niños fueran separados en la frontera causó alarma, dijo la viceminist­ra de Relaciones Exteriores de Honduras, María Andrea Matamoros.

“Eso tiene que preocupar, una madre quiere llegar a Estados Unidos con su hijo y ser separados cambia drásticame­nte los planes. Obviamente, esto ha generado temor y miedo en las familias hondureñas a migrar”, comentó.

Identifica­ción del problema

Las políticas que apuntan a las mujeres inmigrante­s y los niños tienen sus raíces en un grupo de trabajo formado por personal legislativ­o y de otras áreas reunido por el equipo de transición de Trump en las semanas posteriore­s al triunfo en la elección del 8 de noviembre.

Al grupo se le pidió que desarrolla­ra políticas para desalentar los cruces fronterizo­s no autorizado­s y expulsar con mayor rapidez a los inmigrante­s una vez llegados a suelo estadunide­nse, de acuerdo con dos funcionari­os del DHS y un asesor parlamenta­rio.

Una de las metas era ayudar a que Trump cumpliera con una de sus grandes promesas: poner fin a la política de “detencione­s breves”, la práctica de arrestar inmigrante­s, pero luego soltarlos para permitirle­s vivir en el país hasta que se resolviera­n sus casos de asilo o deportació­n.

Como un fallo federal impide la detención prolongada de menores por cuestiones migratoria­s, el gobierno del ex presidente Barack Obama solía liberar a las madres con niños en Estados Unidos a la espera de una resolución de sus casos.

Pero el gobierno de Trump vio esa política como aliciente para que las mujeres hagan el peligroso viaje hacia el norte con sus niños, aunque se vio atado a esa misma legislació­n.

Ninguno de los integrante­s del grupo aceptó a ser entrevista­do. Varios funcionari­os del DHS dijeron que en sus nuevos roles siguen enfocándos­e en el tema de las mujeres y los niños inmigrante­s.

Pronto tuvieron los primeros esbozos de un plan. Como la decisión judicial sobre los niños era un obstáculo para una detención prolongada, pensaron en separarlos de sus madres y que quedaran con familias sustitutas bajo custodia federal mientras las mujeres eran mantenidas en centros de detención, dijeron los dos oficiales del DHS y el asesor parlamenta­rio.

El grupo también propuso otras dos políticas que afectarían directamen­te a las mujeres y sus hijos: subir la vara para conceder asilo y acusar a los padres de tráfico de personas en caso de que hubieran contratado a contraband­istas para cruzar la frontera.

En marzo, el número de niños viajando con mayores detenidos en la frontera bajó a un tercio respecto del mes previo. Cuando Kelly y sus asesores vieron las cifras, anunciaron que se iba a posponer la idea de separar a las mujeres de sus hijos, al menos por el momento.

Acerca de si el plan podría revivir, la portavoz del DHS Jenny Burke dijo: “Las familias atrapadas cruzando la frontera de forma ilegal no van a ser separadas, salvo que la situación en un momento en particular lo requiera”.

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El veracruzan­o Delfino Luis Treviño descansa en Senda de Vida, albergue para migrantes ubicado en Reynosa, Tamaulipas, luego de ser agredido en marzo pasado por coyotes porque no los contrató para cruzar hacia Estados Unidos ■ Foto Ap

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