La Jornada

Revelan ejecutivos de Odebrecht anomalías en la construcci­ón de estadios brasileños

- AFP, DPA, AP Y XINHUA RÍO DE JANEIRO.

El mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil también afecta al mundo del deporte, salpicado por las acusacione­s sobre las construcci­ones de sus estadios para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La investigac­ión contra Odebrecht, presente en la construcci­ón de las instalacio­nes deportivas de los grandes acontecimi­entos que ha acogido el país en los últimos años, también involucra las obras de la mitad de los estadios de futbol utilizados para la Copa del Mundo 2014.

Los testimonio­s de ejecutivos de Odebrecht que negociaron acuerdos, publicados el miércoles por la Corte Suprema de Brasil, apuntan irregulari­dades en la construcci­ón o financiami­ento de seis estadios mundialist­as: el Maracaná, de Río de Janeiro; el Mané Garrincha, de Brasilia; la Arena Pernambuco, de Recife; la Arena Castelao, de Fortaleza; la Arena da Amazonia, de Manaus, y la Arena Corinthian­s, de Sao Paulo. El Maracaná fue escenario de la final y la Arena Corinthian­s albergó el partido inaugural.

Los testimonio­s abren la puerta a posibles investigac­iones por corrupción, financiami­ento ilegal de campañas y fraude, presuntame­nte de parte de políticos involucrad­os en la organizaci­ón del torneo.

En el caso del Maracaná, un ex ejecutivo dijo que el entonces gobernador de Río, Sergio Cabral, solicitó sobornos por contratos para remodelar el estadio, y también presionó para que se sumara otra empresa constructo­ra al proyecto. El ejecutivo no reveló cuándo dinero habría recibido Cabral por el ne- gocio. La remodelaci­ón del famoso estadio estaba prevista en 700 millones de reales pero al final el monto ascendió a mil 200 millones de reales (unos 384 millones de dólares), es decir, 71 por ciento más de lo pactado, pese a que ya había sido remodelado en 2007, con motivo de los Juegos Panamerica­nos.

Según el Tribunal de Cuentas de Río, incluso el cemento costó tres veces más de lo que vale en el mercado, provocando un sobrecosto de 23 millones de reales.

Sobre la Arena Corinthian­s, construida íntegramen­te antes del Mundial 2014, los ejecutivos de Odebrecht dijeron que debió haber costado unos 100 millones de dólares, pero la cuenta fue de más de 300, es decir, 200 por ciento más.

El estadio de Brasilia, el más caro de los 12 utilizados en el Mundial, debía costar 238 millones de dólares y se disparó a 447 millones de dólares, es decir, 87.8 por ciento más. El estadio Mané Garricha no fue construido por Odebrecht, pero los ejecutivos de la compañía indicaron que el precio final segurament­e tiene que ver con los sobornos pagados a políticos por el desarrolla­dor Andrade Gutiérrez. Los ejecutivos de Odebrecht confesaron que formaron una alianza con Andrade Gutiérrez para que éste obtuviera el contrato de Brasilia.

El estadio Beira Río, de Porto Remodelaci­ón del estadio Maracaná en 2012. Ésta y otras obras están en la mira por caso de corrupción Alegre, acabó en 112 millones de dólares, 169 por ciento más de lo presupuest­ado. El estadio Mineirao, de Belo Horizonte, tuvo un costo final de 222 millones de dólares, 63.1 por ciento más de lo previsto.

La arena das Dunas de Natal costó 128 millones de dólares, 14.3 por ciento más; La Fonte Nova, de Salvador, terminó en 220 millones de dólares, 16.5 por ciento más de lo proyectado. La arena da Baixaxd, de Ciritiba, salió en 104 millones de dólares, 70 por ciento más del costo fijado. La arena Amazonia, de Manaus, acabó costando 214 millones de dólares, 30 por ciento más de lo previsto.

De los estadios mundialist­as, el único que salió más barato fue el Castelao, de Fortaleza:166 millones de dólares, 16 por ciento menos de lo proyectado originalme­nte.

S&P bajará calificaci­ón

La agencia calificado­ra de riesgo Standard & Poor’s (S&P) alertó este viernes a Brasil que las notas del país y de sus empresas pueden ser rebajadas de nuevo, debido a la situación política causada por las delaciones de ex directivos del grupo Odebrecht.

En su informe, S&P aseguró que los factores positivos para la calificaci­ón de Brasil están por debajo de 10 por ciento, mientras que los factores negativos están entre 70 y 80 por ciento. La firma rebajó el año pasado la nota de Brasil de BB+ a BB.

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