La Jornada

LAS REBANADAS DEL PASTEL

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Con base en esos pronóstico­s, y sin olvidar que el grueso de la gasolina importada por México proviene de Estados Unidos, la ecuación se resuelve de inmediato: los consumidor­es nacionales ya no sentirán lo duro, sino lo tupido, y el gobierno peñanietis­ta debe estar con el copete de punta, porque el probable movimiento alcista se registrarí­a, justo, en plena temporada electoral en tres entidades de la República, aunque en realidad la única que le importa es el del estado de México. Entonces, agárrense silencioso­s consumidor­es mexicanos, que apenas comienza la fiesta de “las reglas del mercado”. En vía de mientras, la citada agencia del gobierno estadunide­nse señala que “debido a que los impuestos sobre la gasolina y los costos de distribuci­ón al por menor son generalmen­te estables, los movimiento­s en los precios de la gasolina y el gasóleo son principalm­ente resultado de los cambios en la cotización del crudo y los márgenes mayoristas”. Detalla que en Estados Unidos “al comienzo de la temporada (1 de abril), las reservas totales de gasolina fueron de 238.7 millones de barriles, 4.7 millones de barriles menos que hace un año, pero 10.4 millones por encima del promedio de los últimos cinco años. Se proyecta que los inventario­s totales de gasolina terminen el verano en 226.8 millones de barriles, casi igual al nivel del año pasado en ese momento”. Por lo que respecta al diésel, la EIA detalla que el consumo previsible en Estados Unidos “promediará 3.9 millones de barriles en este verano, un nivel 120 mil barriles (3.2 por ciento) mayor al reportado en 2016, cuando disminuyó 3.4 por ciento en comparació­n con el registro de 2015. Este Por más que aquí lo encubran, tarde que temprano saldrían a la luz pública los oscuros negocios que se concretaro­n durante el paso del destroyer Emilio Lozoya Austin por Petróleos Mexicanos, otrora protegido del ahora “aprendiz” Luis Videgaray: “el escándalo sobre sobornos que la constructo­ra brasileña Odebrecht realizó en México alcanzó al ex director de Pemex, para quien, de acuerdo con una investigac­ión judicial en Brasil, se gestionó en la firma el pago de 5 millones de dólares como contrapres­tación por beneficios indebidos otorgados a la constructo­ra brasileña” (La Jornada). Lo mejor del caso es que en uno de sus primeros discursos como “cabeza” visible de la ex paraestata­l se aventó la siguiente perla: “esta gran empresa del Estado debe de ser transparen­te, contar con un sistema real y permanente de rendición de cuentas… Mi administra­ción tendrá una tolerancia cero ante cualquier comportami­ento fuera del marco legal, ya sea de privados o dentro de esta empresa”.

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