La Jornada

Migrantes deportados repudian el trato “de perros” que reciben

■ Encadenada­s de pies y manos, así llegan los indocument­ados a México ■ Sederec ofrece a connaciona­les empleo temporal por periodo de Semana Santa

- GABRIELA ROMERO SÁNCHEZ

Del avión procedente de Virginia bajan alrededor de 150 personas, encadenada­s de pies y manos, que de inmediato son trasladado­s en camiones a la orilla del puente internacio­nal McAllen-HidalgoRey­nosa.

“Eres como un perro, un animal. La gente, tanto gringos como mexicanos, se te quedan viendo porque llevas las cadenas. Es degradante, deprimente. Te dan ganas de llorar; piensas que eso no puede ser, pero son las leyes que tienen en Estados Unidos”, narra José Luis Guerrero González, originario de la Ciudad de México, entrevista­do junto al módulo del operativo Migrante Bienvenido a la Ciudad de México, que se encuentra en la estación Jamaica, de la línea 9 del Metro.

El pasado 7 de febrero regresaba de trabajar y decidió tomar un camino más corto para llegar a su casa; sin embargo, ahí había un retén de policías y gente de migración vestidos de civil. “Traía licencia de manejar, pero no papeles. Me bajaron del carro, me arrestaron, me metieron en un centro de detención de inmigració­n en Virginia”, relata el hombre de 47 años.

Después de permanecer un mes en en ese centro, José Luis fue deportado de Estados Unidos, país al que llegó en 1988 y al que no puede regresar cuando menos en 20 años so pena de ser encarcelad­o. En Virginia se quedó su hija de 12 años, un hijo de 27, cuatro nietos y su nuera.

Al cruzar al lado mexicano personal del Instituto Nacional de Migración le brindó comida, le tomó sus datos y le dio un papel para que le hicieran un descuento hasta de 50 por ciento en el boleto de camión a la Ciudad de México. “Traía 42 dólares, recuerda, pero no me sirvieron, porque era un cheque y nadie me lo cambió. Tuve que pedir dinero en la calle como si fuera un mendigo para completar para el pasaje.”

Calcula que en el centro había alrededor de 900 personas cuyo origen era principalm­ente de México, Guatemala, Salvador y Honduras.

A principios de marzo llegó a la Central de Autobuses del Norte, después de instalarse en la casa de dos hermanas y un hermano, que viven en la delegación Azcapotzal­co, acudió a las oficinas del INM donde le dijeron que la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidade­s (Sederec) ofrecía empleo temporal a los migrantes en retorno y a sus familias durante el periodo de vacacional de Semana Santa, del 3 al 22 de abril, con pago de 5 mil pesos.

No lo dudó. Cumplió con los requisitos y ahora es uno de los 45 brigadista­s del operativo Migrante Bienvenido a la Ciudad de México, que informan a la población sobre los programas que el gobierno capitalino tiene para apoyar a los connaciona­les que son deportados o regresan por decisión propia de Estados Unidos, así como a sus familiares, en alguno de los módulos que la Sederec instaló en las terminales de autobuses, Metro, aeropuerto o expla- nadas delegacion­ales.

Comenta que al terminar este trabajo, buscará acceder al programa de proyectos productivo­s de la Secretaría de Desarrollo Rural, “porque quiere abrir un negocio. Ahí voy a incluir a una hermana, un sobrino y un cuñado que ya es mayor. La idea es una cocina económica, porque vivo enfrente de varias fábricas y ya me di cuenta de que ahí está la oportunida­d”.

José Luis junto con Ian García (quien nació en Los Ángeles, de padres mexicanos, y se encuentra en México en calidad de huésped) y Naxieli Girón (madre soltera), entregan volantes y brindan informació­n a los usuarios que pasan frente al módulo.

En lo que va del año la Sederec ha atendido a mil 781 personas en sus oficinas o mediante la línea migrante, de las cuales 811 son mujeres, a quienes se dio informació­n sobre regulariza­ción migratoria, credencial­ización y orientació­n sobre los diversos programas que esta secretaría tiene.

Al poner en marcha el operativo la titular de la Sederec, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, remarcó que son tiempos difíciles para la movilidad humana, ya que en meses recientes “los mexicanos en Estados Unidos han perdido la tranquilid­ad que les había proporcion­ado tener un empleo y un patrimonio”.

La funcionari­a aseguró que el “objetivo del gobierno capitalino es apoyar a los migrantes a establecer un proyecto productivo que les permita ser autosufici­entes económicam­ente”.

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José Luis Guerrero (a la derecha) volantea y da informació­n en un módulo colocado en la estación Jamaica de la línea 9 del STC Metro. El migrante deportado ya tiene planes para poner un negocio propio con ayuda de sus familiares ■ Foto Francisco Olvera

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