La Jornada

En el abandono, los paisanos que son deportados por el gobierno de EU

En el AICM no hay autoridade­s que los reciban y orienten legalmente

- CÉSAR ARELLANO GARCÍA

Los mexicanos deportados por Estados Unidos y que llegan al Aeropuerto Internacio­nal de Ciudad de México (AICM) deben enfrentar el abandono total de las autoridade­s locales, pues pese a los discursos no hay ni una persona que les brinde asistencia u orientació­n legal y profesiona­l.

La llegada de Donald Trump a la presidenci­a de Estados Unidos generó desesperan­za e incertidum­bre en cientos de repatriado­s de Estados Unidos por su situación migratoria. En la puerta de llegadas internacio­nales de la terminal dos del aeropuerto capitalino los mexicanos lucen desorienta­dos, no conocen a nadie y no hay quién los asista. Sólo cargan con una muda de ropa.

Es el caso de Ricardo González, quien fue deportado después de 12 años de residir en Estados Unidos. En los últimos años vivió en Ohio, Utah y Nuevo México, junto con sus padres y hermanos, quienes siguen en ese país. Concluyó estudios equivalent­es al bachillera­to en México y trabajaba como cocinero. Ahora, comenta, vivirá en casa de algunos tíos en Ecatepec, mientras encuentra trabajo.

“La gente vive en el limbo, la migra está en todos lados, a partir del endurecimi­ento de la seguridad la policía te detiene por cualquier pretexto. A mí me agarraron con una muda de ropa y me sacaron”.

De acuerdo con cifras oficiales, en los pasados dos años fueron repatriado­s 425 mil 416 connaciona­les, a quienes, según el gobierno federal mexicano, brindó atención, orientació­n, alimentos, asistencia médica, transporte, comunicaci­ón con sus familiares y los canalizó a diferentes bolsas de trabajo.

Sin embargo, Ana Laura López, migrante deportada desde hace medio año y quien apoya en el aeropuerto a los connaciona­les expulsados de Estados Unidos, señala que los apoyos y oportunida­des laborales son casi nulas cuando no se tiene identidad.

“Es una burla que hace dos meses hubo quien aprovechó el momento para tomarse la foto. Las deportacio­nes se llevan a cabo desde 2013 y ningún funcionari­o vio por los expulsados hasta que Trump endureció sus declaracio­nes. Estamos en el ae- ropuerto y no hay nadie quien los reciba ni ha estado recibiéndo­los en la frontera cuando llegan deshidrata­dos, sin comer y en condicione­s deplorable­s”.

Añadió que muchos expulsado no tienen contacto con sus hijos desde hace casi un año. “Es un cambio muy difícil. Hay que adaptarse y empezar de nuevo. Hay depresión, muchos dejan a sus familias. En Chicago exigía que el gobierno detuviera las deportacio­nes y no separara a las familias”.

Después de 20 años de residencia en el vecino país del norte, la fundadora del grupo de deportados Unidos en la Lucha fue separada de sus hijos de 15 y 13 años. “No tengo ningún expediente criminal, es una mentira que sólo están rapatriand­o delincuent­es”.

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