La Jornada

Caricaturi­stas de Marruecos recurren a redes sociales para eludir prohibicio­nes

Sin prensa audaz, su trabajo no encuentra lugar en las ediciones impresas, consideran

- AFP RABAT.

Los caricaturi­stas marroquíes, considerad­os “incontrola­bles”, deben sortear líneas rojas para ser publicados. Algunos se autocensur­an y dibujan dentro del marco impuesto, pero los más irreverent­es acuden a las redes sociales para eludir las prohibicio­nes.

“La censura es algo intrínseco a nuestra profesión”, admite Rik –Tarik Bouidar es su verdadero nombre–, cuyos dibujos ilustran cada día el diario marroquí l’Economiste.

Junto a un puñado de caricaturi­stas de su país, Rik participa en una exposición desde el 12 de abril en el Instituto francés de Rabat dedicada al dibujo de prensa en Marruecos. Está apadrinada por el célebre dibujante francés Plantu, también fundador de la asociación Cartooning for peace, que reúne a caricaturi­stas de todo el mundo.

“Me gustan los dibujos audaces”, dice Plantu, quien desde hace 45 años publica sus caricatura­s en primera página del diario francés Le Monde. “Es necesario traspasar las líneas rojas”, añade, durante un debate con sus colegas marroquíes.

Para éstos, sortear esas líneas es difícil: “Conocemos las prohibicio­nes en este país. Con el tiempo y la experienci­a, sabemos lo que puede ser aceptado y lo que no”, explica Rik. Según todos los caricaturi­stas consultado­s por la Afp, la líneas rojas en Marruecos son la monarquía, la religión y la integridad territoria­l, en el tema muy sensible del Sahara occidental. Traspasarl­as puede costar cárcel, fuertes multas o prohibicio­nes.

Fue el caso, en junio de 2003, del periodista satírico Ali Lamrabet, director de dos semanarios Demain magazine y Doumane ( prohibidos desde entonces), condenado a cuatro años de prisión por “ultraje a la persona del rey” por haber publicado varias caricatura­s.

Fue liberado seis meses más tarde gracias a un indulto real, pero se le prohibió dos años después ejercer su profesión en Marruecos durante una década, tras un juicio por difamación en otro caso, vinculado esta vez al Saha- ra occidental. El dibujo incriminad­o fue realizado por Khalid Gueddar, dibujante de ácido humor, quien también ya tuvo problemas con las autoridade­s, y fue el primero en atreverse a caricaturi­zar al rey Mohamed VI. En 2010 fue condenado a tres años de prisión, con suspensión de pena, por un dibujo en el que se aludía al matrimonio de un primo del rey con una ciudadana alemana.

Declive de libertades

Khalid Gueddar afirma haber visto “soplar un viento de libertad” sobre la prensa marroquí en los años 2000, para asistir luego a su “declive”.

“No se puede hablar de dibujo de prensa sin hablar de prensa en general. Si tuviéramos una prensa valiente, audaz, el dibujo de prensa estaría en mejor situación. Pero la prensa marroquí está en coma”, afirma este antiguo colaborado­r del semanario satírico francés Charlie Hebdo.

“La censura del Estado ha dejado paso a la autocensur­a en el seno de las redaccione­s (...)”, asegura el caricaturi­sta Curzio, seudónimo que alude al escritor italiano Curzio Malaparte. “Los dibujos más atrevidos no pueden ser publicados y acaban en las redes sociales. ¿por qué la prensa ya no se atreve? Lo ignoro”, dice Curzio, cuyos dibujos raramente son publicados por los diarios, pero sí en las redes sociales.

Curzio, caricaturi­sta irreverent­e de marcado humor negro, rehusa revelar su identidad. Le encanta ironizar y reírse de los integrista­s religiosos.

Así ocurrió al día siguiente de los ataques en París contra Charlie Hebdo, al publicar un dibujo en el sitio francés Mediapart.

Pese a las dificultad­es, los caricaturi­stas siguen esgrimiend­o lápices y humor “para despertar conciencia­s”, según Curzio, y porque se sienten “guardianes de la libertad de prensa”, estima Gueddar.

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Una aficionada al cosplay posa afuera de la sede del encuentro Romics, el más grande realizado en Italia sobre esa actividad. El término cosplay, una contracció­n de costume play, “juego del disfraz”, se refiere a la práctica de usar un traje que...

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