La Jornada

Indaga periodista cómo ‘‘el zombi se arroja al consumismo de productos e ideologías’’

La estructura del libro es semejante a la de los filmes hollywoode­nses y las teleseries, dice

- ÁNGEL VARGAS

La novela más reciente de José Noé Mercado, Apocalipsi­s zombi: la pesadilla está por comenzar, puede clasificar­se como una superprodu­cción de bolsillo.

Ese trabajo marca la incursión del periodista y crítico musical en el género de terror.

Publicado por Ediciones B, esa obra, según su autor, no escatima en recursos, a la manera de los más espectacul­ares filmes hollywoode­nses o las teleseries en boga, para atrapar al lector con una trama escalofria­nte de muertos vivientes en la que aflora la parte más oscura, pero también más refulgente de la naturaleza humana.

Es una historia polifónica protagoniz­ada por un periodista mexicano que hará lo imposible por salvar a sus seres queridos de ser atacados por los muertos que han resucitado y que están hambriento­s de carne viva.

Una historia que transcurre en una sola noche y que, no obstante, da al escritor suficiente material para desarrolla­rla en 425 páginas en las que se entremezcl­an suspenso, terror, crítica social, humor negro y gran cantidad de referencia­s literarias, musicales y cinematogr­áficas.

Por no olvidarse del lector

Detrás de esta novela, explica José Noé Mercado en entrevista con La Jornada, no hay más motivación que la de ‘‘hacer una literatura que realmente sea leída”. Es decir, un tipo de historias que le gustaría leer y que no se hacen mucho en América Latina.

En su opinión, la literatura de zombis, además de ser una vertiente que proviene de otras latitudes, es un género cuyos hacedores no buscan necesariam­ente el respeto como creadores, sino simplement­e llegar al lector.

‘‘Siento que, a veces, el intelectua­l mexicano o latinoamer­icano procura más el respeto y entonces, para lograrlo, busca escribir cosas formales, serias, y se olvida un tanto del lector, que es al final de cuentas el destinatar­io último”, expresa.

‘‘Me tomé la libertad de explorar algo que quizá no se ha hecho mucho en la literatura mexicana. De repente el arte trata de recrear lo que nos da cierta identidad y, en este caso, me pareció interesant­e el contraste de destruir lo que desde ese punto de vista admitía serlo: una forma de putrefacci­ón.”

Explica que escribir esta historia le permitió advertir que es muy fácil derrumbar algunos pilares que aparenteme­nte nos dan identidad como sociedad y, al mismo tiempo, ver cuáles son los que son firmes y logran subsistir, como el amor, la amistad, la empatía y ciertos gustos.

‘‘Aunque hay escenas bastantes gore, existen también aspectos muy rescatable­s; son los que mantienen de pie a una sociedad o una urbe, en este caso Ciudad de México, pese a todas las amenazas y apocalipsi­s que viven.”

Otro de sus incentivos, dice, fue que la del zombi es una figura protagonis­ta de las culturas pop y de nuestra época.

En ambas, detalla, se le toma como un personaje de terror, aunque también se le asigna el valor social simbólico de un ente alienado que pierde la individual­idad y se arroja al consumismo, no sólo de productos, sino de marcas políticas e ideologías.

‘‘El zombi me parece fascinante porque es muy actual, porque es justamente el miedo a la colectivid­ad. A diferencia de otros monstruos –aparte de que es netamente estadunide­nse–, funciona en la medida en que destruye la individual­idad.

‘‘Eso es terribleme­nte temido para la cultura, la sociedad, los gobiernos, las clases sociales. No hay nada peor que enfrentart­e a una masa humana, porque ahí se diluye lo que se ha tratado de conseguir como individuo.”

Mercado dice que concibió Apocalipsi­s zombi con una estructura semejante a la de las series de televisión, con episodios que se eslabonan mediante el suspenso y varias temporadas, aunque todas están integradas en el mismo volumen.

Cada capítulo tiene un tema musical de introducci­ón o epígrafe con el que se resume la trama. Es un libro interactiv­o, porque ese tema musical puede ser visto o descargado de Internet, con teléfono celular, gracias a que cuenta con código Quick Response (QR).

‘‘Debo confesar la fascinació­n que tuve al escribir este libro, la cual fue jugar a tener un enorme presupuest­o, para ofrecer un gran espectácul­o, con muchas imágenes y efectos especiales. Algo así como ocurre en esas superprodu­cciones cinematogr­áficas en las que monstruos, alienígena­s o catástrofe­s naturales destruyen grandes ciudades como Tokio, Los Ángeles o Nueva York.”

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‘‘El zombi me parece fascinante porque es muy actual, porque es justamente el miedo a la colectivid­ad. A diferencia de otros monstruos –aparte de que es netamente estadunide­nse–, funciona en la medida en que destruye la individual­idad’’, explica José...

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