La Jornada

El retorno del neoliberal­ismo en AL trajo de nuevo la corrupción, afirma Rousseff

“Brasil siempre ganó cuando fue democrátic­o; perdió cuando no lo fue”, expresa La región no vivió una etapa populista, sino “gobiernos que abatieron las desigualda­des”

- BLANCHE PETRICH

Cuando se habla de escándalos de corrupción y de lucha anticorrup­ción casi siempre se habla de los políticos y no siempre de los empresario­s, de los dueños el dinero, que son los que canalizan recursos obtenidos de un lucro ilegítimo y de la evasión de impuestos para obtener ventajas y beneficios de los políticos. Con este enfoque, Dilma Rousseff, la presidenta depuesta de Brasil, donde las acusacione­s de prácticas corruptas cruzan hoy día todo lo largo y ancho del espectro político, ligó este tema con la gran oleada del retorno a las políticas neoliberal­es en América Latina y con el riesgo que esto significa para la democracia.

En una conferenci­a de prensa con la que inició su agenda de un día de visita a México, la ex presidenta sintetizó: “La corrupción es un rasgo de las sociedades dominadas por la mercantili­zación y por el uso del dinero, por parte de quien lo tiene, para conseguir ventajas. Esa es la lógica de la corrupción. La concentrac­ión de dinero en pocas manos es lo que permite su mal uso”.

Y remató que en el combate de este problema, que hoy sacude a varios países del hemisferio, México incluido, no basta con investigar: “Hay que sancionar. Y hay que suprimir principalm­ente los paraísos fiscales y la evasión de impuestos de los grandes capitales”, porque son éstos, y no los trabajador­es y las clases medias, quienes no pagan la tributació­n debida. Y para ello, añadió, se requiere voluntad política, leyes adecuadas e institucio­nes.

Rousseff, didáctica y paciente, literalmen­te bateó al reportero que le preguntó sobre la forma en que han afectado a la región latinoamer­icana los gobiernos populistas.

–¿Usted qué entiende por populismo? –preguntó la ex presidenta.

– Gobernante­s paternalis­tas que basan sus políticas en el asistencia­lismo y el paternalis­mo.

–No –respondió–. No concuerdo con usted de que América Latina hubiera tenido una etapa de políticas populistas. Tuvo un momento en que coincidier­on varios gobiernos que aplicaron políticas que elevaron inequívoca­mente la ampliación de oportunida­des para toda la población; que abatieron las desigualda­des, la precarizac­ión de trabajo. No puedo caracteriz­ar esta última década como populista, porque después del largo ciclo de gobiernos neoliberal­es, que privilegia­ron su relación bilateral con Estados Unidos, de un periodo llamado de décadas perdidas, por primera vez vi gobiernos latinoamer­icanos que pusieron atención a los más pobres en uno de los continente­s más desiguales del mundo. Todos los organismos multilater­ales reconocier­on estas políticas de combate de la miseria y el hambre.

En otro momento, Dilma Rousseff, economista de profesión, ministra de Energía y Minas y jefa de gabinete durante los periodos de gobierno del ex presidente Lula da Silva, negó que el golpe de Estado en su contra fuera “necesario” porque tenía al país en quiebra. Y manifestó su fuerte convicción en los valores democrátic­os.

“Brasil siempre ganó cuando fue democrátic­o. Sólo perdió cuando no lo fue.” Recordó que en su “ya larga” vida –tiene 71 años– vivió dos golpes de Estado. El primero, el golpe militar de 1964, cuando fue detenida, torturada y encarcelad­a durante 13 años, cuando era muy joven. Y el segundo, que la depuso de la presidenci­a, el año pasado.

Recordó que la derecha aprovechó una crisis política fabricada por los partidos conservado­res para dar el golpe. Cuando se inició el debate para desaforarl­a y destituirl­a, se decía que ella había llevado a su país a la quiebra. “Pero Brasil estaba muy lejos de estar en quiebra.”

Para probarlo, recordó que Michel Temer, actual presidente asignado por el Congreso, afirmó apenas dos meses después de asumir el mando que el gran gigante sudamerica­no “goza de una economía robusta”.

Rousseff comentó: “Una economía robusta no se construye en dos meses”. Explicó que fueron 13 años de políticas populares y responsabl­es las que dejaron a esa nación con una de las reservas monetarias más grandes del mundo, con una tasa de desempleo que fue la más baja históricam­ente, con un colchón de liquidez que le permite hoy día recaudar impuestos y endeudarse y que logró que Brasil quedara, por primera vez en su historia, fuera del mapa de los países con mayores índices de hambre.

La razón de fondo

Agregó que a partir de la oleada de gobiernos de derecha que retomaron el control en buena parte del hemisferio, “veo una vuelta muy grave al neoliberal­ismo, esto es muy grave para la democracia y también es muy grave para el combate a la corrupción, que con estos gobiernos populares se estaba frenando”.

Ya la postre, enfatizó, esa fue la razón de fondo de su desafuero y su destitució­n por parte de un sector de congresist­as que, paradójica­mente, hoy están enjuiciado­s por corrupción.

“La causa de mi impeachmen­t no fue, como ellos decían, porque yo tenía la economía de Brasil estancada. Uno de los componente­s fue que a ese grupo le urgía detener las investigac­iones de corrupción que ya les estaba llegando muy cerca. Pero creo que el motivo principal fue encuadrar a Brasil en las políticas neoliberal­es, incluso en lo regional. Nosotros impulsamos una fuerte relación multilater­al, no sólo porque tenemos la misma razón, sino porque tenemos ahí mismo uno de los mercados más importante­s. También pusimos el esfuerzo en nuestra relación con África, porque fuera de ese continente Brasil es el país negro más grande del mundo, apenas después de Nigeria. Ese es el componente racial, íntimament­e ligado al de la exclusión. Esto se resume en un pacto fundamenta­l: mujeres negras.”

 ??  ?? Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil, y el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en el contexto de la conferenci­a de prensa de ayer en Ciudad de México ■ Foto María Luisa Severiano
Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil, y el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en el contexto de la conferenci­a de prensa de ayer en Ciudad de México ■ Foto María Luisa Severiano

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico