DE CARMEN PARRA SOBRE LA OBRA DE LUIS BARRAGÁN
Nadie es profeta en su tierra. Luis Barragán. Nadie conoce la obra de Luis Barragán, pues está abandonada. Muy pocas personas tienen acceso a sus construcciones. Son casas privadas. Su proyecto del Pedregal de San Ángel y el fraccionamiento que creó en Las Arboledas han sufrido el embate del tiempo y no están conservadas. Nos preguntamos: ¿Barragán es patrimonio de México?
En este siglo XXI, en el que Ciudad de México ha tenido un crecimiento incontrolable, en donde el cemento invadió los espacios, como la lava del volcán del Xitle, se encuentran sumergidas las obras del arquitecto Barragán, que naufragan en la historia contemporánea de México. Ahora será conocido el arquitecto Barragán como un brillante, un brillante falso como un juego fatuo, una ocurrencia de la artista estadunidense Jill Magid, porque ella, salvadora de la memoria de Barragán, se apropia de sus cenizas, las convierte en brillante y dice a los mexicanos inmemoriados: ¡He aquí a Barragán! Un brillante falso para ustedes que desconocen su historia.
El reconocimiento a Barragán llega cuando le dan el premio internacional más importante de arquitectura, el Pritsker. Antes era el arquitecto de una élite de mexicanos muy sofisticados.
Hoy, en un museo de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Muac, nosotros haremos cola para ver la simulación del arquitecto Luis Barragán. El dinero que costó la exposición podría haber sido una contribución importante para la Fundación Barragán, para la conservación de la obra. Como decía Octavio Paz: “Siempre llegamos por la puerta de atrás de la historia”.
Vamos a esperar que los arquitectos famosísimos de Japón, que son tesoros nacionales vivos, se vuelvan brillantes en manos de la artista Jill Magid.
Mi cariño y agradecimiento.