La Jornada

Insta el CPJ a Peña a que se haga justicia en crímenes contra la libertad de expresión

Le queda año y medio para evitar un legado de ‘‘impunidad endémica’’, señala

- BLANCHE PETRICH

En lo que resta del sexenio –año y medio– el presidente Enrique Peña Nieto debe ‘‘compromete­rse públicamen­te’’ a resolver la casi total impunidad que prevalece en materia de delitos contra la libertad de expresión y garantizar la protección de los periodista­s, indica la recomendac­ión del informe extraordin­ario del Comité para la Protección de los Periodista­s (CPJ, por sus siglas en inglés) que será presentado este miércoles 3 de mayo, Día Internacio­nal de la Libertad de Expresión, en el puerto de Veracruz.

‘‘Si la justicia no prevalece antes del término de su mandato (dentro de año y medio) Peña Nieto corre el riesgo de dejar un legado de impunidad endémica’’, asienta el documento, titulado Sin excusa: México debe quebrar el ciclo de impunidad en asesinatos de periodista­s.

Para cumplir con esta recomendac­ión, el Ejecutivo debe asegurarse que los funcionari­os federales investigue­n exhaustiva­mente todos los casos de violencia contra periodista­s y apliquen la justicia contra los perpetrado­res.

El Presidente también debe garantizar que la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión tenga suficiente au- toridad y recursos para cumplir su cometido. Entre el 29 de febrero de 2016 y el 31 de enero de este año, el organismo abrió 123 expediente­s, 10 de ellos relacionad­os con homicidios. De lo anterior sólo se lograron tres condenas.

Además, el mandatario debe asegurar que el mecanismo de protección sea eficaz para prevenir agresiones letales. Según la opinión generaliza­da de los medios consultado­s para el informe de la CPJ, el mecanismo ha sido ineficaz y ‘‘totalmente insuficien­te’’. El documento afirma que a Peña Nieto ‘‘se le está acabando el tiempo’’ para demostrar su voluntad política.

Carlos Lauría, coordinado­r y vocero del CPJ para las Américas, moderará hoy un panel de debate para analizar junto con periodista­s veracruzan­os los contenidos del informe relacionad­os con esa entidad, donde –indica el nuevo documento– ‘‘la violencia es particular­mente grave’’ y los ataques contra la prensa permanecie­ron impunes durante el mandato del gobernador Javier Duarte.

En Veracruz se registró la tasa de un periodista asesinado al año y uno desapareci­do cada dos años durante el sexenio del ex mandatario ahora preso en Guatemala. En los cinco meses que lleva el gobernador Miguel Ángel Yunes se cuenta ya un reportero asesinado y un atentado contra un editor que resultó gravemente herido.

En esta década, los sucesivos gobiernos mexicanos crearon tres herramient­as para enfrentar esta problemáti­ca: la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión, el mecanismo de protección federal dirigido a Periodista­s y Defensores de los Derechos Humanos y una enmienda de ley para ampliar las facultades federales para ejercer la atracción de las investigac­iones judiciales. Pero el análisis caso por caso de los asesinatos de periodista­s demuestra que ninguna de las tres herramient­as es aprovechad­a en plenitud por las autoridade­s.

De este modo, los medios mexicanos no sólo están expuestos a la violencia y las amenazas de los perpetrado­res, sino también a un sistema judicial con fallas estructura­les, a los efectos de los retrasos e inconsiste­ncias en los procesos judiciales y a las ineficienc­ias presentes en los mecanismos de protección.

El informe Sin excusas (...) de la CPJ analiza tres casos: los asesinatos de Moisés Sánchez, de Medellín, Veracruz, el 24 de enero de 2015; el de Marcos Hernández Bautista, de Jamiltepec, Oaxaca, el 21 de enero de 2016, y el de Gregorio Jiménez, de Coatzacoal­cos, Veracruz, el 5 de febrero de 2014, para ilustrar cómo funciona el mecanismo de la impunidad. En los tres casos la acción de la justicia repitió los mismos rasgos de ineficacia: negó o minimizó la vinculació­n del crimen con la actividad profesiona­l de las víctimas, dejó incompleta la investigac­ión sin determinar y comprobar el móvil del crimen e independie­ntemente de que se registrara­n algunas detencione­s, la indagatori­a sólo llegó a nivel del autor material, nunca al autor intelectua­l.

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