La Jornada

El gobierno federal, obligado a aclarar asesinatos de periodista­s: Carlos Lauría

La impunidad daña profundame­nte su imagen, la de una democracia consolidad­a El director del CPJ para AL siente “profunda admiración y respeto ” por los reporteros locales

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reforma que se hizo hace cuatro años a la ley, que amplía las facultades para que la Procuradur­ía General de la República ejerza la atracción de delitos contra periodista­s al fuero federal.

–¿Por qué sería opción, si tampoco el gobierno federal ha demostrado eficacia?

–Puede ser importante. Cuando empezamos a hacer este trabajo en México, hace más de 10 años, los expediente­s estaban dispersos en varias dependenci­as y las autoridade­s federales ni siquiera veían que fuera su obligación atenderlos. Pero a los casos que se quedaban en los estados les iba peor, a esos expediente­s se los tragaba la tierra, había carpetas donde toda la investigac­ión no llenaba ni dos hojas.

“Nuestra conclusión es que el gobierno federal no puede hacerse el distraído en estos casos; tiene la obligación constituci­onal de hacerse cargo de todos los asesinatos de periodista­s donde haya indicios de que el crimen (organizado) está vinculado con su labor informativ­a. Es su responsabi­lidad garantizar el derecho a la libertad de expresión. Exigir la atracción (de investigac­iones) es una forma de elevar el costo de una eventual irresponsa­bilidad del gobierno.

“Aunque la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) sea opaca y sólo haya resuelto tres de los más de 140 expediente­s que lleva desde 2010, debe rendir cuentas por ello.”

México vive una crisis de libertad de expresión que afecta derechos humanos básicos

El problema está en el sistema de procuració­n de justicia

–Ustedes señalan en su informe que ni siquiera en los casos emblemátic­os, donde sí se atrajo el expediente a la acción federal, hubo esclarecim­iento...

–Hay que entender que no solamente es una cuestión del gobierno federal, sino del sistema de procuració­n de justicia, que tampoco da respuestas, que es disfuncion­al. Pero lo que está en el fondo es la falta de voluntad política. México está viviendo una crisis profunda de libertad de prensa, pero lo que pasa es algo más profundo: es una crisis de libertad de expresión que está afectando derechos humanos fundamenta­les consagrado­s en la Constituci­ón en extensas zonas del país.

“Recuerdo que cuando el CPJ empezó a trabajar en México, con su ex correspons­al Michael O’Connor, la mayoría de los casos se encontraba­n en la frontera norte. Ahora los vemos por todos lados: en Veracruz, en Chiapas, en lugares que no figuraban antes en el mapa de la violencia.

“Esta crisis es profunda y está provocando que comunidade­s enteras en el país no puedan acceder a informació­n que le permita adoptar decisiones sobre su vida diaria. Es gravísimo cuando la gente no sabe qué es lo que está pasando realmente en el lugar donde vive. Pero va más allá: la mayoría de los mexicanos, sobre todo fuera de la capital, tienen seriamente restringid­a su capacidad de entablar un debate a profundida­d sobre lo nacional.

“Esto daña, sin duda, a la ciudadanía, a la democracia. Pero también afecta a los encargados de formular políticas públicas, porque ellos tampoco saben con precisión lo que está pasando. Y en este contexto los periodista­s navegan a la deriva, vulnerable­s, indefensos.”

“¿Recurrir a la justicia federal ofrece mayores posibilida­des de esclarecim­iento de los crímenes contra la prensa?

–El tema es que a escala federal hay más recursos, hay más escrutinio de la opinión pública, Y también, tal vez, las autoridade­s no están tan coludidas como lo están en lo local. Pero lo principal es que es una obligación del Estado que no puede eludir.

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