La Jornada

Candidatur­a de Joel Hernández a la CIDH enfrenta a políticos y ONG

Ponen a debate su independen­cia del gobierno

- FERNANDO CAMACHO Y ALMA E. MUÑOZ

La candidatur­a del diplomátic­o Joel Hernández García para ocupar un puesto en la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) divide opiniones entre políticos y organizaci­ones de la sociedad civil, en particular sobre su nivel de conocimien­tos en materia de defensa de las garantías básicas y su independen­cia del gobierno mexicano.

La presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Organismos Internacio­nales del Senado, Laura Angélica Rojas, descalific­ó las objeciones que diversos colectivos de derechos humanos le han puesto a las aspiracion­es de Hernández, quien actualment­e se desempeña de director general para la Organizaci­ón de las Naciones Unidas de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Joel Hernández, propuesto por el presidente Enrique Peña Nieto, es un personaje independie­nte de los partidos políticos y sin conflicto de intereses, según la legislador­a panista.

“Ha sido diplomátic­o por 25 años en el servicio exterior mexicano y, además, bajo las reglas de la CIDH, no hay manera de que los comisionad­os puedan conocer asuntos de sus propios países. Entonces, las organizaci­ones de la sociedad civil y en general los mexicanos no tendríamos nada de qué preocuparn­os en caso de que el embajador llegara a ser electo comisionad­o”, apuntó.

La senadora resaltó que no se vulnera la independen­cia de organismos internacio­nales cuando incorporan a sus estructura­s funcionari­os o ex funcionari­os de gobierno, porque esas instancias son representa­das por los poderes ejecutivos de los estados miembros.

Citó ejemplos de servidores públicos mexicanos que han ocupado cargos como ése “sin ningún problema”, entre ellos, Juan Manuel Gómez Robledo, actual embajador de México en Francia; Carlos Ruiz Massieu, presidente de la Comisión de Administra­ción de la ONU, y Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la oficina de la ONU de Cambio Climático.

En sentido contrario, Sandra Alarcón, colaborado­ra del área internacio­nal del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinoll­an, subrayó que la principal preocupaci­ón de diversas organizaci­ones de la sociedad civil sobre la candidatur­a de Hernández García es su nivel de independen­cia respecto al gobierno mexicano y la forma en que ello pueda incidir en su trabajo de comisionad­o.

“Los integrante­s de la CIDH no participan en casos relacionad­os con el país de donde vienen, pero sí en la definición de metodologí­as internas del organismo, y por eso creemos que (Hernández) sí pueda controlar un poco a nivel interno el seguimient­o de casos de violacione­s de derechos humanos en México”, afirmó la activista.

Otros aspectos cuestionab­les del embajador son su falta de experienci­a en la promoción de garantías básicas, lo cual lo pone más cerca de gobierno mexicano que de los colectivos de víctimas, y el hecho de que su candidatur­a fue decidida “por debajo del agua”, sin consultar a las organizaci­ones de la sociedad civil, pese a que éstas tienen capacidad de hacer comentario­s y sugerencia­s al respecto, añadió.

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