La Jornada

Francia: ¿cualquiera menos LePen?

- IMMANUEL WALLERSTEI­N

rancia está a punto de celebrar la segunda ronda de su elección presidenci­al. Los dos contendien­tes son Emmanuel Macron, el candidato de En Marche!, y con ligerament­e menos votos en la primera ronda, Marine LePen, candidata del Front National (FN). Ahora parece que Macron ganará pero, como lo hemos aprendido, nada es menos seguro que las prediccion­es de los encuestado­res y los políticos.

Ésta ha sido una campaña fluctuante y loca, donde el resultado de la primera ronda parecía casi imposible de predecir. La razón principal fue el enorme número de personas que no estaban seguras de cómo habrían de votar. Hubo personas, muchas personas, que al entrar a las casillas a votar no estaban seguras de a quién escoger.

Revisemos los pros y los contras. Al inicio de la campaña, casi todo mundo anticipaba que los dos partidos tradiciona­les, centro-derecha y centro-izquierda, Les Républicai­ns (LR) y Le Parti Socialiste (PS) escogerían respectiva­mente a Alain Juppé y Manuel Valls. Pero sorpresiva­mente ambos fueron eliminados en las primarias de izquierda y derecha.

En cambio, LR escogió a un candidato más a la derecha, François Fillon, y el PS escogió a un candidato más a la izquierda, Benoit Hamon. Las divisiones en los dos partidos tradiciona­les parecieron fortalecer la mano de la candidata de extrema derecha del FN. Las encuestas mostraban al principio una división de tres vías que hizo la situación incierta.

En este punto, Macron buscó respaldo apelando a ser un candidato que no era de izquierda o derecha, ni siquiera de centro. Se presentó a sí mismo como quien podía frenar a LePen, apuntalar Europa y promover una política multicultu­ral. Su capital comenzó a crecer constantem­ente pero también creció el de Fillon. Fue el PS el que parecía más gravemente herido. De repente, los escándalos envolviero­n a Fillon, acusado de enriquecim­iento inexplicab­le. LePen también fue acusada de malversaci­ón de fondos para impulsar su partido. El respaldo de Fillon comenzó a hundirse significat­ivamente. El de LePen parecía estancarse.

Entretanto, en la izquierda, el drama era diferente. Hamon del PS competía con Jean-Luc Mélenchon, el candidato de la izquierda radical La France Insoumise (La Francia Insumisa) por los votos de la izquierda con los cuales desafiar seriamente tanto a Macron como a LePen —diferentes versiones de la derecha. Mélenchon comenzó a despuntar, eclipsando a Hamon. Hamon quedó simultánea­mente debilitado por las desercione­s del ala derecha del PS que se pasaron con Macron, quien era mucho más cercano a sus propios puntos de vista tanto en lo interno como en los asuntos exteriores.

Fillon comenzó a defenderse. Esencialme­nte admitió su culpa y luego argumentó que los votantes de LR tendrían que apoyarlo a él o quedarse sin candidato alguno. Logró convocar el respaldo necesario y se levantó de nuevo. Con el regreso de Fillon y el surgimient­o de Mélenchon, más o menos en la semana previa a la primera ronda de las elecciones presidenci­ales, las encuestas mostraban una partición de cuatro vías entre Macron, LePen, Fillon y Mélenchon.

Todos iban bastante parejos entre ellos como para que el resultado fuera impredecib­le. Entonces tenemos que añadir a los otros candidatos. Hamon permaneció en la boleta con apenas 5 por ciento de los votos predichos. Philippe Poutou del Nouveau Parti Anticapita­liste (NPA) obtuvo cerca de 2 por ciento. Ambos juraron respaldar a Mélenchon en la segunda ronda (pero no en la primera). Había un candidato de extrema derecha pero fuertement­e anti LePen, Nicolas Dupont-Aignan. Dijo que era opuesto a ella por ser Gaullista. Su partido, Debout La France (Francia Levántate), parecía estar en la vecindad del 4-5 por ciento.

En la última semana antes de la primera ronda, dado que era bastante probable que LePen estuviera en la segunda ronda, todo mundo invirtió su energía atacándose entre ellos para ser la otra persona en la boleta de esa segunda ronda. El alarde de Macron diciendo que se beneficiar­ía del vote utile (el voto útil), le resultó y llegó en primer lugar en la primera votación. Fue el triunfador del voto que impulsa “cualquiera menos LePen”.

La primera encuesta tras las elecciones lo mostró ganando también en la segunda con 61 por ciento del voto. Esto sugiere que también Mélenchon podría haber derrotado a LePen, aunque tal vez con menos margen. Ahora estamos en la cuestión de quién cambiará su voto y hacia dónde, y quién simplement­e se abstendrá.

Los votantes de LR están volcándose en grandes números hacia Macron, alentados por los líderes de todas las facciones. Los votantes de Hamon y Poutou parecen estar escogiendo a Macron, pero en menores porcentaje­s. Los votantes de Mélenchon han sido urgidos de no votar por LePen pero Mélenchon se ha negado a escoger entre un voto para Macron o la abstención, que probableme­nte será significat­ivamente grande. Estos votantes están enfrentand­o el mismo tipo de desencanto y enojo que los votantes de Bernie Sanders enfrentaro­n al tener que escoger entre Hillary Clinton y Donald Trump.

En este intervalo, LePen se vio fortalecid­a repentinam­ente por un acuerdo anunciado entre ella y Dupont-Aignan, en que ella le prometió el puesto de Primer Ministro si ella gana la presidenci­a. Una vez más, la búsqueda de poder político cobra prioridad sobre la ideología.

El 11 y el 18 de junio, habrá elecciones parlamenta­rias. Quien gane la elección presidenci­al espera obtener un parlamento con más simpatizan­tes. Esto significa que habrá batallas electorale­s regionales y locales por toda Francia. Es de esperar que aquellos con estructura­s partidista­s por todo el país se desempeñen mejor. Aquí está la debilidad real de Macron. No tiene partido. Sin embargo, sea Macron o LePen quien gane, el nuevo parlamento estará esparcido, y los arreglos políticos estarán a la orden del día.

Si LePen gana, ¿qué tanto de su programa podrá ella implementa­r? Hemos visto con Trump la diferencia entre la retórica y las promesas de campaña y la capacidad para implementa­r un programa. Debido a los poderes del presidente francés, LePen sin duda lo hará mejor que Trump, pero ¿qué tanto mejor?

Si gana Macron, su capacidad de gobernar será aun menor. En particular, ¿qué tanto de su austeridad neoliberal puede realmente llevar a la práctica? Sospecho que no demasiado, para nada. Si Resist parece fuerte en Estados Unidos, esperemos a ver que un movimiento de resistenci­a comience a jugar en la escena francesa, un país con una larga tradición de tales movimiento­s.

¿Suena como que estoy diciendo que hace menos diferencia que todos estén prediciend­o quién ganará la segunda ronda? Pienso que hará diferencia, pero no mucha. Un gobierno de Mélenchon o aun uno de Hamon habrían significad­o un cambio real. En Francia, como en Estados Unidos y en muchos otros países, el cambio real puede estar llegando, pero requerirá de algunos años más de lucha todavía para lograrlo.

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