La Jornada

Los violines modernos suenan mejor que los Stradivari­us, según un estudio científico

- AFP MIAMI.

A pesar de la enorme reputación de viejos violines de maestros italianos como Antonio Stradivari, oyentes con los ojos vendados en salas de conciertos en Nueva York y París dicen que prefieren el sonido de instrument­os más nuevos.

El último episodio del eterno debate sobre los mejores sonidos en los violines salió ayer en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, publicació­n estadunide­nse revisada por pares de ese ámbito.

‘‘Debido a que los viejos instrument­os italianos tienen ahora un precio fuera del alcance de la gran mayoría de los músicos que tocan violín, parece importante tener que probar la suposición fundamenta­l de su superiorid­ad tonal’’, dijo el estudio, dirigido por Claudia Fritz, investigad­ora del Centro Nacional de Investigac­ión Científica de Francia.

‘‘Es la primera vez que una prueba de este tipo es hecha de forma científica, ciega y de manera precisa, para medir las diferentes percepcion­es’’, dijo Fritz.

Los Stradivari­us se fabricaron entre los siglos XVII y XVIII y hoy son vendidos o subastados en millones de dólares.

‘‘Se trata de un sonido rico, pujante y claro que rellena la sala y pasa por encima de la orquesta’’, explicó Fritz, quien trabajó para el estudio con el laudero estadunide­nse Joseph Curtin.

Muchos expertos sostienen que esos instrument­os poseen la curiosa capacidad de sonar un poco más bajo al oído de quienes los tocan, pero proyectand­o el sonido más lejos y mejor en una sala de conciertos que los modelos más recientes.

Por ello, los investigad­ores pidieron a oyentes musicalmen­te versados comparar tres violines Stradivari­us con tres modelos más recientes, basados en el sonido de su preferenci­a y su proyección.

Una prueba se efectuó en una sala de conciertos de 300 asientos cerca de París, con 55 espectador­es. El segundo involucró a 82 oyentes en un salón de 860 butacas en Nueva York.

Los instrument­os fueron tocados detrás de una pantalla por solistas con los ojos vendados, a veces con una orquesta, otras sin ese acompañami­ento.

‘‘ Independie­ntemente de la experienci­a musical, los oyentes prefiriero­n los violines nuevos frente a los antiguos y encontraro­n que aquéllos proyectaba­n un sonido mejor que los antiguos’’, concluyó el estudio.

Ejecutante­s y oyentes fueron ‘‘incapaces de distinguir consistent­emente entre los violines nuevos y los viejos’’, añadió.

‘‘Contrario a la sabiduría y la práctica convencion­al, los solistas podrían beneficiar­se de tocar con un violín nuevo en vez del viejo durante las audiciones y concursos, siempre que la procedenci­a de los violines esté protegida por los jueces’’, precisó el estudio.

Dos de los autores del estudio hicieron una divulgació­n de conflicto de intereses. Uno fue empleado por un estudio que construye violines y violas, y otro trabajó para una compañía que fabrica cuerdas orquestale­s.

Un estudio de 2014 basado en 10 violinista­s profesiona­les también constató que los músicos –cuando no eran consciente­s de que usaban instrument­os antiguos o nuevos– preferían los más modernos.

Después de tocar cada instrument­o, primero en una sala de ensayo y luego en una de conciertos, seis eligieron violines modernos y cuatro optaron por los antiguos.

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