La Jornada

Tigres consuma la humillació­n; gana 2-0 en casa de Monterrey

■ No hubo remontada heroica ni milagro de la pandilla y los felinos los eliminaron por primera vez en liguilla ■ El francés André-Pierre Gignac fue el verdugo al realizar las dos anotacione­s

- DE LA REDACCIÓN MONTERREY, NL.

No hubo remontada heroica ni milagro, Tigres fue cruel y devastador al eliminar de la liguilla por primera vez en la historia al Monterrey, con doblete del eficaz André-Pierre Gignac, en la vuelta de los cuartos de final en la casa de Rayados y dejar un marcador global incontesta­ble de 6-1.

El duelo fue el epílogo de una ida abrumadora que se llevaron 4-1. Números como estos son irreversib­les para algunos.

Monterrey salió con la evidente urgencia de revertir un marcador abultado en el partido de ida, una misión para Sísifo o escuadras del perfil del Barcelona, no para Rayados. Un primer tiempo le duró ese empuje y ambición intacta.

Rogelio Funes Mori tuvo la primera muy temprano para Rayados, pero recibió la pelota cuando estaba de espaldas y no pudo voltear para ejecutar ante Nahuel Guzmán, ya era una advertenci­a de lo que le esperaba al portero de Tigres.

Poco después, Edwin Cardona cabeceaba encima del arco, ante la sorpresa de Javier Aquino –quien recibió una célebre regañiza de Tuca Ferretti por no ir a pelear la pelota– y después de nuevo la pandilla la tuvo cerca con Efraín Juárez, otra vez de espaldas y sin volverse a tiempo para definir.

Cardona insistió con un tiro libre, que entregó a Nahuel, pero ya esos avisos expresaban que Tuca les dejó la iniciativa a los Rayados, mientras su equipo estaba concentrad­o en la recuperaci­ón y el contragolp­e.

En esa disputa Lucas Zelayarán salió lesionado y fue sustituido por Francisco Meza. Hasta ahí era un duelo que reveló la dignidad de Monterrey de no dar por perdido el duelo con tanta desventaja. Dorlán Pabón tuvo la que pudo ser decisiva, recuperó una pelota perdida cerca de la media luna, recortó y disparó cruzado, pero por milímetros el tiro estrelló en el poste para fortuna de Tigres.

Un descuido de Monterrey dejó al descubiert­o su fragilidad, un error capitaliza­do por los de UANL los podía matar. Casi ocurre cuando José María Basanta perdió de manera inexplicab­le la pelota en la banda derecha y Luis Rodríguez se la robó, entró al área, pero se excedió de toquecitos y recortes, para que se la quitara la de- fensa y estropeara la de Tigres.

El primer tiempo terminaba con el gasto hecho por Rayados, pero una falta afuera del área, el tiro de castigo y André-Pierre Gignac, como signo de distinción, le dio el gol inesperado a Tigres. Lo envió a las redes encima de la barrera y con elegancia al minuto 49.

La segunda parte tuvo un tono de desprendim­iento para Monterrey. Ya sin fuelle y con poca rabia en el juego, Tigres se divirtió unos minutos administra­ndo contacto con la pelota.

Pero los felinos son un equipo que sabe hacer daño si se lo permiten, sobre todo con jugadores explosivos como Gignac, quien en el minuto 68 recibió un pase Ismael Sosa celebra el primer gol anotado por su compañero André-Pierre Gignac (a la derecha) el filtrado, César Montes tenía que marcarlo, pero cayo en un movimiento inesperado para que el francés sólo tuviera que tocar suavecito y meter su segundo gol de la tarde y matar cualquier aspiración del rival.

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Foto Jam Media

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