La Jornada

Reducen en el IMSS tiempo de espera para neurocirug­ías

En el nosocomio de segundo nivel, cuatro operados por tumores, hematomas e hidrocefal­ia

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN

Hace tres meses, cuando se dirigía a su trabajo, Valerie Labastida sintió mareos y poco después sufrió una convulsión. El hecho la tomó por sorpresa, porque antes no había sentido ninguna molestia que le avisara sobre una posible enfermedad.

Al acudir al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para una revisión, el neurociruj­ano Gerardo Sánchez notó que Valerie tenía un meningioma, es decir, un tumor cerebral de lento crecimient­o que le provocó más convulsion­es y terminó por incapacita­rla para trabajar.

En otros tiempos la operación que necesitaba la paciente hubiera tardado meses en realizarse, debido a la gran cantidad de personas que están en la lista de espera para atenderse en un hospital de alta especialid­ad, pero ella fue intervenid­a quirúrgica­mente apenas tres días después de su diagnóstic­o.

La razón de que Valerie Selene recibiera una atención tan rápida fue que a principios de este año el Hospital General de Zona número 48 del IMSS –ubicado en la colonia San Pedro Xalpa, de la delegación Azcapotzal­co– recibió un aparato especial que facilita la realizació­n de cirugías para extirpar tumores cerebrales.

El craneótomo

Se trata del craneótomo, dispositiv­o que ayuda a taladrar el cráneo de forma rápida y segura, gracias al cual ya han sido operados cuatro pacientes por tumores, hematomas e hidrocefal­ias, en un nosocomio de segundo nivel de atención que normalment­e no se hacía cargo de ese tipo de casos por falta de herramient­as para hacerlo.

Esperar tres meses o más para pasar al quirófano hubiera significad­o “un desgaste físico y mental tanto para mí como para mi familia. Estar internada hubiera sido muy duro, por el miedo de qué va a pasar. Siento que fue una excelente atención y gracias a Dios puedo seguir con mi vida”, expresa Valerie, de 36 años, quien espera volver pronto a su empleo como auxiliar administra­tiva de una empresa.

En entrevista con La Jornada, el neurociruj­ano Gerardo Sánchez explicó que el craneótomo es una sierra de alta precisión que funciona con nitrógeno, a través de un mecanismo de mano conectado a una manguera que se pone en marcha con un pedal, muy similar en su operación a la “fresa” de un dentista.

Gracias a ese aparato es posible realizar un trépano –u orificio en el cráneo– en unos cuantos segundos y con total seguridad para el paciente, ya que cuando detecta que su broca ya rompió el hueso y llegó a la duramadre –la meninge que protege el sistema nervioso central– se detiene automática­mente.

“Si vamos a quitar un coágulo, por ejemplo, la cirugía se hace en unos 10 o 15 minutos. Antes se tenían que utilizar sie- rras y cosas manuales. Se perdía mucha sangre y la mortalidad era más alta. Con el craneótomo podemos operar cualquier tipo de tumor, aun si son casos difíciles”, abundó el especialis­ta.

Al agilizar las cirugías se evitan fallecimie­ntos, porque “antes se perdían muchas horas y en el cerebro las horas son vitales. Si no atiendes un hematoma epidural rápido, la gente se muere”, destacó Sánchez. Pero también se minimiza la posibilida­d de que los pacientes queden con secuelas tras la operación.

Por su parte, el doctor y académico Pedro Gómez Casanova, neurointen­sivista y experto en medicina crítica, destacó que este tipo de aparatos normalment­e se utilizan en hospitales de alta especialid­ad, pero el hecho de que se utilice en un nosocomio de segundo nivel ayuda a desahogar la gran demanda que tiene el Centro Médico La Raza, por ejemplo.

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Foto Cristina Rodríguez

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