Recibe el agro mexicano sólo 2.5% de créditos que otorga el sector financiero
El presidente chino, Xi Jinping, y otros 29 jefes de Estado reafirmaron ayer su compromiso de construir economías abiertas y asegurar un comercio libre e inclusivo, bajo la ambiciosa iniciativa de la Ruta de la seda.
Se trata, según el líder chino, de crear un “sistema de apoyo financiero estable, sostenible y con riesgos controlables” para el desarrollo de la Franja y la ruta. En un comunicado, China y otras naciones subrayaron la importancia de ampliar el comercio y la inversión sobre la base de “un campo de juego nivelado”.
Al cierre de una cumbre de dos días en Pekín acordaron promover un sistema comercial basado en reglas y no discriminatorio con la Organización Mundial de Comercio, así como oponerse al proteccionismo, de acuerdo con un comunicado conjunto rubricado por los líderes.
El presidente de China expresó sus planes ambiciosos para que los gobiernos asiáticos y europeos trabajen de forma más estrecha en finanzas, seguridad y una amplia gama de temas dentro de una iniciativa comercial liderada por Pekín.
Para la iniciativa han sido identificados 900 proyectos de 900 mil millones de dólares. Hasta ahora, 68 países y organizaciones internacionales han firmado acuerdos de cooperación para la Franja y ruta con China. El comercio total entre esta nación y los demás países de la franja superó 3 billones de dólares entre 2014 y 2016, y las inversiones chinas en esas naciones ascendieron a más de 50 mil millones.
El proyecto Franja y ruta es la iniciativa extranjera más grande de China, con la que Pekín busca estatura global para empatar su éxito económico. La propuesta pide ampliar el comercio en Asia, África y Europa con inversiones en puertos, ferrocarriles y otras infraestructuras, pero hay gobiernos, como los de Rusia, Estados Unidos e India, que están inquietos, porque Pekíntambién lo está usando para ganar influencia política. El sector agropecuario en México recibe alrededor de 2.5 por ciento de créditos que otorga el sector financiero, lo que representa el nivel más bajo entre 18 países de América Latina y el Caribe, indicó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El financiamiento llega apenas a 16 por ciento de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector mexicano, lo que contrasta con los créditos que consiguen 78 por ciento de mipymes de la industria metalmecánica, 50 por ciento de la petroquímicas y 46 por ciento del sector de la confección, detalló el organismo regional en un estudio sobre el financiamiento del sector agroali- mentario y desarrollo rural.
“En América Latina y el Caribe la participación del crédito en el sector agropecuario dentro de la cartera total bajó de 11.9 a 4.02 por ciento en 2012”, aseguró. Entre los 18 países analizados, Paraguay es el que más crédito otorga a los productores, con 33 por ciento del financiamiento total, seguido por Venezuela (alrededor de 18 por ciento), Uruguay ( 16), Nicaragua (14), Argentina (13), Brasil (9) Chile (8) y Ecuador (6).
Otras nueve naciones (Bolivia, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, República Dominicana y Perú) destinan entre 3 y 5 por ciento de su financiamiento al sector agropecuario. En el último lugar se ubica México, con apenas 2.5.
El BID consideró que el acceso al financiamiento y el desarrollo de los sistemas financieros resultan clave en la productividad de la economía de un país y es uno de los retos que enfrentan las naciones latinoamericanas, pero los sectores agroalimentario y rural “presentan retos particularmente desafiantes en la materia”.
El acceso a créditos no sólo sirve para que los campesinos incrementen sus niveles de productividad y, con ello, disminuyan las brechas de pobreza y desigualdad que padece la población rural respecto de otros sectores, sino también para que enfrenten riesgos ante la vulnerabilidad que provocan los desastres naturales y el cambio climático.
“A través del desarrollo del proyecto Franja y ruta esperamos desencadenar nuevas fuerzas económicas para el crecimiento global, construir nuevas plataformas para el desarrollo mundial y requilibrar la globalización económica para que la humanidad se acerque más a una comunidad de destino común”, declaró Xi al cierre del encuentro.
Xi Jinping pidió a los líderes globales impulsar los resultados de beneficio mutuo, aumentar la coordinación de políticas y profundizar en la implementación de la iniciativa Franja y ruta.
Aseguró que el proyecto “no tiene agenda política”, pero expresó la oportunidad de que los gobiernos formen parte de la iniciativa, que coordinará la política financiera en seguridad, tecnología y educación, áreas en las que el estatus de China como economía más grande de Asia le permitiría dominar.
No hubo líderes importantes de Occidente
Dicha reunión incluyó al presidente ruso, Vladimir Putin, y al turco, Recep Tayyip Erdogan. También acudieron los líderes de Italia, Hungría, Grecia, Kenia y la mayoría de los vecinos asiáticos de China. No hubo dirigentes importantes de Occidente. Gran Bretaña, Francia y Alemania fueron representadas por funcionarios de comercio o finanzas. Estados Unidos mandó una delegación encabezada por el encargado de los temas de Asia del Consejo Nacional de Seguridad.
Decenas de proyectos que forman parte de la iniciativa han sido lanzados desde que Xi presentó la iniciativa, en 2013. La mayoría son financiados con préstamos de bancos estatales chinos.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, confió que los países miembros de la Unión Europea no firmarán acuerdos ministeriales relacionados con la cumbre, aunque restó importancia a este extremo y calificó el acto de “muy positivo”.
Lo que hizo acudir a la capital de China a 28 jefes de Estado y de gobierno, así como a representantes de más de 100 países, es la atracción que ejercen los miles de millones de dólares provenientes de las arcas del gigante asiático. Las cifras marean. Sólo en la cumbre, Xi anunció inversiones por más de 100 mil millones de dólares.
El objetivo de China es que en total se inviertan 4 billones de dólares en la creación de corredores económicos a lo largo de las antiguas rutas comerciales. Los fondos serán destinados a puertos, carreteras, líneas ferroviarias, oleoductos y otras infraestructuras.