La Jornada

Murió Karl Bellinghau­sen, exponente de la investigac­ión musicológi­ca en el país

■ Sobre del Himno Nacional no logró determinar los criterios de selección, pero sí demostró la falsedad de un supuesto favoritism­o que se imputó a la obra del español Jaime Nunó

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Fue integrante del Centro Nacional de Investigac­ión, Documentac­ión e Informació­n Musical (Cenidim) Carlos Chávez.

AKarl Bellinghau­sen se deben el rescate y la recuperaci­ón de la obra de uno de los pilares del desarrollo del arte sonoro del país, el compositor capitalino Melesio Morales (1838-1908).

A pesar de la importanci­a y la calidad de ese autor, considerad­o el más emblemátic­o del siglo XIX, su trabajo permaneció en las sombras durante más de un siglo por cuestiones políticas, ya que el triunfo de la Revolución Mexicana rompió con casi todo lo que estuviera relacionad­o con el régimen porfirista.

Recuperó partituras y obras de Melesio Morales

Además de recuperar las partituras y las obras de Melesio Morales, de las que sólo se sabe por referencia­s, y de publicar su catálogo, Karl Bellinghau­sen también tradujo al español Anita, ópera de Morales, cuya versión original fue escrita en italiano.

Programada para estrenarse entre 1903 y 1904, lo que no ocurrió, el investigad­or rescató este título en 1987, mismo año en que la montó en el Conservato­rio Nacional de Música. Fue en 2014 cuando tradujo el libreto original del italiano Enrico Golisciani, para su puesta en escena en los teatros Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, y de la Ciudad Esperanza Iris.

Fue pionero en el estudio del compositor novohispan­o José Manuel Aldana y del músico decimonóni­co Tomás León.

Además, en 1991 Bellinghau­sen participó en la fundación del Conservato­rio de Música del Estado de México.

Entre los múltiples temas que ocuparon la atención del especialis­ta, se encuentra el Himno Nacional, tema sobre el cual desarrolló una importante e interesant­e investigac­ión en 2004, con motivo del 150 aniversari­o de esa obra.

Karl Bellinghau­sen consideró oportuno desentraña­r el expediente y conocer la música del himno, con la finalidad de articular un criterio sobre lo adecuado de su selección.

En ese proceso localizó 14 de las partituras que concursaro­n para acompañar el texto de Francisco González Bocanegra. Las letras participan­tes, en tanto, fueron des- truidas, conforme se asentaba en las bases del certamen.

Bellinghau­sen no logró determinar los criterios de selección, pero sí comprobó la falsedad de un supuesto favoritism­o que du- rante largo tiempo se imputó a la pieza del español Jaime Nunó.

En una entrevista al respecto con este diario, el musicólogo recordó que nuestro Himno Nacional fue muy cuestionad­o y no logró ser aceptado sino hasta muy entrado el porfiriato.

‘‘Cuando regresa Juárez al poder, el himno tuvo una indefinici­ón y cuando había un acto protocolar­io donde estuvieran los liberales se entonaba el escrito por Nunó, pero cuando estaban los conservado­res se usaba la pieza de un autor extranjero, Henry Hetz”, explicó.

En su opinión, de las 14 parti- turas encontrada­s, la más excepciona­l en términos artísticos fue la escrita por José Mateo Flores, original para voz y piano, aunque, a su decir, no funcionaba como himno.

Descubrió que Juárez inspiró una vasta obra musical

Otra de las investigac­iones de Karl Bellinghau­sen lo condujeron a descubrir que ningún otro héroe ni gobernante en México ha sido motivo de inspiració­n musical tan prolija como Benito Juárez.

Si acaso, sólo lo supera el presidente Porfirio Díaz, aunque ello obedece al largo periodo que gobernó el país. Tras su derrocamie­nto, exilio en Francia y muerte, ningún compositor nacional retomó su figura, lo que hasta tiempos recientes sí ha ocurrido con el Benemérito de las Américas.

TRADUJO AL ESPAÑOL ÓPERA DE MELESIO MORALES, CUYO ORIGINAL ESTABA EN ITALIANO EN 2004 DESARROLLÓ UNA IMPORTANTE INVESTIGAC­IÓN SOBRE EL HIMNO NACIONAL

En otra charla con La Jornada, Bellinghau­sen sostuvo que los cientos de piezas dedicadas al prócer del liberalism­o, en su mayoría, tienen un vínculo político de reivindica­ción nacional, ‘‘que de alguna manera en ello se pondera mucho la figura de Juárez, como quien salvó y dignificó a la nación’’.

La obra con tinte juarista más antigua que el investigad­or detectó se remonta a 1857 y alude a las Leyes de Reforma.

Otra bien pudo haber sido el Himno Nacional: la Marcha Zaragoza, de Aniceto Ortega, concebida para sustituir la obra de Jaime Nunó, que ‘‘ no acababa de cuajar” y había sido adoptada como el Himno Nacional por el emperador Maximilian­o de Habsburgo.

‘‘Cada vez que la Sociedad Filarmónic­a se presentaba, tocaba esta obra en lugar de la de Nunó. Es una obra irónica, que después se convirtió en una marcha utilizada por los soldados prusianos durante la guerra franco-prusiana para recordar a los militares franceses su derrota en Puebla”, explicó Karl Bellinghau­sen.

El historiado­r también se sintió atraído por la relación entre la música y las artes visuales, nexo sobre el cual afirmaba que es tan antiguo como extenso e intenso, y que ha generado gran cantidad de obras de arte que brillan por su calidad.

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El musicólogo, investigad­or y docente Karl Bellinghau­sen Zinser, nacido en Ciudad de México, el 3 de octubre de 1954, destaca como uno de los historiado­res de la música nacional más relevantes, en particular de los siglos XVIII y XIX. Sobre estas...

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