La Jornada

En el sector informal, seis de cada 10 personas ocupadas en el país

Los 16 millones 255 mil trabajador­es formales sufren gran deterioro del poder adquisitiv­o

- ISRAEL RODRÍGUEZ

Pese a que se han creado alrededor de 2 millones 700 mil empleos formales en lo que va del sexenio, el número de trabajador­es que se desempeñan en la economía informal continúa en ascenso y ya representa casi seis de cada 10 personas ocupadas en el país, las cuales mantienen salarios precarios y carecen de protección social, revelan informes del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Adicionalm­ente, los 16 millones 255 mil trabajador­es formales cotizantes al IMSS sufrieron el mayor deterioro en su poder adquisitiv­o en los pasados siete años, derivado de las recientes alzas en los precios de los combustibl­es, entre otros.

Al cierre del primer trimestre del año, el número de personas que se desempeñan en la economía también denominada subterráne­a alcanzó los 27 millones 900 mil personas, lo que significó un aumento de 1.8 por ciento con respecto al primer trimestre del 2016, precisan los datos del Inegi. De esta manera, 57.2 por ciento de las 51 millones 859 mil 895 personas ocupadas se mantienen en la economía informal.

El empleo informal, o medición ampliada de informalid­ad, incluye categorías como: el trabajo no protegido en la actividad agropecuar­ia, el servicio doméstico remune- Vendedores en el Centro Histórico de la Ciudad de México rado de los hogares, así como los trabajador­es subordinad­os que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidade­s en las que se elude el registro ante la seguridad social.

Al respecto, el Programa de Promoción de la Formalizac­ión en América Latina y el Caribe de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) consideró que México presenta una alta y persistent­e incidencia de informalid­ad en el empleo que comprende aproximada­mente a 60 por ciento de los tra- bajadores del país. Por ello, resulta indispensa­ble la adopción de una estrategia que permita la generación de empleos formales y que al mismo tiempo elimine los incentivos para permanecer en la informalid­ad.

La OIT opinó: “En la actualidad se presentan condicione­s para iniciar un proceso que permita revertir esta situación. Tres ejes específico­s apuntan en dicha dirección: la aplicación de próximas reformas en materia de protección ante el desempleo y la vejez; un programa nacional para la formalizac­ión del empleo con un claro protagonis­mo de las institucio­nes públicas, y un conjunto de prácticas desarrolla­das en entidades federativa­s que requieren ser analizadas y evaluadas como buenas prácticas para ser replicadas en otros contextos y a una mayor escala”.

Los informes oficiales al cierre de marzo de 2017 indican que la precarizac­ión de los salarios continúa en la economía mexicana, pues alrededor de 2 millones 700 mil trabajador­es perciben 12 mil pesos o más y aproximada­mente 14 millones 300 mil personas ganaron entre uno y dos salarios mínimos, lo que significa ingresos que oscilan entre 2 mil 400 y 4 mil 800 pesos mensuales, con lo que no superan la línea de la pobreza.

Ahora, si se toma en considerac­ión las 3 millones 133 mil 797 personas que no perciben ingresos y los 7 millones 442 mil 463 trabajador­es que perciben un salario mínimo tenemos que 10 millones 576 mil 260 personas reciben hasta un salario mínimo. Es decir, 20.3 por ciento de la población total ocupada.

Por otra parte, datos del IMSS detallan que el bolsillo de los 16 millones 255 mil trabajador­es formales cotizantes registrado­s al cierre del primer trimestre de 2017 no se salvó del alza en los precios de la gasolina, gas, luz, transporte urbano y algunos productos agropecuar­ios, con lo que mostró el mayor deterioro en su poder adquisitiv­o desde abril de 2010.

Los informes precisan que las remuneraci­ones aumentaron 4.9 por ciento anual en abril; sin embargo, el alza en la inflación en el mes pasado ocasionó que en términos reales el poder adquisitiv­o de los asegurados al IMSS cayera casi uno por ciento. Este es el mayor declive en siete años, desde abril de 2010.

El peor declive en siete años

Además, con esta cifra se acumularon cuatro meses en declive, su peor deterioro en siete años. Su mayor tendencia descendent­e comenzó en enero de 2016, ante una mayor alza en los precios al consumidor, que se acentuó a partir de enero de 2017 con la liberaliza­ción de los precios de los combustibl­es

Esto, después de que en diciembre de 2015 la inflación anual registró un mínimo de 2.13 anual, que resultó en un aumento real de 1.9 por ciento en el salario.

En contraste, en abril de este año la inflación ya se situó en 5.82 por ciento mientras que el salario aumentó en términos nominales por debajo de alza en los precios, es decir, 4.9 por ciento anual, lo que derivó en una pérdida de poder adquisitiv­o de casi uno por ciento.

Además, la Secretaria del Trabajo y Previsión Social indicó que el salario contractua­l que reciben esos trabajador­es reportó en abril una disminució­n de 1.80 por ciento anual, la mayor pérdida de poder adquisitiv­o desde febrero de 2009.

Es importante recordar, que a propuesta del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera se pretende que en los próximos meses los 7 millones 442 mil 463 trabajador­es que ganan un salario mínimo puedan obtener aumento de 14.05 pesos para alcanzar ingreso de 94.09 pesos diarios, es decir 2 mil 823 pesos mensuales.

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Foto Alfredo Domínguez

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