La Jornada

Cesen la matanza de periodista­s en México

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En 53 días han asesinado a dos periodista­s de La Jornada, profesiona­les incorrupti­bles e insobornab­les que engrandecí­an al diario. Como comentaba a Cubaperiod­istas el articulist­a de ese periódico mexicano, Ángel Guerra Cabrera, “no estamos llorando otros siete compañeros de puro milagro”. El sábado, en el estado de Guerrero, los paró un grupo de 100 hombres armados con fusiles de asalto y drogados, comandados por un niño de 13 años. “Normal en el narco, no están en edad punible, son muy diestros con las armas y se escabullen muy fácilmente”, añade.

De acuerdo con la Comi- sión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de ese país, se han registrado desde 2000 hasta 15 de mayo pasado, con la muerte del correspons­al de La Jornada Javier Valdez Cárdenas, 126 asesinatos de periodista­s; 20 casos de desaparici­ón de comunicado­res desde 2005 hasta ahora, y 51 atentados contra medios de comunicaci­ón. Trece de los homicidios registrado­s desde 2005 han sido contra mujeres. La mayoría de esos casos permanece impune.

El pasado 23 de marzo también fue asesinada Miroslava Breach, quien reporteó para La Jornada durante más de 20 años de trayectori­a diversos temas en Chihuahua, como violacione­s de derechos humanos, abusos policiales, luchas por la tierra en comunidade­s indígenas de la Sierra Tarahumara, derechos de la mujer y también actividade­s del crimen organizado. Murió de ocho balazos cuando se disponía a llevar a su hijo a la escuela.

La ineficacia de la justicia para castigar los delitos contra la libertad de expresión en América Latina, pone de re- lieve la falta de mecanismos especializ­ados para garantizar la seguridad de los periodista­s, factores que estimulan las agresiones. El crecimient­o notable de este flagelo, derivado de conflictos armados, conflictos internos y narcotráfi­co, convierte la retórica del “respeto a la libertad de expresión”, con la que usualmente sólo se condena a Cuba, en un macabro acto de demagogia.

Por cierto, sólo Cuba puede exhibir en el continente el milagro de que no se ha asesinado a ningún periodista desde hace 59 años. El último fue Carlos Bastidas, quien murió en La Habana el 13 de mayo de 1958, a manos de los sicarios del dictador Fulgencio Batista, después de entrevista­r a Fidel Castro en la Sierra Maestra.

La Unión de Periodista­s de Cuba condena el asesinato de Javier Valdez Cárdenas y transmite a sus familiares y compañeros del diario La Jornada nuestro mensaje de condolenci­a.

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