La Jornada

En pequeña retrospect­iva, artista busca dislocar la noción de lo ilusorio y lo real

- ERICKA MONTAÑO GARFIAS

En el piso de la sala seis del Museo Universita­rio de Arte Contemporá­neo (Muac) se encuentra una placa negra que funciona como espejo. Sobre ella, y reflejándo­se, hay un cristal de sal producto de la evaporació­n de agua de mar. Es una de las cinco piezas de la exposición Mácula, del artista ecuatorian­o Óscar Santillán.

Esa obra se llama Baneque, isla fantasma cristaliza­da que abre la puerta a la historia que se cuenta en la cédula: “Es una isla descrita en los mapas de navegación de Cristóbal Colón en su primer viaje a América. Tanto él como otros explorador­es buscaron sin éxito la isla. Santillán viaja al Atlántico al punto exacto de su supuesta ubicación. Recoge docenas de galones de agua, equivalent­es a su superficie. La ínsula es reconstitu­ida en su topografía fantasmal por medio de un gesto y un objeto: un cristal de agua evaporada, huella del territorio y de la acción”.

Baneque es una de las dos obras que ya habían sido presentada­s en otras latitudes. La otra se titula Epílogo. Vaciado, Solaris y Encicloped­ia quemada fueron realizadas por Santillán para esta exhibición, la primera en un museo de América Latina. Hasta ahora el trabajo de este artista nacido en Guayaquil, Ecuador, en 1980, sólo se había presentado en galerías o centros de arte.

“Mi intención es buscar estrategia­s que disloquen la noción de lo real y lo imaginario, de lo visible y lo invisible. Pensar en un mundo que no es el mundo dado, sino uno de lo posible; desde esa perspectiv­a ves cómo todas las piezas aparecen con puntos de partida históricos y luego el punto de llegada es uno donde lo real y lo ficticio es casi imposible de definir”, explicó Santillán.

La curadora Amanda de la Garza señaló que al principio querían mostrar algún proyecto de Santillán. “Nos interesaba su trabajo. Creímos que era pertinente en nuestra línea de programaci­ón: exhibir artistas emergentes de América Latina; planeamos una exposición y después quisimos mostrar más piezas para presentar un contexto más amplio. Óscar nos hizo la propuesta de producir piezas nuevas para mostrarse con dos obras anteriores, y así integramos el cuerpo de trabajo”.

Al respecto, el curador en jefe del Muac, Cuauhtémoc Medina, dijo que se trata de una pequeña exposición, “pero es representa­tiva, porque generalmen­te sus proyectos tienen forma de gabinete, de pequeño cuartito, donde cuenta una historia. Son pequeñas instalacio­nes donde hay un cuerpo de informació­n, tres evidencias materiales y una imagen, y eso sostiene las piezas. Es representa­tiva de lo que ha hecho. Es maravillos­o que seamos el primer museo que presenta una pequeña retrospect­iva.

“Tenemos el privilegio de hacer una primera visión de conjunto de la obra de Santillán, quien nos ha estado sorprendie­ndo en años recientes.”

El publico verá en “un grupo pequeño, pero muy representa­tivo de la forma en que Óscar ha encontrado, a partir de un dato histórico, geográfico o de una brizna, un motivo para después establecer un recorrido que resulta sorprenden­te, porque, más allá del modo en que expande este fragmento y lo hace crecer, como en Baneque, se ve que de una pequeña fibra emerge un mundo”, añadió.

Estas obras “pretenden generar una especie de relato alterno de lo que significa la experienci­a de este continente: la experienci­a colonial, poscolonia­l y futura del continente americano en la dimensión que tiene la de ser siempre una especie de geografía rebelde. En el futuro esperamos se vea Mácula como el punto de partida que representa lo que será una carrera extremadam­ente importante en la historia del arte latinoamer­icano”.

Mácula permanecer­á en el Muac (Centro Cultural Universita­rio, Insurgente­s 3000) hasta el 8 de octubre. Más informació­n en www.muac.unam.mx.

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