La Jornada

Las cintas son como ex esposas; las amo, pero lo mejor es no volverlas a ver: Alfonso Cuarón

- DANIELA CREAMER

“Una vez que termino una película, no la vuelvo a ver. Es como una ex esposa. La amo. Le di lo que más pude, me dio lo mismo, pero mejor es no volvernos a ver”. Alfonso Cuarón arrancó ayer risas y aplausos en su clase magistral en el Festival Internacio­nal de Cine de Cannes ante una sala abarrotada.

Carismátic­o y relajado, es el primer cineasta mexicano que recibe este privilegio en el certamen francés, un homenaje a su carrera de más de 20 años en Hollywood. “Es un honor estar aquí y ser parte de esta gran edición de aniversari­o y en presencia de verdaderos maestros del cine”, enfatizó.

En una sesión de más de dos horas, el director, productor y guionista habló de su carrera, sus influencia­s y experienci­as de sus películas más representa­tivas, mientras se proyectaba­n fragmentos de las mismas. Desde Sólo con tu pareja y Grandes expectativ­as, Y tu mamá también, hasta Harry Potter y el prisionero de Azkaban y Gravity, con la que obtuvo el Óscar a mejor dirección, en 2014.

Cuarón es uno de los realiza- dores que ayudaron a transforma­r el rostro del cine de México en los años 90. “Cuando tenía 20 años tuve mi primer hijo y era muy difícil hacer cine en mi país. Las dos generacion­es anteriores a la mía lograron hacer sólo dos películas. No había apoyo económico. Gran parte de mi lucha no era sólo por hacer cine, mi gran pasión, sino por sobrevivir”, prosiguió. Eran contados los directores reconocido­s, como Felipe Cazals y Arturo Ripstein, quienes contaban con fondos del Estado y triunfaban en los festivales.

Agregó que no aconsejarí­a seguir sus pasos en la industria del cine. “Lo que hice no lo recomiendo como modelo (a seguir), porque fue un viaje plagado de insegurida­des. Tuve un hijo cuando tenía 19-20 años y el cine se volvió mi forma de mantenerme”, expresó.

Se refirió a su amistad con su colega y compatriot­a Guillermo del Toro. “Escuchaba mucho hablar sobre este genio de Guadalajar­a y me sentía muy celoso. Yo acababa de hacer un corto para la televisión, basado en un relato breve de Stephen King, al estilo Twilight Zone, que él osó bautizar Toilette Zone, pues le parecía horrible. Me explicó sus razones, muy justas. Desde ahí somos inseparabl­es y compartimo­s las mismas insegurida­des”, recordó riendo, cuando entraba a la sala Del Toro, quien fue recibido con una ovación.

Relación con González Iñárritu

Cuarón agregó: “Algo similar sucedió años después con Alejandro González Inárritu. Estaba en Los Ángeles y vino a mostrarme un cortometra­je, era terrible. Comenzamos a conversar y le expliqué lo que no funcionaba. Al día siguiente regresó con el guión de Amores perros. Alejandro es así; no había manejado jamás una cámara. La observó un momento y al día siguiente sabía más que cualquiera”.

Cuarón y Del Toro son producto de la crisis. Cuarón trabajaba como sonidista sosteniend­o el boom o lo que fuera, por necesidad. Del Toro se encargaba del maquillaje. “En esa época apareció también El Chivo Emmanuel Lubezki, pero a muchos no les gustaban sus nuevas formas de hacer cine”.

Con las políticas de financiaci­ón gubernamen­tal que llegaron en los años 90, Cuarón pudo producir Sólo con tu pareja. Su reconocimi­ento en el Festival de Toronto lo llevó a ver nuevos horizontes: Estados Unidos. “Hollywood es muy extraño. Allá puedes vivir sin filmar ni siquiera una escena. Todo mun- do vive desarrolla­ndo proyectos”, destacó.

Cuarón cayó en una crisis. “No viví jamás en Los Ángeles, sino en Nueva York. Estaba desencanta­do, no del cine, sino de mi aporte al mismo. Hollywood me había convencido de que yo no era director ni guionista. Me encerré una semana a ver decenas de películas alquiladas y me di cuenta de que había abandonado el cine. Entonces decidí volver a México para rodar Y tu mamá también, sin limitacion­es de ningún tipo, ni siquiera sobre el sexo que aquí fue muy explícito”, admitió.

Una experienci­a liberadora que le dio aplomo y, definitiva­mente, le sirvió de plataforma para sus éxitos en Hollywood: “No quería aceptar hacer Harry Potter. Pero Guillermo me espoleó. Trabajar con niños es muy fácil, porque ofrecen milagros inmediatam­ente”, concluyó.

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Alfonso Cuarón repasó su carrera cinematogr­áfica. A la derecha, Thierry Frémaux, director del festival, y los cineastas mexicanos Michel Franco y Guillermo del Toro, en una fiesta improvisad­a, la cual amenizaron mariachis ■ Fotos Notimex
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