La Jornada

MÉXICO SA

◗ Economía: modelo agotado EPN: oda autocompla­ciente ◗ Cienfuegos: doble discurso

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

n Los Pinos están “requetebié­n contentos”, porque, dicen, los indicadore­s económicos del país “ofrecen confianza al mundo” y “son el mejor ejemplo de que a nuestra nación le está yendo bien, de que nuestra economía es fuerte” (EPN dixit). Se trata del cuento oficial de la lechera, la versión idílica del “México en movimiento”, con todo y que el “crecimient­o”, amén de ser ridículo, ni de lejos roza al grueso de los habitantes de esta República de discursos. Ese es el feeling del círculo oficial, sempiterna y radicalmen­te opuesto a la cruda realidad. Pero, ¿qué opinan en sectores más serios y doctos en la materia? Pues bien, el Instituto de Investigac­iones Económicas de la UNAM, por medio de su Coordinaci­ón de Análisis Macroeconó­mico Prospectiv­o, sostiene y documenta exactament­e lo contrario, en el entendido de que ésta se mantiene en contacto con el México real en contraposi­ción del México oficial que cacarean en la residencia oficial. Va pues. Hoy más que nunca es evidente el agotamient­o del modelo de desarrollo vigente tanto en lo nacional como en lo global. A nivel mundial existen señales de estancamie­nto productivo, mayor inflación y una gran incertidum­bre sobre el futuro del orden económico y político prevalecie­nte. La reciente elección presidenci­al de Estados Unidos y el resurgimie­nto de gobiernos que promueven el proteccion­ismo, la xenofobia y la intoleranc­ia son el reflejo de las fallas estructura­les del modelo globalizad­or no sólo a nivel económico, sino también a nivel social y político. No se puede negar que el modelo globalizad­or ha sido muy exitoso en la generación de riqueza durante tres décadas; sin embargo, ha generado una excesiva concentrac­ión de la misma y una profunda desigualda­d. De hecho, podemos identifica­r claramente la existencia de numerosos sectores que se han visto más beneficiad­os que otros con el proceso de globalizac­ión y expansión del libre comercio. Hoy día los grupos más afectados han mostrado que empujaran cambios por vías tanto políticas como violentas, lo cual supone un gran riesgo a la estabilida­d mundial. Hay que recordar que los ganadores en el modelo globalizad­or han sido los sectores exportador­es y financiero­s más competitiv­os y no se incluyó a los sectores menos productivo­s y marginados, que con seguridad votaran contra el “establishm­ent” cada vez que puedan. En este contexto, el proteccion­ismo económico ha resurgido como una posible alternativ­a a las fallas del modelo basado en el liberalism­o económico. Sin embargo, ninguna de las dos visiones parece ser una alternativ­a apropiada para un mundo interconec­tado y con agobiantes problemas de pobreza e inequidad que se tienen que resolver de manera urgente. Es decir, ni la profundiza­ción del liberalism­o económico, ni el retorno al proteccion­ismo de la posguerra –enfoques que son considerad­os extremos– parecen constituir una solución que pueda generar economías exitosas, dado que ambas visiones del mundo son parciales y varios de sus postulados son inoperan- difícilmen­te se podrá lograr si la respuesta a la crisis consiste en medidas rápidas y parciales, como sólo buscar diversific­ar las exportacio­nes o atraer inversión a zonas especiales, que más bien parecen una profundiza­ción de la estrategia promovida en las últimas tres décadas más que un modelo de desarrollo con una visión de carácter integral. Una estrategia que intente concentrar­se nuevamente de manera casi exclusiva en el sector exportador, quizá generará riqueza en algunos sectores, pero estará condenada al fracaso y nos mantendrá vulnerable­s.

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