La Jornada

El socialista Lenín Moreno toma posesión de la presidenci­a en Ecuador

- REUTERS QUITO.

El socialista Lenín Moreno asumió este miércoles la presidenci­a de Ecuador con la promesa de mantener los planes sociales que sacaron a millones de la pobreza y la economía ligada al dólar que instauró hace una década su antecesor, Rafael Correa, pero con un estilo mucho más conciliado­r con los distintos sectores.

El administra­dor, de 64 años, ganó la presidenci­a en una disputada segunda vuelta, respaldado por el trabajo y carisma de Correa, su aliado político.

“Soy el presidente de todos. Trabajaré para que nadie se quede atrás”, dijo Moreno en su silla de ruedas tras prestar juramento en un acto celebrado en la Asamblea Nacional.

Moreno dijo que continuará luchando por los pobres con un plan social integral para niños, jóvenes y adultos mayores, que incluye educación, servicios de salud y vivienda gratuitas y nuevos subsidios directos, con el fin de erradicar la pobreza extrema.

También prometió un cambio de estilo basado en el diálogo y una apertura al sector privado, en contraste con el modelo de su antecesor.

Reconoció que estaba “asustado por el reto”, lo que dio un toque de humor a su discurso, que, reconoce, ha sido la terapia para el dolor que le provoca su paraplejia.

A los medios de comunicaci­ón, uno de los sectores más cuestionad­os por Correa, les ofreció una relación “fresca, fluida y dialogante” y pidió correspons­abilidad a la oposición y a todos los sectores para impulsar los cambios.

Moreno tendrá que lidiar con una economía dolarizada que se contrajo el año pasado, con una alta demanda de empleo y fuertes denuncias de corrupción que involucran a funcionari­os del gobierno saliente. La deuda pública durante la década de Correa en el poder se incrementó 160 por ciento.

Prometió volver su atención a los sectores agrícola y turístico para sostener el modelo de dolarizaci­ón, para lo cual dará crédito barato, modernizac­ión de infraestru­ctura y mejores condicione­s para su desarrollo.

Con los inversioni­stas y acreedores el acercamien­to será para mejorar las condicione­s de plazos e intereses de la deuda externa y transforma­r la relación con las trasnacion­ales para que cumplan “su obligacion­es ambientale­s, laborales y de derechos humanos”.

La política exterior estará marcada por un impulso a los procesos de integració­n regional y el país continuará siendo anfitrión de los diálogos de paz entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional.

Sobre su prometida cruzada contra la corrupción, Moreno dijo que luchará contra la “de ahora, de ayer y la que podría venir”. Para ello integrará una comisión con asistencia de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, que le ayude a aplicar medidas para reducir este delito.

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