LOS ASESINOS DE LA VERDAD
Queridas y queridos periodistas que se atreven a investigar y se arriesgan para darnos información sobre lo que pasa en México: me solidarizo con ustedes ante la tremenda impunidad que se vive en nuestro país.
La muerte de Javier Valdez y de tantos otros periodistas que osaron penetrar en las entrañas de la mafia, no sólo del crimen organizado, sino de los tres niveles de gobierno, debe ser un grito unánime de la sociedad que acompañe su lucha. Tristemente, hasta ahora no ha sido el caso. Lo anterior tiene como consecuencia que este maravilloso país se nos vaya de las manos, que lo vendan a quien dé más, que nos gobiernen corruptos e ineptos políticos que saben que robar, traicionar y matar no tiene consecuencias.
Hay muchas formas de manifestar nuestro enojo e indignación, como la exigencia de justicia de los periodistas y organizaciones sociales unificados, junto con los dueños de los medios, la prensa internacional, las embajadas y de cada uno de nosotros.
Una acción concreta que dolería a los asesinos de la verdad sería –estoy convencida de ello– que salga a la luz pública las investigaciones que estaban realizando y por las que fueron asesinados Javier Valdez y los demás periodistas, ya no en un medio local, sino dándole cobertura nacional e internacional. De esa forma tendría consecuencias para los asesinos de la verdad, porque lo que se quería callar tiene un eco que resuena más ampliamente y que presionará para la búsqueda de la justicia. Con mis condolencias y solidaridad siempre.