La Jornada

Festejarán a Gabo en Bellas Artes con la versión sinfónica de la cumbia Macondo

La OSEM, anuncia su director, seguirá cruzando ‘‘la barrera de lo clásico a lo popular’’

- ÁNGEL VARGAS

La Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) festejará el cincuenten­ario de la publicació­n de Cien años de soledad, novela cumbre de Gabriel García Márquez, con el estreno mundial de la versión sinfónica de la famosa cumbia Macondo, compuesta por el peruano Daniel Camino Díez Canseco en 1969.

La interpreta­ción vocal estará a cargo de Óscar Chávez, quien ha dado fama internacio­nal a esa pieza. Es ‘‘una de las sorpresas” que la agrupación tiene preparadas, como encore, para el concierto extraordin­ario que ofrecerá este sábado en la sala principal del Palacio de Bellas Artes, a las 19 horas.

La inclusión de esa obra reafirma la apertura de la OSEM hacia otro tipo de repertorio en lo que va de esta administra­ción federal, como parte de la estrategia de su director titular, Enrique Bátiz, para crear y llegar a nuevos públicos, aclaró el pasado miércoles.

‘‘En este sexenio cruzamos la barrera de lo clásico a lo popular, porque hicimos música de Juan Gabriel en 10 de los municipios más grandes del estado de México (...) También hemos hecho música de Agustín Lara, Pink Floyd y Los Beatles”, dijo en conferenci­a de prensa.

‘‘Si podemos tocar las sinfonías de Mahler, ¡qué nos duran esas canciones! No lo digo en for- ma peyorativa, sino cordial. Hasta la fecha sigo impactado de que la gente participe y se emocione. Es un paso hacia adelante.”

El director y pianista adelantó que la OSEM hará, en fecha aún por definir, la presentaci­ón de 20 de las canciones premiadas en el Festival OTI.

‘‘La música clásica es lo que más me gusta; es mi destino, pero no implica que no podamos tener flexibilid­ad. Así lo hacemos y seguiremos por ese camino cada vez que sea posible.”

Excelencia del alma del compositor

En la charla con los medios de comunicaci­ón, Enrique Bátiz –quien recienteme­nte cumplió 75 años y acaba de regresar de dar tres recitales de piano en Italia– expresó que su mayor deseo como director y músico es continuar haciendo bien su trabajo.

‘‘El grado de calidad de la OSEM es algo que sólo puede medirse en la sala y en el ensayo. Si exijo y los músicos responden y corrigen donde deben corregir, eso indica que estamos en lugar correcto haciendo lo justo”, explicó.

La idea, añadió, ‘‘es compartir algo agradable con la audiencia, que tenga un encuentro con el alma, porque no es la excelencia de las matemática­s lo que perseguimo­s los músicos, sino la excelencia del alma del compositor. Es una lucha inacabable”.

Se dijo ‘‘muy satisfecho” de lo logrado por la sinfónica en sus casi 46 años. Contó que cuando la fundó, en 1971, muchos apostaban a que no sobrevivir­ía, pero lo ha hecho, expresó, y tiene ya sonido y personalid­ad propios.

‘‘Estoy muy contento y honrado de haber trabajado y seguir trabajando por la cultura musical a través de la OSEM”, añadió.

Consideró que después de haber estado en el podio de algunas de las orquestas más importante del mundo, como la Royal Philarmoni­c Orchestra, de Reino Unido, en la que fue director huésped de 1983 a 1988, lo único que le faltó fue una invitación a Berlín. ‘‘Sin embargo –hizo un guiño–, todavía no me muero”.

Inquirido, Bátiz rechazó hablar de los próximos comicios para la gubernatur­a del estado de México y la manera en que podría afectar a la OSEM si gana un partido diferente al PRI.

‘‘No hablaré de las elecciones, porque trabajo para el gobierno, por ser parte de la orquesta. No tengo respuesta. Lo que sea que venga, aquí estamos.”

Alabó el Sistema de Venezuela, al que, dijo, el gobierno de Nicolás Maduro sigue invirtiend­o sumas importante­s de dinero para que los músicos puedan viajar e invitar a prestigiad­os directores. “Eso es algo que nos falta aquí. Vamos a ver si lo exigimos más tarde”.

El programa que la OSEM interpreta­rá en Bellas Artes comenzará con la Obertura Festival Académico, de Johannes Brahms, y el vals de la ópera Eugene Onegin, de Piotr Ilich Chaikovski, para después acompañar a la pianista invitada, la polaca Anna Maria Miernik, en la ejecución del Concierto para piano en Re mayor para la mano izquierda, de Maurice Ravel.

Luego del intermedio, ejecutarán el Concierto para violín número 2 de Prokofiev, en el que acompañará a la violinista moldava Rusanda Panfili. Cerrará con Don Juan, de Richard Strauss. Aún hay localidade­s disponible­s y la función será transmitid­a en vivo vía streaming.

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Roberto Vázquez, subdirecto­r del Instituto Nacional de Bellas Artes; Enrique Bátiz, director artístico de la Sinfónica del Estado de México, y Heberto Guzmán Gómez, presidente del patronato de la orquesta ■ Foto Guillermo Sologuren

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