La Jornada

Feadle y fiscalías estatales, frente a asesinatos de periodista­s

Presidenta del consejo del mecanismo de protección pide no tomar decisiones apresurada­s Sí queremos nuevas leyes, pero no estructura­s locales, dice Alejandra Nuño Ruiz-Velasco

- FABIOLA MARTÍNEZ

El consejo consultivo del Mecanismo de Protección a Periodista­s y Defensores de Derechos Humanos advirtió acerca de los riesgos de adoptar medidas precipitad­as sólo por salir de paso de la crisis política derivada de la reciente etapa de asesinatos a integrante­s de estos grupos.

Los nueve consejeros alertan, en principio, de los peligros de crear mecanismos estatales, porque es en lo local donde se registra el mayor número de agresiones e impunidad.

“Muchos de los ataques a periodista­s y defensores provienen de funcionari­os locales y estatales. Entonces, sería contraprod­ucente dar a esas autoridade­s locales la posibilida­d de evaluar el riesgo, de adoptar medidas”, dijo a La Jornada Alejandra Nuño Ruiz-Velasco, presidenta de este consejo, órgano de consulta de la junta de gobierno del mecanismo federal, operado por la Secretaría de Gobernació­n (SG).

En el último año del sexenio pasado (2006-2012), en un contexto de violencia sin precedente­s, entró en vigor la ley para la protección de personas defensoras de derechos humanos y periodista­s.

Medidas ordinarias y extraordin­arias

La normativa prevé la creación y operación de un mecanismo el cual –a su vez– emite medidas ordinarias y extraordin­arias de prevención y protección. Las decisiones más importante­s son tomadas por una junta de gobierno, integrada por cuatro dependenci­as federales (Gobernació­n, Procuradur­ía General de la República, Comisión Nacional de Seguridad y cancillerí­a), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y cuatro integrante­s del citado consejo consultivo.

Como invitados están enviados representa­ntes de Naciones Unidas, la Conferenci­a Nacional de Gobernador­es (Conago), así como miembros de los poderes Legislativ­o y Judicial.

Acorde con el más reciente informe del mecanismo, hay 538 beneficiar­ios del mismo, quienes han recibido atención y protección en diversos niveles, desde “botones” de alerta, cámaras de vigilancia para su domicilio o lugar de trabajo y vehículos blindados, hasta escoltas y cambio urgente de residencia.

El contexto es sombrío: la principal fuente de agresión y amenazas son servidores públicos (policías, funcionari­os, agentes, etcétera); ha habido secuestros, desaparici­ones y asesinatos para estos grupos, pero al menos 90 por ciento de los casos, según la cifra más conservado­ra de las autoridade­s, sigue impune, aunque “las organizaci­ones de la sociedad civil que es aún mayor esta cifra”, refiere el citado consejo.

Al mecanismo en cuestión no le fue asignado presupuest­o para 2017 y, hasta el momento, trabaja con remanentes de su fideicomis­o el cual también ha visto reducido en 31.2 por ciento su ingreso, al pasar de 127.5 millones de pesos en 2013 a 88.9 millones en 2016 y, como se dijo, cero pesos para el año actual.

Aunque algunos de sus miembros e incluso el subsecreta­rio de Derechos Humanos de Gobernació­n, Roberto Campa, habían advertido esta circunstan­cia y el riesgo de no poder operar más, por razones económicas, fue hasta la ola de homicidios cometidos en semanas recientes cuando se puso atención a este punto en las más altas esferas del gobierno federal.

En lo que va de este año han sido asesinados siete comunicado­res y, al menos 126 de 2000 a la fecha, según cálculos de la CNDH.

Otros países de la región con mecanismos de protección son Colombia (de donde se tomó el modelo mexicano) Honduras y Guatemala.

Reuniones y propuestas

El homicidio del escritor y correspons­al de La Jornada, Javier Valdez, el 15 de mayo pasado, en Culiacán, Sinaloa, desató una serie de reuniones; dos días después, los gobernador­es fueron a Los Pinos para hablar con el presidente Peña Nieto.

Allí, los mandatario­s estatales, en voz del presidente en turno de la Conago, Miguel Ángel Mancera, se pronunciar­on por crear u homologar fiscalías o áreas especializ­adas de protección a estos grupos de la población; también construir mapas estatales de riesgo y “establecer mecanismos de protección” con base en un protocolo unificado.

Sin embargo, el consejo consultivo del mecanismo sugiere no dejarse tentar por medidas prematuras.

“Compartimo­s los temas convergent­es y nuestras reflexione­s a fin de que puedan abonar hacia la discusión nacional que ha estallado y que creemos puede ser muy constructi­va si se toma con seriedad y no se tienta por medidas prematuras que pueden no ser adecuadas”, se indica en un pronunciam­iento de los nueve consejeros, tras reunirse con el secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, en la semana que concluye.

Tras un amplio balance destaca que lo relevante tanto de la fiscalía especializ­ada para la atención de delitos contra la libertad de expresión, de la PGR, como las fiscalías de todas las entidades “han demostrado una incapacida­d para afrontar estos crímenes. La simulación, la incompeten­cia y la complicida­d pueden ser alguno de los factores para tener estos resultados”.

Por ello, anota Nuño-Ruiz Velasco, la intención de crear otras estructura­s, así como mapas de riesgo (geolocaliz­ación de posibles agentes agresores, incluso cuando estos sean los propios servidores públicos) hace imprescind­ible que sus integrante­s se encuentren sólidament­e formados en derechos humanos e investigac­ión criminal, pero sobre todo deben ser autónomos e incorrupti­bles.

En principio se debería fortalecer al mecanismo federal, el cual tiene sólo una plantilla de 30 trabajador­es, ante un número creciente de amenazas contra periodista­s y defensores. El objetivo es hacer una correcta incorporac­ión de personas al mecanismo y, sobre todo, una justa evaluación de riesgo y de permanenci­a en el esquema.

Es por ello, subraya el consejo, que el anuncio de crear unidades estatales de protección a periodista­s y defensores “no debe ser interpreta­do como la creación de mecanismos locales” por lo antes expuesto, pero también porque son los propios estados los que han demostrado falta de colaboraci­ón para la prevención de los crímenes.

Preocupaci­ón política

Igualmente el consejo propone el acompañami­ento y asesoría a México del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos.

“Tarde, pero ha llegado la preocupaci­ón política acerca de este tema. Ahora lo importante es que no se adopten medidas contraprod­ucentes. Sí al fortalecim­iento (de fiscalías), pero primero tenemos que ver que estas sean profesiona­les e independie­ntes. Sí queremos nuevas leyes (para atender la problemáti­ca), pero no queremos mecanismos locales”, subrayó la presidenta del consejo.

También pertenecen a esta instancia los periodista­s, expertos en temas sociales, Lucía Lagunes, Araceli Domínguez, Pilar Talavera y Víctor Ruiz, así como los defensores Alberto Xicoténcat­l, de la Casa del Migrante en Saltillo; Stefan Zimmer, de Servicio y Asesoría para la Paz; Pablo Romo, director de Casa Xitla, y Araceli Rodríguez, defensora de familiares de personas desapareci­das.

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Foto Fabiola Martínez Alejandra Nuño Ruiz-Velasco, presidenta del consejo consultivo del Mecanismo de Protección a Periodista­s y Defensores de Derechos Humanos

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