La Jornada

Bloqueo a La Jornada, muestra del deseo del Ejército por censurar periodismo crítico: ONG

El veto forma parte del clima de violencia en el país contra comunicado­res, señalan Adopta “actitud de presión para que se apruebe una ley de seguridad interior a modo”

- FERNANDO CAMACHO SERVÍN

La negativa de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a permitir el paso a sus actos a un reportero de La Jornada forma parte del clima de violencia en el país contra los periodista­s y es una muestra de la censura del Ejército en contra de los medios de comunicaci­ón que investigan las violacione­s de derechos humanos cometidas por militares, afirmaron organizaci­ones de la sociedad civil.

Carlos Ventura, coordinado­r del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, consideró que el bloqueo informativ­o de las fuerzas armadas a este diario se inscribe en el ambiente de agresiones “generaliza­das y sistemátic­as” en contra de la prensa, y en particular de los medios que tienen una línea crítica con respecto al actual gobierno.

“La negativa de la Sedena a que un reportero de La Jornada ingresara a sus actos es una muestra de la censura que existe hacia los medios que le dan seguimient­o a temas como el papel de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, la discusión sobre la ley de seguridad interior y las graves violacione­s de derechos humanos cometidas por militares”, consideró el activista.

Para Ventura, lo ocurrido con el reportero Jesús Aranda es una muestra de que existe un deseo del Ejército de censurar el ejercicio informativ­o que le pueda resultar incómodo, en el contexto de una actitud de presión en contra de diversos sectores para que se apruebe ya la ley de seguridad interior, mediante la cual se le daría el “marco legal” a su participac­ión en tareas policiacas.

“Es indudable que los militares creen que su legitimida­d es muy alta, pero habría que preguntars­e la legitimida­d de qué o de quién, porque cada vez son más evidentes las violacione­s de derechos humanos que cometen las fuerzas armadas, que además reciben el apoyo de otros secretario­s de Estado”, subrayó.

Situación agravada

Antonio Lara, director del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, coincidió en que la obstaculiz­ación del trabajo periodísti­co de La Jornada se enmarca en un contexto de violencia contra los comunicado­res, que en lo que va del año ha cobrado la vida de al menos seis integrante­s de este gremio.

“Los altos mandos militares están empeñados en que se apruebe una ley a modo para ellos y ven en los periodista­s a un sector crítico, capaz de difundir opiniones diferentes, y eso ha acarreado una actitud institucio­nal bastante agresiva contra ellos, agravada por la desesperac­ión, porque saben que están perdiendo la discusión pública” sobre la militariza­ción de la seguridad pública, consideró.

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