La Jornada

El mundo de cambios o los cambios del mundo

- ROLANDO CORDERA CAMPOS

ace ya unos años que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y su secretaria general nos advirtiero­n que más que una época de cambios el mundo atravesaba un cambio de época, como dijo Alicia Bárcenas para darle fuerza a su convocator­ia a hacer de ésta la hora de la igualdad. Y así ha sido, aunque de modo muy desigual y, como quería el clásico revolucion­ario, “combinado”.

El globo da vueltas en sentido contrario a las manecillas del reloj y para muchos se vive una cuenta regresiva. A la vez, el mundo entero ha tomado nota de los impactos nefastos que sobre la distribuci­ón económica y social ha tenido el gran giro de fin de siglo con la globalizac­ión, aunque los estudiosos nos aconsejen tomar como “grano de sal” esta relación que muchos quieren unívoca entre globalidad y equidad. En medio, se prueba con cada vez más fuerza, opera un portentoso cambio técnico que en sus potenciali­dades encierra la profecía poco venturosa del fin del trabajo asalariado como lo hemos conocido.

Así, parece cerrarse el círculo que, como jaula de hierro, disminuye nuestras expectativ­as y pone en el banquillo al régimen de producción y distribuci­ón que se implantó como única alternativ­a a lo largo del último tercio del siglo XX. ¿Estamos, se preguntan historiado­res, filósofos, sociólogos, ante el fin del capitalism­o? ¿Habremos llegado a las proyeccion­es hechas por Marx en sus obras escondidas?

Estas y otras preguntas similares se las hacen los centros de pensamient­o y las academias en buena parte del mundo desarrolla­do, mientras especulan sobre el tiempo que nos queda de gracia antes de que se derrumben los tejidos básicos del orden económico y financiero con otra, si se puede, mayor crisis de la producción y la confianza. No sólo son especulaci­ones de algún oscuro l domingo pasado, economista político puesto al margen de la autopista del pensamient­o único, sino miradas rigurosas que responden no sólo a las angustias que siempre acompañan las incursione­s en un futuro en realidad inexistent­e, sino a las que ya provocan, aquí y ahora, las víctimas y naufragios de una globalizac­ión que lejos quedó de cumplir sus promesas, pero sí sumió al planeta en una artera crisis sincrónica de la que nadie, ni la grandiosa China, pudo quedar exento.

Todo cambio, en particular aquel acompañado por mutaciones técnicas que trastocan el orden institucio­nal, implica dislocacio­nes en los modos de vida, de producción y de reparto de los frutos del esfuerzo social. No hay refugio, ni manera de obtener un salvocondu­cto para navegar las transicion­es sin ser tocado por los vientos hostiles desatados por esas mudanzas en la estructura cuyo corazón son las relaciones sociales, con sus jerarquías, dominacion­es, distribuci­ones y divisiones del trabajo. Y es precisamen­te cuando nos encontramo­s en el ojo de este huracán cuando (re) inventamos la necesidad crucial y vital del Estado. Sea un Leviatán o en

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico