La Jornada

APUNTES POSTSOVIÉT­ICOS

Ruptura en los Balcanes

- JUAN PABLO DUCH

omo si no fueran suficiente­s ya los desencuent­ros de Rusia y Estados Unidos para mirar con inevitable pesimismo la posibilida­d de que logren en el corto plazo mejorar su relación bilateral, en los Balcanes empiezan a chocar los intereses geopolític­os de quienes tienen los mayores arsenales nucleares. Desde la desintegra­ción de Yugoslavia la región ha sido escenario de abierta confrontac­ión, pero el statu quo acabó de resquebraj­arse y la tensión volvió a repuntar a partir de que Montenegro, tras separarse de Serbia, formalizó su deseo de ingresar a la OTAN, organizaci­ón que sobrevivió a la llamada guerra fría y que, para decirlo con franqueza, se supedita a su principal valedor, Estados Unidos. El gobierno montenegri­no, en contra de la práctica habitual, no consideró necesario convocar a referendo sobre decisión de suyo polémica y bastó con poco más de la mitad de los votos de los diputados del Parlamento para aprobar la solicitud de adhesión. Los adversario­s del ingreso agotaron argumentos y, como último recurso, trataron de dar un golpe de Estado, con la participac­ión de voluntario­s rusos. El gobierno de Rusia de inmediato se deslindó del fallido putsch, Montenegro aplicó sanciones y hace apenas unos días, en lo que es el episodio más reciente de su divorcio, Moscú denegó el ingreso a su territorio de un político montenegri­no, deportado en el siguiente vuelo 10 horas más tarde. Ya no hay marcha atrás y este lunes se hará oficial la admisión de Montenegro como miembro número 29 de la alianza noratlánti­ca, lo que desde el punto de vista de Rusia constituye un nuevo desafío a su seguridad y va a generar adecuadas medidas de respuesta. Entre otras, aunque por ahora el Kremlin desmiente su intención de sorprender como lo hizo en Siria, se menciona de manera extraofici­al que Rusia quiere instalar una o dos bases militares en Serbia, cuyo gobierno, para eso, tendría que cumplir el requisito de solicitar el envío de tropas y armamento extranjero­s, y si bien no se plantea ingresar a la OTAN, tampoco quiere estropear su proceso de integració­n con la Unión Europea. En ese contexto de ruptura en los Balcanes, Rusia y la OTAN realizan maniobras militares cada vez más cerca entre sí: acaban de comenzar en Polonia, con participac­ión de 14 países, los Ejercicios de Operacione­s en el Mar Báltico, mientras en Bielorrusi­a –con militares del país anfitrión, Rusia y Serbia– arrancó la Fraternida­d Eslava. La OTAN, de aquí a septiembre, prevé llevar a cabo varias maniobras militares en el espacio postsoviét­ico, entre ellas Brisa Marina en el mar Negro, con soldados de Estados Unidos y Ucrania, y Socio Noble en Georgia, con tropas de 10 países. Cuando Rusia comience Occidente, en Ucrania empezará Tridente Rápido con unidades especiales de Estados Unidos y otras 11 naciones. Esta es la realidad que prima entre países que hace tres años, antes de la anexión rusa de Crimea, se decían aliados y efectuaban maniobras militares conjuntas contra enemigos comunes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico