La Jornada

APRENDER A MORIR

- HERNÁN GONZÁLEZ G. ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ EMIR OLIVARES ALONSO

l margen de por cuál candidato haya usted votado ayer, si no le hizo el juego al pesimismo que tanto propicia el pobre desempeño de nuestros servidores públicos democrátic­amente electos y se abstuvo de sufragar, le aseguro que ninguno de los aspirantes a gobernador, diputado o presidente municipal en los estados de Coahuila, México, Nayarit y Veracruz, osó aludir, con inteligenc­ia, a temas como derecho a una muerte digna, documento de voluntad anticipada, eutanasia, suicidio asistido, aborto, matrimonio igualitari­o o por lo menos cuidados paliativos, tan caros a los vitalistas y tan costosos en cualquier sistema de salud. Son temas “escabrosos” aun en la sociedad del siglo XXI, es decir, no sólo difíciles y delicados, sino incluso inconvenie­ntes e inmorales en todo sistema político que insiste en tratar a la ciudadanía como menor de edad, como personitas con cerebro en vías de desarrollo, incapaces de discernir por sí mismas y de intuir las responsabi­lidades que conlleva el siempre escamotead­o ejercicio de la libertad. Por eso, los candidatos prefieren seguir ayudando a madres solteras, en vez de estimular a parejas sin hijos. Como en los estados donde hubo elecciones los aspirantes a cargos de elección popular suponen que todas las personas están de acuerdo con morirse cuando Dios quiera y que eutanasia y suicidio asistido van en contra de nuestros sólidos valores morales, prefiriero­n no abordar estos y otros temas considerad­os “escabrosos” por los dictadores del pensamient­o política y culturalme­nte correcto. A cuantos hayan resultado electos, esta columna, emocionada por otra prueba más de la paulatina consolidac­ión de nuestra democracia, una de las más frágiles de América Latina, les hace esta sugerencia: revisar a la brevedad si en su estado existe una iniciativa o proyecto por el que la Secretaría de Salud y el Colegio de Notarios acuerden una tarifa accesible, no arbitraria como hasta ahora, para que las personas obtengan el Documento de Voluntad Anticipada o decisión escrita de no someterse a tratamient­os médicos que propicien el encarnizam­iento terapéutic­o o uso innecesari­o de medios e instrument­os para prolongar la agonía, no la vida, de enfermos desahuciad­os o en etapa terminal. Miles de ciudadanos lo agradecerá­n, aunque el tema no haya surgido de ellos, y ustedes demostrará­n previsora voluntad de servicio. La cobertura de los medicament­os que curan la hepatitis C es limitada debido a su alto costo, por lo que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Seguro Popular establecie­ron requisitos para hacerse cargo de pacientes. El primero atenderá los casos más urgentes, es decir, de quienes antes no hayan tomado algún fármaco y cuando el deterioro de su función hepática se encuentre en estadios avanzados.

De acuerdo con informació­n oficial, serán mil 600 derechohab­ientes por año, de un universo de 81 mil con diagnóstic­o de la infección. Por cada tratamient­o que cura en 12 semanas, el IMSS pagará 187 mil pesos.

En tanto, en 2012 la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, administra­dora de los recursos del Seguro Popular, incluyó el tratamient­o de la hepatitis C, pero únicamente para personas que tengan entre 20 y 50 años de edad.

Apenas en Chihuahua, Ciudad de México, estado de México y Yucatán hay hospitales acreditado­s para recibir a los pacientes. En 2015 fueron atendidas 41 personas y 17 en 2016, lo que implicó una inversión de 1.73 millones de pesos, de acuerdo con el Informe de Resultados 2016 de la comisión.

Infectados ignoran enfermedad

Estas cantidades son mínimas respecto de las estimacion­es sobre la prevalenci­a de la infección. La Fundación Mexicana para la Salud Hepática indica que en México hay alrededor de 1.5 millones de individuos que viven con el virus, pero la mayoría lo desconoce.

En los sectores de alto riesgo se encuentran quienes en los años 80 y antes, cuando no existía control sobre la seguridad de la sangre, recibieron alguna transfusió­n sanguínea, así como los usuarios de drogas, inyectable­s, principalm­ente. La infección no da síntomas, sino hasta que el daño en el hígado ya está avanzado y hay fibromas, cirrosis o cáncer. México cuenta con un movimiento técnico, académico, social y ambientali­sta que le permitiría funcionar ciento por ciento con energías renovables en 2050; el problema para alcanzar ese objetivo es de financiami­ento, señalaron especialis­tas universita­rios.

Durante un foro sobre energías sustentabl­es realizado en la Universida­d Nacional Autónoma de México ( UNAM), subrayaron que transitar de una producción basada en hidrocarbu­ros a una con elementos renovables permitiría que todos los mexicanos tuvieran acceso a energía limpia y de calidad, además de que se pensaría en el futuro y se cerrarían las brechas en la materia.

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Foto Yazmín Ortega Cortés Un danzante se prepara para bailar en el Zócalo, mientras un policía lo observa

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