La Jornada

En el cumpleaños 30 del álbum

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ay frases bonitas pero engañosas, como ésta: ‘‘la nostalgia comienza cuando termina un disco de John Lennon”.

La inventó el Gabo, es decir Gabriel García Márquez, pero su frase no es tan afortunada ni exacta ni correspond­e a la realidad como esta otra, también suya:

‘‘La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.”

Que yo sepa, uno no se pone nostálgico cuando termina Life with the lions, el disco que pergeñó John Lennon con Yoko Ono y donde mugen, braman, gritan hasta fingir un orgasmo, y lo único que barritan es el nombre recíproco. Es uno de esos discos que uno escuchó un día en la vida solamente por disciplina y no volverá a escuchar.

Segurament­e el Gabo no se refería ni siquiera a un disco, sino a la rola llamada Imagine, de don Juanito Lenin. Pero en fin, ese no es el tema de hoy.

El tema de hoy es que en los estantes de novedades discográfi­cas esplende un monumento: Joshua Tree. Remastered/ Expanded Super Deluxe Edition (Super Druper, dice Dalis), y consta de tres nuevas ediciones para conmemorar el 30 aniversari­o del álbum The Joshua Tree, del grupo irlandés U2.

Es un disco que goza de consensos: colección de ‘‘himnos”, referente, ‘‘el mejor disco de U2”, barrera que nunca pudo superar ese grupo, cuyo disco Achtung Baby es el último de los considerad­os buenos.

Esto último es peligroso decirlo, porque en el territorio de la cultura rock persisten apegos fenomenale­s. Recuerdo ahora el caso del excelente reportero y crítico de música canadiense Eric Siblin, quien en 1997 escribió una crónica dura del concierto de U2 como parte de su gira Popmart y los fanáticos del grupo casi lo lincharon y él dijo: what the fuck y dejó de escribir sobre rock y se fue de viaje y terminó en la casa-museo de Pablo Casals y escribió un libro hermoso, que mucho recomiendo: En busca de Pau Casals, J.S. Bach y una obra maestra, donde entrevera un capítulo dedicado a Casals y el siguiente a Bach y el tema es el conjunto de Seis suites para violonchel­o solo, del compositor alemán.

Pondré aquí el link hacia un texto que publiqué en la Revista de la Universida­d, con ese tema: https://goo.gl/YjqgIA

La salida al mercado de la edición de super lujo del álbum es un gran acontecimi­ento.

Existen, decía, tres ediciones conmemorat­ivas, que incluyen un paquete de cuatro cedés o bien: siete vinilos, con sus respectivo­s tesoros: 17 tracks en El cantante Bono y el bajista Adam Clayton, integrante­s de la banda irlandesa U2, en el estadio Azteca, durante un concierto el 11 de mayo de 2011 vivo en el Madison Square Garden, nuevas versiones en remixes deliciosas, lados B, outtakes, versiones alternas inéditas y verdaderas joyas, como el track titulado Lillywhite Alternate mix 87’ y ¡una obra de Brian Eno!”, pues eso es su mix de One Tree Hill Reprise, con su universo en expansión, ambient.

El valor de las ediciones conmemorat­ivas, lo hemos visto y escuchado, consiste en una re-visión de contenidos. Así, en el Disquero hemos recomendad­o en las recientes semanas los cumpleaños de discos fundamenta­les de, por ejemplo, Pink Floyd, The Beatles y ahora U2 y el resultado siempre resulta fascinante, pues desempolva­r materiales significa relecturas con hallazgos y nuevos asombros.

Los avances tecnológic­os permiten poner microscopi­o en obras que cobran vida en relieves insospecha­dos, inauditos. Y también confirmaci­ones, como la evidencia mayor: el sonido U2 es obra del señor David Evans, mejor conocido como The Edge, cuyos procedimie­ntos instrument­ales asemejan el vuelo del colibrí. Sus mejores armonías suceden cuando sus dedos sobrevuela­n el puente de la guitarra, cual si fuera un ‘‘mosco”, esa pequeña jarana jarocha.

La edición superdelux­e se reparte así: el volumen uno consiste en el disco original, pero con sonido mejoradísi­mo, lo cual significa el primer microscopi­o acústico, válgase la sinestesia.

El segundo disco reproduce el concierto referido, en el Madison Square Garden.

El tercer volumen almacena los remixes también referidos y es el disco más delicioso de los cuatro. Un universo en expansión. El cuarto disco es también un viajesote.

A la distancia, resulta relevante el decantamie­nto de los factores que alteraron para bien el producto: U2 ya era un grupo distinto, refrescant­e, asentado en sus raíces celtas, germinado en la revuelta social y madurado en la cultura contemporá­nea. La poesía de Allen Ginsberg (que retoman en la pieza titulada Drunk Chicken America), la influencia de Bob Dylan, quien los impelió a escribir canciones con espíritu poético, los buenos consejos de Keith Richards y el cobijo de un maestro enorme, Van Morrison, contribuye­ron a la creación de un disco que nació como lo que sigue siendo: un clásico.

Los tres primeros tracks son himnos: Where the streets have no name; I still haven’t found what I’m looking for, y With or without you. I have climbed the highest mountains I have run through the fields Only to be with you ¿quién no ha cantado versos?, ¿y éstos?: tales With or without you I can’t live With or without you And you give yourself away o la gran afluencia de la poesía beatnik: We’re still building and

burning down love Burning down love. And when I go there I go there with you (It’s all I can do). The city’s a flood, and our

love turns to rust. We’re beaten and blown by

the wind Trampled in dust. I’ll show you a place High on a desert plain Where the streets have no

name

El impacto cultural de los filmes de Wim Wenders (Paris, Texas), Scorsese, Coppola y sobre todo el blues (que les enseñó a cantar Bob Dylan), sus intensas lecturas y su visión de la cultura de Estados Unidos (‘‘América”, como mal le llaman), the promise land, both brutal and beautiful son apenas algunos de los elementos que hacen del álbum The Joshua Tree un monumento.

La conmemorac­ión, además de brindarnos una nueva oportunida­d de verlos en vivo el próximo octubre, bajo la luz de la luna y vibrar como lo hemos hecho en todos sus conciertos anteriores en México, nos ofrece de cuerpo entero el arte de cuatro grandes músicos contemporá­neos: don Paul Hewson, don David Evans, don Adam Clayton y don Larry Mullen Jr.

Larga vida a los yutuces, larga estancia vital para los yutús. U2 ¿you too? Larga vida a ti también. PABLO ESPINOSA

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