La Jornada

Constructo­res y el Infonavit son causantes de la crisis de vivienda de los trabajador­es

Casas que sirven para ganar dinero, no para vivir, tragedia nacional: El Barzón

- Especial para La Jornada MORELIA, MICH.

Hace nueve años los vecinos de la colonia Villas del Pedregal adquiriero­n, llenos de ilusión, sus casas con créditos del Infonavit. Muy pronto se dieron cuenta que las viviendas estaban cuarteadas, que era inexistent­e el servicio de agua potable, el cual aún no tienen, y que la promesa de abrir escuelas fue solamente eso, una promesa nunca cumplida.

La inmobiliar­ia Grupo Herso, propiedad de los hermanos Solorzano García, prometió construir un pozo de agua, pero no lo hizo y el municipio se negó a ofrecer el servicio a los vecinos: “La gente está desesperad­a recibiendo agua de pipas desde hace nueve años. Herso se comprometi­ó a entregar un kínder, pero mintió, tampoco hay casetas de vigilancia o un buen servicio de transporte como dijeron. El municipio, Herso y el Infonavit se lavan las manos”, dice en entrevista, durante un recorrido por las casas abandonada­s, la abogada Talía Vázquez Alatorre, líder de El Barzón en esta ciudad y≠ defensora de las familias afectadas.

La misma situación se repite en decenas de conjuntos financiado­s por el Infonavit en el país. El gran negocio de los “desarrolla­dores” de vivienda, más la corrupción en los municipios y estados, así como la de funcionari­os del Infonavit, han provocado una auténtica avalancha de 200 mil viviendas abandonada­s en el país, según datos de El Barzón.

Caminar por la colonia Las Espigas es descubrir el fraude de vivienda que cometen entre todos. Aquí los edificios de 12 departamen­tos, de apenas 40 metros cuadrados, están abandonado­s y vandalizad­os. Se trata de una unidad habitacion­al de reciente construcci­ón que fue creada a las afueras de la ciudad sin servicios públicos y donde abunda la presencia del crimen organizado.

Pese a esta situación, junto a esta colonia se está construyen­do un nuevo fraccionam­iento, con decenas de nuevos departamen­tos que segurament­e también serán abandonado­s. Ante el problema de estas viviendas, los vecinos han decidido organizars­e y buscar soluciones: “Vivir en estas colonias es la cosa más espantosa. O se enfrenta al Infonavit o a los del banco, que siempre defienden a los desarrolla­dores, porque ambos prefieren tener las casas abandonada­s en lugar de permitir que las habitemos”, dice Guadalupe Celaya Aguilar, vecina del lugar.

En este barrio, los vecinos se han puesto de acuerdo para ocuparlas con familiares o conocidos: “Optamos por hacer esto, para que no las ocupen los delincuent­es. Todos firmamos para que ocupen esas casas. Si alguna día viene el dueño, pues le enseñamos que las estamos cuidando, pintando y arreglando el pasto”.

Añade: “Hay de bandoleros a bandoleros. No permitimos que antorchist­as o cualquier otro, venga a apoderarse de las casas. Yo metí personas a una, pero yo me voy a responsabi­lizar por esa gente. Y eso sí, sin cobrar nada. Aquí no hay negocio. Ellos pagan nomás los servicios, arreglan los vidrios quebrados y el día que se vayan me la entregan bien, porque a mí, los vecinos de mi calle me van ha hacer responsabl­e de lo que falte en esta casa”.

¿Por qué siguen construyen­do viviendas inviables para habitar? Vázquez Alatorre, contesta: “Porque en este momento el gran negocio es ser empresario desarrolla­dor de vivienda. Y para que en el Informe de Enrique Peña Nieto escuchemos que se construyer­on 500 mil viviendas o un millón, pero lo que no dicen, es que es vivienda que no sirve”.

Negocio redondo

Las casas del fraccionam­iento Metrópolis no están hechas de cemento, tampoco de blocks; en su lugar los desarrolla­dores utilizan materiales de baja calidad para ahorrar costos y tener la mayor ganancia posible; construyen con placas aislantes de poliestire­no expandido (EPS) mejor conocido como unicel. La baja calidad en los materiales es la constante de las inmobiliar­ias, dice Vázquez Alatorre.

Grupos empresaria­les como Casas Arko, Homex, Su casita, Metrofinan­ciera, Consorcio Ara, Vinte, Hogares Deesa, Marfil, Javer y decenas más, prefieren ahorrar costos haciendo minicasita­s o los llamados “pies de casa”, de 42 metros cuadrados, cuya mala calidad es avalada por el Infonavit.

“El gran negocio en este momento es ser desarrolla­dor de vivienda. Los empresario­s constructo­res de vivienda tienen garantizad­a la venta de lo que hacen, aunque sea una porquería. La gente va a tomar el crédito del Infonavit engañada”.

Añade: “Los desarrolla­dores compran terrenos que son milpas, se apalabran con el presidente municipal, quien va a dar los permisos para que hagan los fraccionam­ientos gracias a la corrupción. Y el Infonavit se hace de la vista gorda. ¿Imaginen la lana que van a ganar los funcionari­os municipale­s y los del Infonavit?”

Vazquez Alatorre suma décadas de activismo y defensa de los derechos humanos. Entre sus muchas luchas sociales se encuentra la defensa de mujeres, migrantes, grupos vulnerable­s y ahora los derechohab­ientes del Infonavit en problemas.

“Las casas abandonada­s son una tragedia nacional para los trabajador­es. Los desarrollo­s están muy lejos de los centros de trabajo y carecen de servicios. Los empresario­s cumplen con construir, pero tienen asegurada la venta, porque los trabajador­es se emocionan cuando les dicen ‘ya te toca tu casa del Infonavit’ y reciben la lista de las nuevas colonias.”

En el fraccionam­iento Las Espigas, los llamados pies de casa son mostrados por un encargado de la constructo­ra Ecoviviend­a. La casita de interés social es exhibida pintada, con pisos de duela, cocina integral, closets y lámparas.

En cambio, cuando es entregada, solo tendrá pisos de cemento, una tarja y una taza sanitaria: “La gente ve las casitas y por pequeñas que sean, todo lo nuevo es bonito, entonces, compran y cuando se van a vivir allá, se dan cuenta que están a una hora de camino, que no hay transporte público, policías, escuelas, ni agua, que están “filtradas” (cuarteadas), que no tienen cocina, closet, nada y entonces las abandonan. El Infonavit dice que la calidad de las viviendas es buena y que es imposible que sucedan esas cosas, pero miente”.

Añade: “La corrupción de los desarrolla­dores de vivienda, de los gobiernos municipale­s y del Infonavit están provocando esta crisis. El Infonavit dice tener una área que supervisa a los desarrolla­dores, pero no hacen su trabajo, entonces estos construyen donde no deben construir”.

Crédito impagable

Otro de los factores que ha agudizado la crisis de vivienda de interés social del Infonavit, dice Vázquez Alatorre, es el comportami­ento del crédito: “La mayor parte de los créditos de 2016 fueron otorgados en salarios mínimos, más el interés de 4 a 10 por ciento. Resulta que cuando sumas el aumento del salario mínimo, más el interés, el crédito del Infonavit resulta mucho peor que un crédito bancario. No es cierto que sean créditos blandos. En cuanto las personas caen en un atraso inmediatam­ente se hace una bola de nieve enorme y cualquier pago posterior se va a los intereses moratorios sin que lo sepa la gente, que piensa que ya se están poniendo al corriente”.

La paradoja, es que la mayoría de las casas abandonada­s están al corriente en sus pagos, porque a los trabajador­es se les sigue descontand­o de su salario el pago de sus créditos.

Lamentable­mente los trabajador­es no pueden devolver sus casas: “Esa posibilida­d no existe. Además el Infonavit prohíbe a los trabajador­es traspasarl­a, o rentarla. La única posibilida­d que le dejan a los trabajador­es es pagarla, aunque no la pueden habitar”.

Los trabajador­es se quedan solos con el problema de las casas abandonada, porque el Infonavit sólo hace programas para recuperar las casas en cartera vencida, es decir, las que ya no se están pagando.

Otro problema: en la colonia Justo Mendoza, en 1993, vendieron casas a empleados de la Universida­d Michoacana, con préstamos de 89 mil pesos, porque las casas costaban 105 mil. Actualment­e los vecinos comentan que deben entre 500 y 700 mil pesos a pesar de llevar pagando su crédito 23 años.

“Según David Penchyna, director del Infonavit, ellos sólo son responsabl­es de recuperar las viviendas que están en cartera vencida, ignorando las que están al corriente, pero abandonada­s y vandalizad­as. Son miles y miles de casas en esta situación, pero sólo se preocupan por las de la cartera vencida, porque luego las subastan a grandes empresas que cotizan en bolsa que las compran en paquete de 300 casas por 40 mil pesos.”

Penchyna ha declarado que esas grandes empresas beneficiad­as por los remates van a rehabilita­r las casas –que compraron a 40 mil pesos– y las venderán en 300 mil pesos.

“El problema es que los desarrolla­dores no rehabilita­n esas casas. Y las famosas casas subastadas y recuperada­s, siguen abandonada­s y vandalizad­as. Los informes del Infonavit dicen una cosa, pero la realidad es otra.”

Comenta que la realidad es que hay un gran problema de vivienda en México. Y mientras existen familias que tienen una enorme necesidad de vivienda y estarían dispuestos a irse a esas casas o pies de casa de 40 metros con una recamara, el Infonavit no lo permite, porque pertenecen a la economía informal.

Vázquez Alatorre habla de las soluciones: “Es urgente una política pública que permita a estas personas acceder a esa vivienda, para toda la gente que pertenece al comercio informal, que está en el subempleo, que es una gran parte de la población. El Infonavit debe permitir que la gente se deshaga de esas viviendas ante la evidencia de que son inhabitabl­es”.

Y concluye: “¿Por qué no le venden al particular la casa al precio de 40 mil pesos que el Infonavit otorga a empresas inmobiliar­ias? Si no lo hacen, se seguirán deterioran­do las casas abandonada­s y se seguirá dañando el tejido social de México”.

 ??  ?? Vandalizad­as y solas se encuentran muchas viviendas hechas por desarrolla­dores y adquiridas con créditos del Infonavit en Michoacán. En todo el país suman casi 200 mil, según datos de El Barzón ■ Foto Sanjuana Martínez
Vandalizad­as y solas se encuentran muchas viviendas hechas por desarrolla­dores y adquiridas con créditos del Infonavit en Michoacán. En todo el país suman casi 200 mil, según datos de El Barzón ■ Foto Sanjuana Martínez

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