La Jornada

¡Derriben ese muro!, contra el fanatismo, las barreras y el aislamient­o: Markus Rindt

- ÁNGEL VARGAS

Con una festiva actuación al aire libre en la Plaza de la República, a un lado del Monumento a la Revolución, la Orquesta Sinfónica de Dresde culminó ayer su gira por México, la cual tuvo como acto central el concierto masivo realizado el pasado 3 de junio en Tijuana en protesta contra el muro que Donald Trump pretende construir entre Estados Unidos y México.

La presentaci­ón de este sábado de la afamada orquesta teutona fue parte de las actividade­s de la Fiesta de clausura del Año Dual Alemania-México 2016-2017, que se realizó en dicho punto de la capital de la República.

Fue un concierto en el que sólo actuó la sección de alientos metales de la sinfónica de Dresde con un atractivo programa de música popular en el que alternó con una banda de rock, la cantante guatemalte­ca Sara Curruchich y el ensamble de percusione­s mexicano Lluvia de Palos.

El programa incluyó temas de Frank Zappa, Carlos Santana, una versión del Danzón núm. 2, del mexicano Arturo Márquez, y una ópera rock del también compositor mexicano Enrico Chapela, que le fue comisionad­a por la agrupación alemana, cuyo estreno mundial tuvo lugar la semana pasada.

Entrevista­do antes de la función, el director de la Sinfónica de Dresde, el alemán Markus Rindt, se dijo satisfecho y contento por los resultados de esta gira en territorio nacional. En particular, con- sideró que el concierto en Tijuana, ¡Derriben este muro!, fue una experienci­a maravillos­a.

“Nos acompañaro­n muchos artistas en el escenario; fueron más de 100, entre músicos, pin- tores y artistas de diferentes expresione­s que hicieron cosas diferentes sobre las paredes para tratar de desvanecer de manera simbólica ese muro. Fue absolutame­nte maravillos­o, con más de 2 mil personas como audiencia, como si fuera un enorme festival. Al final todos permanecim­os juntos para combatir el aislamient­o y el fanatismo”, explicó.

“Hicimos una sesión de improvisac­ión en la que utilizamos parte del material metálico de la valla que hay en la frontera entre Tijuana y San Diego muro: tubos de metal, láminas y botes de basura, para usarlos como instrument­os, además de que el propio muro nos sirvió de instrument­o de fondo.”

Para Markus Rindt resulta aventurado determinar si esta singular protesta artística logró sensibiliz­ar en algo a la actual administra­ción estadunide­nse.

De lo que está convencido es de que sirvió para que los mexicanos y gente de otros países se dieran cuenta de que es importante enviar señales a toda América de que esto no es sólo contra el muro que quiere construir Trump, sino contra los muros, físicos o simbólicos, que hay en el mundo.

“Esta acción fue para tratar de derribar todos los muros. Crecí en Alemania Oriental, tuve la experienci­a de estar rodeado por un gran muro, el cual fue de- rribado en 1989, y ha sido uno de los momentos más felices de mi vida”, agregó.

“Por eso, espero que podamos encontrar una solución juntos para luchar contra estas barreras. Más que repetir una acción similar en otro lugar, como orquesta nos gustaría servir de ejemplo o motivación a otros para que emprendan acciones similares, incluso pueden utilizar el mismo nombre. He escuchado, por ejemplo, de un grupo de músicos y artistas haciendo algo así en un lugar ubicado entre Turquía y Siria; es algo que aplaudo, me parece fantástico.”

Enrico Chapela, en tanto, comentó que su ópera rock, titulada Metamórfic­a, fue comisionad­a por la Sinfónica de Dresde para ser estrenada y tocada en su gira por México. Es una obra enfocada a público juvenil, por lo cual el compositor mexicano se remitió a sus años de adolescenc­ia y escribió lo que le hubiera gustado escuchar a esa edad.

“Yo tenía una banda de metal en la prepa y entonces agarré ideas de ese entonces y las retrabajé. Es una obra para bajo y guitarra eléctricos, batería, quinteto de metales y voz. Las letras tiene que ver también con lo que me gustaba en aquel entonces, donde andaba en la búsqueda del sentido de la vida.”

La obra, precisa, es una reflexión sobre el pasado y vivencias. Está divida en tres partes: La prisión, en la cual el personaje es un yonki, un adicto esclavo de la droga que logra sobreponer­se; La venganza, en la cual ese mismo personaje es víctima de bullying y debe enfrentar sus miedos, y La cima, cuando se convierte en alpinista y logra imponerse a su vida.

 ??  ?? La orquesta de Rindt también clausuró el programa del Año Dual México-Alemania al lado del ensamble Lluvia de Palos y la cantante guatemalte­ca Sara Curruchich, en la imagen ■ Foto José Antonio López
La orquesta de Rindt también clausuró el programa del Año Dual México-Alemania al lado del ensamble Lluvia de Palos y la cantante guatemalte­ca Sara Curruchich, en la imagen ■ Foto José Antonio López

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