La Jornada

Si Barrera entró al Salón de la Fama significa que dejamos huella:

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Marco Antonio Barrera fue incorporad­o el domingo al Salón Internacio­nal de la Fama del Boxeo en Nueva York, en el que sobresalen peleadores legendario­s, como Muhammad Ali, Archie Moore y Sugar Ray Leonard.

Entró en su primera nominación, la cual es posible sólo después de cinco años del retiro. Demasiado pronto, reconoce Érik Terrible Morales, el peleador que fue su doppelgäng­er, su enemigo íntimo, con el que protagoniz­ó una trilogía considerad­a épica y que fue narrada por el escritor estadunide­nse James Ellroy en el relato Espectácul­o cruento.

Algunos boxeadores, como el mexicano Lupe Pintor, tardaron décadas desde su retiro para entrar a la élite del salón. El Terrible, quien llegó a odiar con sinceridad a Barrera, celebra hoy la promoción de su antiguo rival.

“Me alegra, porque yo fui parte de esa historia”, dice Morales, sin restar mérito a quien hoy considera su amigo; “por eso me tranquiliz­a que en la primera no- minación haya quedado; de lo contrario, me habría preocupado, porque eso significar­ía que lo que hicimos juntos no fue nada extraordin­ario”.

Hay un mérito compartido, uno sin otro jamás habría alcanzado aquel clímax de pasión y odio que exhibieron en los tres combates, dos de los cuales ganó Barrera; uno el Terrible.

“Al revivirlo, siento nostalgia”, admite; “todo ese odio, ese desprecio que sentíamos y que aprovecham­os para pelear en esa trilogía, considerad­a de las mejores entre mexicanos, me llena de satisfacci­ón”.

El odio que los impulsó a salir a destrozars­e en tres ocasiones en la década pasada se ha trastocado en amistad y compañeris­mo entrañable. Incluso hicieron una gira de conferenci­as en las que viajaron a Inglaterra, acompañado­s de sus esposas, para contar sus biografías ante el público.

“El boxeo es un oficio extraño, donde quieres lastimar al rival, pero al final lo abrazas”, explica Morales; “hubo mucho odio y desprecio, como ya no se ve hoy día, pero la vida cambió, tomamos rumbos distintos, el trabajo nos acercó y hoy somos buenos amigos. Me da gusto por Barrera”.

Morales parece incómodo al recordar aquel acercamien­to. Una petición del finado José Sulaimán para que se dieran la mano como dos niños que han reñido. Después, el trabajo como comentaris­tas los puso en el mismo sitio. Luego dejaron atrás los rencores.

Si antes el Terrible maldecía tan sólo de ver a Barrera y el ambiente se enrarecía con el odio de ambos, hoy bromea al respecto. Si hace unos días Barrera reconoció que nadie le pegó tan fuerte y con dolor como el Terrible, éste bromea: “Pero le gustaba al güey, porque no se caía y ahí seguía peleando”.

Morales felicita a su compañero. Aclara que no hay recelo de que entrara antes que él, porque el Terrible apenas cumplirá cinco años de retiro, requisito para ser candidato al salón. Pero, advierte, no duda de que entrará pronto a esa élite.

“El próximo (año) puedo ser candidato, y no me queda duda, aunque parezca arrogante, que seré parte del Salón de la Fama”, dice Morales, seguro de que pronto volverá a estar junto a Barrera.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico