La Jornada

ISOCRONÍAS

Meditación tardía

- RICARDO YÁÑEZ

e pronto me imagino siendo poeta, como si eso fuera tan fácil. Mi ingenuidad no es tanta comoquiera, pues que he visto resplandec­er en el aliento de gente que acude a mis talleres la irrecusabl­e voz de la poesía, que siempre, por inesperada, nos sorprende. Pero es que la poesía siempre es inesperada, así la estemos esperando, invocando, así andemos de rogones suplicándo­le. De pronto nos concede su visita. Baja, como un milagro baja, y por así decirlo nos despierta a cierta realidad que, también siempre, es toda la realidad. Entonces ser poeta es posible, me digo. Yo he visto a gente que se esforzaba por serlo, serlo. Y serlo de repente, de modo inesperado. De un momento a otro. Como si el soplo de una estrella les refrescara el pecho, les despejase la frente y los hiciera sonreír – o llorar, que también eso he visto. En el momento del milagro todo parece fácil, mas ese fácil momento exigió digamos que pequeños sacrificio­s. Que con el tiempo habrán de acrecentar­se. Para decirlo con una frase común, pero eficaz: quien se nombra poeta se somete a un bautizo de fuego. Ser poeta da miedo, les digo de repente, sonrientís­imo o con los ojos rasos – o ambas cosas a la vez–, a mis ( presuntos o reales) alumnos. Yo, aun cuando me caigo bien, me tengo ( o doy) miedo. Ser poeta, me digo y les digo en ocasiones, podría no consistir sino en saber nombrar, sin miedo, el mismo miedo. Los he visto, retomo rumbo, pasar sin casi darse cuenta de no saber a saber, del habla cotidiana, digámoslo así, al habla sabia. Y el habla sabia si no estrictame­nte poesía es, de ella viene teñida. Uno ( el maestro, el alumno, el grupo) comprende entonces tantas cosas que de alguna manera, en hablando, se queda como sin habla, sin palabras. Acaso eso defina al poeta ( no soy el primero en decirlo): escribe porque no tiene palabras para decir lo que quiere ( es necesario) decir – o escuchar. ¿ Y cómo va a ser poeta alguien que no quiere escuchar, que pone oídos de sordo a su propio no sólo interior sino exterior? Bueno, les digo, yo lo hago con frecuencia, y siempre termino arrepentid­o. Y no porque me vaya o pueda ir mal, sino porque no está bien. ¿ Y está bien ser poeta ( terminemos)? Si no te queda de otra, les digo, me digo, está muy bien.

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