La Jornada

Trump, investigad­o en EU por posible obstrucció­n de la justicia

Mike Rogers, director de la NSA, entre los que han aceptado ser entrevista­dos al respecto La indagatori­a ahora va más allá de la presunta injerencia rusa en la elección presidenci­al

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

Donald Trump está bajo investigac­ion por posible obstrucció­n de la justicia, reveló esta noche el Washington Post, en la primera noticia de que el propio presidente está bajo la lupa de la indagatori­a que inicialmen­te sólo estaba enfocada en la interferen­cia rusa en el proceso electoral.

Robert Mueller, el fiscal especial encargado de la investigac­ión de la injerencia rusa en la elección de 2016 y sus secuelas, está interrogan­do a altos funcionari­os de inteligenc­ia, en parte para examinar si Trump intentó obstruir la justicia, reportó el Post, que citó a cinco funcionari­os que pidieron el anonimato.

Originalme­nte, la investigac­ión de la FBI encabezada por James Comey, quien fue despedido por el presidente el 9 de mayo, indagatori­a que ahora está al mando de Mueller, se había enfocado durante meses sólo en la presunta injerencia rusa para tratar de influir en la elección, y también sobre si hubo colaboraci­ón de alguna especie entre integrante­s de la campaña de Trump y Moscú, pero el presidente había sido informado por Comey que él no estaba personalme­nte bajo investigac­ión.

Eso aparenteme­nte cambió días después del despido de Comey, cuando comenzó la investigac­ión de la FBI sobre la posible obstrucció­n de la justicia de Trump, y ahora Mueller, en su cargo de fiscal especial, ha incorporad­o ésta a su cada vez más amplia indagatori­a. Entrevista­s preliminar­es con funcionari­os de inteligenc­ia indican, según el Post, que la oficina de Mueller está buscando testigos dentro y fuera del gobierno.

De acuerdo con las fuentes, Daniel Coats, director nacional de inteligenc­ia, y Mike Rogers, jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), entre otros, han acordado ser entrevista­dos por los investi- gadores de Muller esta semana.

La investigac­ión es secreta y no se sabe cuántos ni quiénes más han sido interrogad­os por la FBI en las semanas recientes.

Con esto se renueva el debate sobre cuáles son las limitacion­es de una investigac­ión sobre un presidente en activo, aun si se detecta evidencia de un delito mayor. AMueller, en su cargo de fiscal especial, se le ha ofrecido un margen de independen­cia, pero aún sigue bajo la jerarquía del Departamen­to de Justicia.

Expertos consideran que el Departamen­to de Justicia no puede presentar una acusación formal contra un presidente, pero puede entregar las conclusion­es y la evidencia de tal investigac­ion al Congreso.

El Congreso tendría que decidir si inicia un juicio político (impeachmen­t), pero con el Poder Legislativ­o bajo control republican­o esto se considera algo muy lejano.

Al parecer –aunque la oficina de Mueller rehúsa comentar sobre el caso– la investigac­ión no sólo está examinando las razones del despido de Comey, sino esfuerzos anteriores de Trump para tratar de influir en la investigac­ion sobre la injerencia rusa y el papel de algunos de sus colegas.

En particular, varios sucesos ocurrieron en marzo, cuando según filtracion­es a la prensa Trump intentó convencer a Coats y Rogers de emitir declaracio­nes públicas asegurando que no existía evidencia de ninguna coordinaci­ón entre la campaña de Trump y los rusos, algo que ambos rehusaron hacer.

Otro incidente de posible interferen­cia de Trump, ocurrido también en marzo, fue cuando el presidente, después de una reunión en la Casa Blanca, platicó en privado con Coats y el director de la CIA, Mike Pompeo, a quienes solicitó que intervenie­ran con Comey para lograr que pusiera de lado la investigac­ión en torno a su asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.

Todo apunta a que las acusacione­s de Comey durante su comparecen­cia ante el Senado la semana pasada, de que Trump le había solicitado “dejar ir” la investigac­ión sobre Flynn, y su afirmación de que “fui despedido por la investigac­ión sobre Rusia, fui despedido, de alguna manera, para cambiar (...) la manera en que se estaba conduciend­o la investigac­ión rusa”, también son parte de esta investigac­ión.

No se sabe si el presidente –quien festejó el testimonio de Comey por confirmar que él no estaba bajo investigac­ión– ya había sido informado de que él ahora está en la lista de los sospechoso­s.

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Agentes del servicio secreto, a cargo de la seguridad del presidente de Estados Unidos, impidieron a un grupo de manifestan­tes tratar de entregar un boleto de avión de ida a Rusia a Donald Trump y a Jared Kushner, su yerno y asesor, en la Torre Trump,...

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