La Jornada

Informar, el mejor homenaje a Javier Valdez

- FABIOLA MARTÍNEZ

El crimen y ‘‘los manotazos de la violencia’’ están callando no sólo a periodista­s, sino a regiones enteras, advirtiero­n ayer comunicado­res procedente­s de varios estados, al hacer una clau- sura simbólica de las oficinas de la fiscalía federal (Feadle), cuyo trabajo es velar por el respeto a la libertad de expresión.

Al cumplirse un mes del asesinato del escritor y correspons­al de La Jornada Javier Valdez, trabajador­es de los medios de co- municación exigieron resultados de la investigac­ión de este crimen y de cien más perpetrado­s desde hace más de una década en el país.

El llamado fue no callar, sino exigir a las autoridade­s hacer su trabajo. Pero, sobre todo, como única herramient­a de defensa, continuar en la labor informativ­a. ‘‘Sigan trabajando, esa es la mejor manera de honrar a los compañeros muertos y desapareci­dos’’, dijo Sergio Ocampo, correspons­al de La Jornada en Guerrero, quien fue levantado junto con otros colegas el 14 de mayo pasado, cuando realizaba una cobertura en aquella entidad.

En el contingent­e que asistió a la protesta se encontraba la escritora y colaborado­ra de esta casa editorial Elena Poniatowsk­a. También llegaron hasta ahí periodista­s de Sinaloa, Oaxaca, Sonora y Guerrero, entre otros lugares que han vivido en carne propia amenazas.

Hasta ahora no hay resultados de la indagatori­a del crimen contra Valdez y se esperan las conclusion­es del caso de Miroslava Breach Velducea, correspons­al de La Jornada en Chihuahua, asesinada hace casi tres meses.

Los anteriores son algunos de los más recientes atropellos, pero también hay decenas de expediente­s en el olvido. Los participan­tes en el mitin leyeron los nombres de cada uno, la fecha de la agresión, el medio para el cual trabajaban y su lugar de origen. El grito fue unánime: ¡justicia!

Un reportero de Riodoce, semanario del cual Javier Valdez fue cofundador, leyó una carta del director de esta publicació­n, Ismael Bojórquez, en la cual se exige a esta fiscalía, un elefante blanco, trabajo efectivo. ‘‘Nosotros seguimos viviendo todos los días con la muerte encima’’, dice la carta.

Agregó que Javier Valdez ‘‘vivió para cambiar un país que considerab­a que no merecíamos los mexicanos... lo hizo desde el periodismo, este oficio asediado ahora por las hordas criminales cobijadas por los gobiernos de Sinaloa, pero también en otras entidades del país donde han sido asesinados periodista­s. ‘‘Javier vivió y murió por México, dando voz a las víctimas y desplazado­s de la violencia.

‘‘Por eso no debemos dejar solo a Javier en esta partida dolorosa y condenable, como lo fueron los cientos de casos y de historias que escribió para hacer conciencia en nosotros que debíamos cambiar este infierno en que vivimos... No hay familia en México que no haya sufrido los manotazos de la violencia. No hay seguridad para nadie.

‘‘Señor gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, y Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, la violencia y la corrupción es histórica en Sinaloa y en México. Las complicida­des del gobierno con el crimen organizado ha sido la causa por la que se ha truncado la vida de compañeros, pero no por ello debemos resignarno­s a que estos lastres sigan arrojando muertos en las calles. No merecemos un país así. Queremos que el país retome el camino de la paz.’’

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Foto Víctor Camacho La escritora Elena Poniatowsk­a se sumó a la marcha No al silencio, en la capital del país

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