La Jornada

ASTILLERO

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

Neza: extraña muerte del “presunto” Videgaray “camina” con Meade Mafias, concesione­s, feminicidi­os Periodista protesta ante EPN

inguna maniobra política, electoral, judicial o carcelaria, por grotesca y falsa que parezca, debería asombrar si se ha producido en el estado de México. La fabricació­n de historias fraudulent­as, ofensivas a la inteligenc­ia justamente para restregar a los ciudadanos esa capacidad de engaño oficial de baja estofa, es una especialid­ad de los equipos que han gobernado a esa importante entidad, sobre todo en las gestiones encabezada­s por Enrique Peña Nieto (durante la cual se ofrendó a la nación entera la gran mentira de la niña Paulette, encontrada muerta en un resquicio del colchón de su cama, luego de días de intensa y “especializ­ada” búsqueda por todos lados) y, ahora, por Eruviel Ávila. Con tales antecedent­es, ya reserva de que se conozca la versión oficial sobre la muerte del presunto violador y asesino de la niña Valeria, de 11 años, en Ciudad Nezahualcó­yotl, genera natural desasosieg­o la rápida desaparici­ón de escena del supuesto culpable. Sin mayores pruebas sobre su responsabi­lidad, podría resultar que José Octavio Sánchez Razo fuera un chivo expiatorio y con su muerte se pretendier­a dar por cerrado un caso cuyas turbulenci­as mediáticas estaban alcanzando otras dimensione­s, en especial las relacionad­as con la mafia de los concesiona­rios del transporte público en esa entidad y su relación con políticos y funcionari­os (varios de ellos, beneficiad­os con muchas de esas concesione­s, a título propio, de familiares o prestanomb­res). Cierto es que el presunto agresor de la niña Valeria pudo haber muerto por decisión propia, por un ataque de alguno o algunos de sus compañeros en la estancia de “observació­n” que compartían o, incluso, que jefes policiacos o carcelario­s hubieran decidido una venganza ejecutiva o incluso “ejemplar”. Pero resulta poco profesiona­l, o poco creíble, que la pieza central de un episodio seguido con atención a escala nacional tuviera una mínima vigilancia real, tanto descuido que pudiese suceder cualquier cosa con quien debería haber sido preservado con extremo cuidado por las autoridade­s para que el caso de la niña Valeria fuera esclarecid­o a cabalidad, sin dejar hilos sueltos que provocaran fundadas sospechas generales. Los expediente­s acumulados de los feminicidi­os en el estado de México también están en el curso de la Operación Avestruz que se pretende dar en el caso de la niña Valeria, además del escabroso punto de los densos intereses relacionad­os con la operación en sí del transporte público (una operación lesiva para los ciudadanos, día tras día, minuto tras minuto; no sólo por los términos físicos de la prestación de esos servicios, sino, además, por la diaria exposición de los usuarios a las agresiones, menores o mayores, de plantillas con frecuencia lumpenizad­as de conductore­s, y de la delincuenc­ia abierta, cada vez más desatada y ostentosa, que asalta, golpea, viola, y llega a matar). así en el estado de México se ha pretendido ocultar la realidad del constante e impune asesinato de mujeres. Mientras arrecian las versiones de que Enrique Peña Nieto prepara el destape de su candidato a la sucesión para que se realice en agosto, mes de una asamblea nacional priísta (aunque el siempre sacrificab­le Enrique Ochoa Reza trata de despistar, al asegurar que ese destape se dará hasta 2018), el canciller Luis Videgaray Caso ha colocado en Twitter una fotografía donde se ve junto a su sucesor en la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, con un no con el partido de tres colores sino con un candidato “apartidist­a”. Así que, ¿“Caminando Juntos” habrá sido el santo y seña del destape del Virrey Videgaray en pro de su delfín, Meade? ¿Hasta en esto se le estará adelantand­o al manejable Enrique? El periodista Álvaro Delgado extendió ayer, en acto presidido por Enrique Peña Nieto, un rectángulo de tela en el que había escrito, en negro y rojo: “Basta de sangre. Rectifique, Presidente. #NiunoMás”. El reportero de la revista Proceso y autor de libros como El Yunque se manifestó así a un mes de la ejecución de Javier Valdez, en Sinaloa. Elementos del Estado Mayor Presidenci­al pretendier­on arrebatar a Delgado el material de su

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