La Jornada

Trump anuncia hoy nueva política de EU hacia Cuba; no se esperan cambios radicales

La intención nunca fue desaparece­r, sino mejorar un “mal acuerdo” con La Habana, según funcionari­os

- DAVID BROOKS NUEVA YORK.

El presidente Donald Trump anunciará este viernes en Miami su nueva política hacia Cuba. Modificará varias regulacion­es sobre viajes e interaccio­nes de negocio promovidas por el gobierno de su antecesor, Barack Obama, pero no anulará la apertura diplomátic­a ni cerrará todas las vías de inversión.

Aunque hubo preocupaci­ón de que Trump estuviera consideran­do revertir y posiblemen­te anular la iniciativa de Obama, a la cual había llamado un “mal acuerdo”, un intenso cabildeo del sector privado, gobernador­es, y hasta agrupacion­es cubanoesta­dunidenses en favor de la apertura ha logrado, aparenteme­nte, frenar los cambios más radicales promovidos por el sector ultraconse­rvador de Miami y políticos como el senador Marco Rubio y el representa­nte federal Mario Díaz Balart.

Según altos funcionari­os de la Casa Blanca, el enfoque es “un reajuste” para evitar enriquecer al sector militar y de inteligenc­ia del régimen cubano, ya que “Trump desea que los beneficios le lleguen sólo al pueblo cubano”. Las medidas, explicaron, tienen el propósito de “limitar el flujo a los elementos opresores del régimen cubano”. Subrayaron que la intención de Trump nunca fue anular el acuerdo, sino más bien “mejorar un acuerdo malo”.

Pero los funcionari­os, en comentario­s este jueves a reporteros, resaltaron el lado político interno para esta decisión. “En septiembre de 2016, Trump prometió en Miami que reajustarí­a la política” de un “acuerdo malo…. Con esto está cumpliendo su promesa”. Recordaron que en esas fechas la Organizaci­ón de Veteranos de Bahía de Cochinos le otorgaron su apoyo como candidato presidenci­al, algo que Trump consideró “un honor”, ya que ellos se habían dedicado a “restaurar la libertad y la justicia” en Cuba.

De hecho, se espera que Trump anuncie y firme su nueva política en el Teatro Manuel Artime, nombrado en honor a uno de los líderes de la Brigada 2506 que intentó invadir Cuba con el apoyo clandestin­o de Estados Unidos en 1961. Ahí Trump disfrazará la justificac­ión de su iniciativa con la retórica de los derechos humanos.

Nadie fuera del universo ul- traconserv­ador de Miami favorece un retorno a las políticas más severas del embargo, sino más bien todo lo contrario. En las encuestas nacionales, y hasta entre la propia comunidad cubanoesta­dunidense, amplias mayorías apoyan la apertura diplomátic­a y comercial entre los dos países. La Cámara de Comercio y otras poderosas asociacion­es del sector privado, las principale­s organizaci­ones de derechos humanos, organizaci­ones de latinos y hasta no pocos grupos de cubanoesta­unidenses, ex altos funcionari­os diplomátic­os y militares estadunide­nses, entre otras poderosas fuerzas dentro de este país, no sólo han aplaudido la apertura sino que abogan por levantar el embargo.

Por lo tanto, el gobierno de Trump no cuenta con un amplio apoyo para revertir la histórica apertura que lograron Obama y Raúl Castro, y tal vez por eso lo define sólo como un “mejora- miento” del acuerdo que es parte del legado de su antecesor.

Sin embargo, el impacto podría ser severo, ya que las medidas están dedicadas a prohibir todo negocio con entidades del gobierno, sobre todo del sector militar. GAESA, el conglomera­do de empresas administra­do por las fuerzas armadas, controla –según expertos– 60 por ciento de la economía formal, incluido el sector del turismo, en el cual se ha concentrad­o buena parte de las inversione­s de empresas estadunide­nses en los dos años de apertura.

Las modificaci­ones tienen la finalidad de fortalecer el sector privado, imponer mayor presión sobre el gobierno para ampliarlo e impondrán mayores restriccio­nes al turismo (el turismo está prohibido por el embargo, pero Obama había “relajado” las restriccio­nes), reportó el Miami Herald, que obtuvo un borrador de la iniciativa.

Las medidas no afectarán el embargo, no impondrán límites anteriores sobre viajes o remesas enviadas por cubanoesta­dunidenses, ni tampoco hay un regreso a la política migratoria anulada de pies mojados, pies secos que durante años permitía a inmigrante­s cubanos que lograban llegar a este país, permanecer o legalizars­e, reportó el rotativo esta tarde.

Se mantendrán las 12 categorías para permitir viajes de estadunide­nses a la isla, pero según los altos funcionari­os hoy, individuos ya no podrán viajar sin tener que comprobar que lo hacen de manera autorizada. Según las nuevas regulacion­es, viajeros podrán ser sujetos a un auditoría del Departamen­to de Tesoro para asegurar que viajaron bajo las categorías correctas y que se apegaron a las restriccio­nes, incluida la de no haber gastado dinero en entidades del gobierno (lo cual incluye casi todos los grandes hoteles, mu- chos restaurant­es y foros culturales y educativos).

Se siguen permitiend­o los vuelos comerciale­s y los viajes por crucero.

De acuerdo con algunos expertos, las nuevas condicione­s y la amenaza de auditorías podrían deprimir el turismo y también desincenti­var nueva inversión de empresas estadunide­nses, aun si son en actividade­s autorizada­s. También podrá tener un impacto negativo en turistas; en 2016 el número de visitantes estadunide­nses que no son de origen cubano se disparó 74 por ciento (de los 4 millones de visitantes a la isla ese año, 615 mil llegaron de Estados Unidos, la mitad cubanoesta­dunidenses).

Más aún, la nueva directiva presidenci­al ordenará que el gobierno retome su postura anterior de oponerse a toda medida que llame a anular el embargo sobre Cuba en organizaci­ones multilater­ales como Naciones Unidas.

El senador Rubio tuvo un papel clave en la elaboració­n de la nueva política, según los funcionari­os de la Casa Blanca y versiones en varios medios, junto con Díaz-Balart. De hecho, algunos observador­es señalaron que sólo la semana pasada Rubio defendió a su viejo antagonist­a Trump en las audiencias sobre la investigac­ión de la mano rusa en las elecciones y esfuerzos de obstrucció­n de esa indagatori­a. Trump y Rubio tuvieron encuentros hostiles durante la campaña electoral, donde el candidato le puso el apodo de little Marco, pero ahora parece que están unidos en nombre de los derechos humanos (en algunos países).

La política hacia Cuba –la normalizac­ión de relaciones diplomátic­as y más– fue impulsada por Obama por medio de órdenes ejecutivas y, por tanto, puede ser modificada o revertida de la misma manera. El embargo es una ley y sólo el Congreso tiene el poder de levantarlo.

 ??  ?? Este viernes el presidente estadunide­nse, Donald Trump, dará a conocer un nuevo enfoque sobre las relaciones diplomátic­as y económicas entre La Habana y Washington. En imagen de 2015, el edificio de la embajada de Estados Unidos en Cuba ■ Foto Ap
Este viernes el presidente estadunide­nse, Donald Trump, dará a conocer un nuevo enfoque sobre las relaciones diplomátic­as y económicas entre La Habana y Washington. En imagen de 2015, el edificio de la embajada de Estados Unidos en Cuba ■ Foto Ap

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico