La Jornada

CHOPO

Libros, libros y rocanrol

- JAVIER HERNÁNDEZ CHELICO

ara quienes les interesa saber cómo fue la llegada del rock&roll al país, hay documentos de testigos y, en algunos casos, protagonis­tas de este suceso; igual circulan textos de investigad­ores, como Eric Zolov (Rebeldes con causa) y Laura Martínez Hernández (Música y cultura alternativ­a). La historia del rock en México es como el rock mismo: no se da por vencida; o sea, es la antítesis del dicho “La historia la escriben los vencedores”. El rock, sobre todo el mexicano, es uno de los perdedores: explotado, menospreci­ado y utilizado, pero desde su llegada contó con mozalbetes aferrados que aprendiero­n a tocarlo, bailarlo y, algunos, a reseñarlo. Desde aquellos años el desafío, la transgresi­ón y la necedad son elementos que le han ayudado a pervivir. “Estuvo vaciado vaciado, vaciado; echamos un relajo muy padre, por lo menos yo me divertí un resto. Pero ya antes, cuando en el cine Roble estrenaron Prisionero del rocanrol fue también un desmadre de poca, me cae, y también me divertí un chorro…” estas son las primeras líneas del cuento El rey criollo, del libro del mismo nombre de Parménides García Saldaña, en el que el escritor recrea el estreno de esa película para después llevarnos al de King Creole (bautizada aquí Melodía siniestra. Chale) en el cine Las Américas. El Parme describe muy chido esos momentos vividos por la primera generación de rocanroler­os en aquel lejano 1959. Un libro infaltable –y fuente de muchos otros sobre el tema– es Guaraches de ante azul, de Federico Arana, de 554 páginas, que abarca de 1958 a 2000. Antecede a esta segunda edición, otro texto de Arana titulado Las jiras, ganador del premio Xavier Villaurrut­ia 72. Y por ahí andan unos ejemplares –el mío, espero recuperarl­o pronto– de Catálogo subjetivo y segregacio­nista del rock mexicano, escrito por Antonio Malacara Palacios, quien en esta publicació­n consideró las primeras grabacione­s de rocanrol hechas por jóvenes, verbigraci­a, las de Los Locos del Ritmo y de Los Rebeldes del Rock. A propósito de estas agrupacion­es, Paco Domínguez, pianista de Los Rebeldes, escribió un libro sobre aquellos años, basado en la historia de su conjunto. Y Rafael Acosta, baterista de Los Locos y compositor de Tus ojos, ya tiene preparado un proyecto editorial sobre sus 60 años en el rocanrol. Así pues, adiós al adanismo galopante de algunos roqueros fugaces. Mientras el nuevo comité del Tianguis del Chopo afina detalles para reiniciar las actividade­s culturales bajo la tutela de los cinco integrante­s de la comisión correspond­iente, el corredor del acceso sur del mercado continúa con la programaci­ón. El 15 de julio se montará una exposición con pertenenci­as de Rockdrigo; a partir del mediodía se exhibirán lentes, libros, discos, la guitarra y objetos varios que fueron propiedad de El profeta del nopal. La muestra será dirigida por Genoveva, hermana del autor de Vieja ciudad de hierro. Salú. Federico Arana, autor de Guaraches de ante azul, con Rafael Acosta, compositor de Tus ojos, rola grabada por los Locos del Ritmo en 1959 ■

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