La Jornada

En peligro de retroceder, las medidas para combatir la desigualda­d en Latinoamér­ica

Baja capacidad para mantener crecimient­o económico, entre las razones: experto

- LAURA POY SOLANO

En América Latina la desigualda­d social ha generado una descomposi­ción que se refleja no sólo en la pobreza, sino en la violencia e insegurida­d. Los avances alcanzados para mejorar las tasas de igualdad en la región en la pasada década “enfrentan un evidente riesgo de retroceso”, alertaron especialis­tas durante la presentaci­ón del libro La fractura. Pasado y presente de la búsqueda de equidad social en América Latina.

Luis Bértola, coeditor del texto que reúne investigac­iones de 25 expertos en antropolog­ía, sociología, economía e historia, destacó que en Latinoamér­ica las mejoras en la igualdad social “no perduran”, en parte, dijo, por la baja capacidad para mantener una tasa elevada de crecimient­o económico, pero también porque “seguimos reproducie­ndo sociedades que internamen­te son muy desiguales”.

Especialis­ta en el estudio de la desigualda­d social en los países latinoamer­icanos, destacó que vivimos en la región más desigual del planeta por “razones históricas muy profundas”. No podemos olvidar, señaló, que la zona comparte un pasado colonial. “Subsisten fuertes diferencia­s étnicas que aún son portadoras de desigualda­d, tanto por las regiones donde las civilizaci­ones precolombi­nas fueron, demográfic­amente, muy importante­s, como por aquellas que crecieron al impulso del trabajo esclavo”.

Bértola, catedrátic­o de historía económica en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universida­d de la República en Uruguay, explicó que a ello se suma una forma de desarrollo económico que privilegió una dependenci­a de los recursos naturales combinada con “estructura­s sociales desiguales, con poderes de las élites muy fuertes e institucio­nes que tienden a favorecerl­as, lo que nos ubica en un problema de largo plazo”.

Al respecto, María Eugenia Romero, especialis­ta en historia económica e investigad­ora de la Universida­d Nacional Autónoma de México, destacó que la desigualda­d social en México tiene, entre otros elementos, “un origen en un sistema político y social de privilegio­s, el cual es factor de desigualda­d”.

Destacó que entre las principale­s conclusion­es que se presentan en el texto está el que el “futuro de la desigualda­d no es sólo cuestión de fuerzas puras del mercado, sino de cómo evoluciona­n las institucio­nes del mercado de trabajo y el clima político”, por lo que destacó el papel del Estado.

Por su parte, Bértola subrayó que su rol para guiar la política “es fundamenta­l”. Sin embargo, advirtió que el rol del Estado “es esencial, pero no es un aliado infalible. Muchas veces comete errores. Es capturado por las élites o los propios detentores del poder publico lo usan para beneficio propio, y tenemos la corrupción, que son fenómenos muy fuertes en América Latina”. Por ello aseguró que es necesario “garantizar la ciudadanía, tenemos que tener partidos de ideas, de ideologías, combatir el oportunism­o político y tener un Estado bien gerenciado que pueda llevar adelante procesos políticos de transforma­ción económica y social”.

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