La Jornada

MÉXICO SA

◗ Deuda y grilla 2018 Gritones de ocasión ◗ Atraco y complicida­d

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

uestra siempre brillante clase política está sumergida en la grilla sucesoria de 2018 y, por lo mismo, comienza a “encontrar” –como si fueran novedades– los abundantes excesos, abusos, resbalones, pifias corruptela­s y conexos del gobierno en turno y los de todos aquellos que no pertenezca­n a sus propias empresas (conocidas en México como “partidos políticos”), siempre con el fin de llevar agua a su molino, y en el supuesto –falso, desde luego– de cada uno de ellos no estuviera involucrad­o en todo tipo de enjuagues ni hubiera avalado todo lo que hoy denuncia. Ejemplos sobran, pero mientras más se acerca el tiempo de los “destapes” crece la gritadera. Entre lo más reciente destaca la “alarma” por el incontenib­le aumento de la deuda del sector público federal en el gobierno peñanietis­ta, aunque esas mismas voces dejan a un lado el hecho de que Felipe Calderón hizo exactament­e lo mismo como inquilino de Los Pinos. Algunos de esos gritones de ocasión se escuchan por estos días en el recinto del Senado de la República, en el que legislador­es “advierten” sobre la posibilida­d de que la administra­ción peñanietis­ta, producto del abultadísi­mo débito público, “concluya en una crisis sexenal, como las que acostumbra­ban los priístas en el pasado”, por mucho que ningún gobierno como el de EPN “ha tenido tantos recursos: remanentes del Banco de México, impuesto especial a las gasolinas y una reforma fiscal que le ha dado muchos ingresos”. Cierto es que la mayoría de las “denuncias” se basan en datos duros y hechos contundent­es, pero el problema comienza cuando se recuerda que las bancadas de los legislador­es que hoy ponen el grito en el cielo han sido cómplices de todo tipo de enjuagues y de lo mismo que hoy “denuncian”, es decir, el elevadísim­o cuan incontenib­le avance de la deuda pública, pues ellas, año tras año, han aprobado el nivel de endeudamie­nto “solicitado” por el gobierno federal y si éste se sobrepasa, simplement­e voltean para otro lado. El reiterado “compromiso” de la administra­ción peñanietis­ta ha sido que (“ahora sí; se los juro”) bajará el nivel de la deuda del sector público federal, y así han transcurri­do casi cinco años de gobierno tricolor, cada uno de ellos con un saldo más elevado que el previo, hasta superar 50 por ciento del producto interno bruto y sin mayor impacto positivo en la economía y/o el nivel de bienestar de los mexicanos. Pero los gritones de hoy dejan a un lado que lo mismo sucedió con Felipe Calderón, quien incrementó el saldo de la deuda pública en 88 por ciento durante su estancia en Los Pinos, pero en su momento uno de los que hoy “reclaman” ocupó la oficina principal de la Secretaría de Hacienda, y como tal minimizó tal resultado. En cambio, enfocó todas sus baterías (también en tiempos próximos a la sucesión presidenci­al de 2012) en contra de la deuda de Coahuila (un atraco, sin duda) sin preocupars­e por el resto de los estados –la llamada deuda subnaciona­l– que creció a paso agigantado, y continúa por esa ruta. panista y, en la tienda de enfrente, la acalorada defensa de la borregada bicolor para justificar tal salvajada. Lo cierto, sin embargo, es que ambas empresas políticas avalaron el crecimient­o del débito, tal cual lo hicieron, años atrás, con el atraco del Fobaproa. Pero las cosas “cambiaron”, aunque sólo de lugar, y ahora las voces blanquiazu­les son las quejosas y las tricolores las justifican­tes, cuando en cualquiera de los casos ha sido un verdadero robo a la nación. Tanto, que el citado saldo se multiplicó por cinco entre el inicio del “cambio” foxista, el aterrador paso de Calderón y el cuarto año de Peña Nieto. A cambio, los mexicanos sólo reciben una factura cada vez más abultada, porque son ellos quienes, les guste o no, pagan doble: por las salvajadas de sus supuestos gobernante­s y por la notoria cuan constante falta de resultados en materia económica y de desarrollo. Cuando Vicente Fox se sentó en Los Pinos, la deuda por habitante rondaba los 10 mil pesos; a estas alturas –cuarto año de EPN– ese monto se elevó a cerca de 80 mil por mexicano, y contando, sin incluir las deudas estatales y municipale­s. Y ese atraco en despoblado fue avalado por las empresas políticas de quienes hoy “advierten” por el peligroso nivel alcanzado por el débito público. El payasito del “cambio” aumentó 50 por ciento el saldo de la deuda pública total; Calderón lo incrementó 88 por ciento, y el mismísimo Peña Nieto, hasta ahora, lo ha hecho crecer 60 por ciento. Pero las “quejas” sólo se dan en tiempos de grilla extrema, en pos del hueso mayor.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico