La Jornada

La militariza­ción es ocasionada por la extrema desigualda­d, señala investigad­or

Ante la violencia y exigencias, la respuesta del Estado es reprimir: Robinson El 20 por ciento de privilegia­dos vive en una burbuja; los otros, en la desesperan­za, dice

- ANDREA BECERRIL

El mundo vive en un contexto de militariza­ción global debido a la proliferac­ión de la crisis y a la polarizaci­ón social provocadas por la enorme desigualda­d en la distribuci­ón de la riqueza. En México y otros países de América Latina ya se ven esas tendencias, ya que tienen los niveles más altos de concentrac­ión del ingreso en pocas manos, advirtió William Robinson, catedrátic­o de la Universida­d de California, en Santa Bárbara.

Sobre la intención del gobierno mexicano de aprobar la Ley de Seguridad Interior, para regular la actuación de las fuerzas armadas en el combate al crimen organizado, consideró que durante las dictaduras del cono sur las fuerzas armadas también estaban en las calles, pero “no de manera oficial”.

La corrupción y la delincuenc­ia, expuso, no son causas, sino síntomas de la crisis estructura­l de la polarizaci­ón social.

Entrevista­do luego de dictar una conferenci­a en el Senado, a invitación del coordinado­r del Partido del Trabajo-Morena, Manuel Bartlett, con el tema Regímenes de seguridad en América Latina, insistió en que la gran desigualda­d es el principio de la militariza­ción en México y en las demás naciones del continente.

Expuso que, de acuerdo con las cifras de la agencia británica de desarrollo Oxfam, 20 por ciento de la población más rica del planeta acapara 95 por ciento de la riqueza, mientras 80 por ciento de la humanidad se queda con sólo 5 por ciento.

“Aún más, entre 2008 y 2015, los 80 billonario­s del planeta –entre ellos varios de México y una cantidad considerab­le de Estados Unidos– incrementa­ron su riqueza en 50 por ciento, mientras en ese periodo la humanidad más pobre experiment­ó una disminució­n de sus recursos también en 50 por ciento.”

Eso indica, precisó Robinson, que se produjo “un traslado directo de riqueza de los más pobres a los más ricos, a raíz de la crisis de 2008, lo que aceleró la concentrac­ión del ingreso a escala mundial” y “cada vez más ese 20 por ciento de población privilegia­da vive en una burbuja, en circuitos sociales, económicos y culturales, alejados de la miseria de la gran mayoría de la humanidad, que se encuentra cada vez más marginada, despojada y desesperad­a”.

Resaltó que la sociedad global no puede vivir con esos niveles de concentrac­ión del ingreso. “La investigac­ión sociológic­a muestra que la extrema desigualda­d genera extrema violencia y extrema represión estatal, ya que las protestas no pueden ser fácilmente contenidas por mecanismos democrátic­os.

“Nos estamos encaminand­o a una guerra permanente”, advierte

“Los movimiento­s sociales presionan a los estados para que respondan a sus necesidade­s, pero los gobiernos en América Latina se ven atrapados entre las demandas de la población y el poder estructura­l de los mercados financiero­s trasnacion­ales”, comentó.

El profesor e investigad­or de la Universida­d de California dijo que, en el contexto mundial, la industrial militar vive un crecimient­o exponencia­l. Entre 2006 y 2015, el gasto militar creció 50 por ciento en el orbe, ya que la dependenci­a de las economías globales de los ejércitos es cada vez mayor. “Nos estamos encaminand­o hacia la guerra permanente y a un Estado policiaco”.

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