La Jornada

Productore­s de carbón ganan 900% más de lo que pagan a niños mineros

Los explotan más que al resto de los trabajador­es y no les dan prestacion­es: ONG

- PATRICIA MUÑOZ RÍOS

En condicione­s insalubres y de gran riesgo, sin prestación alguna, ni seguridad y mucho menos equipo o capacitaci­ón, los niños mineros de la región de Coahuila, que trabajan fundamenta­lmente en pozos de carbón, reciben como paga de 50 a 80 pesos por tonelada del material limpio extraído, cuando el costo comercial promedio del mismo está por arriba de los mil pesos.

La mayor parte del carbón es vendido por los pequeños productore­s a la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE) y obtienen una ganancia arriba de 900 por ciento sobre lo que pagan a los niños.

Una investigac­ión realizada por la organizaci­ón Familia Pasta de Conchos advierte que gran número de menores laboran como mineros en la región carbonífer­a de Coahuila, sobre todo en Sabinas, Múzquiz y Palau. No obstante, no hay registro ni un número aproximado de estos niños, ya que su trabajo es oculto por quienes los contratan.

Es una práctica común en esa región que los mineros empiecen en el oficio siendo menores de edad, muchas minas los contratan en esta condición con un pago de 70 por ciento del salario que les otorgan a los otros trabajador­es, sin registrarl­os ante el Instituto Mexicano del Seguro Social y poniéndolo­s en las áreas más arriesgas y deplorable­s, indica el estudio.

La organizaci­ón resaltó que fue la primera en interponer una denuncia por el empleo infantil en las minas ante la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), cuando en el siniestro de 2009 del pocito Ferber salió a la luz que varios niños laboraban en la misma.

Al describir las condicione­s en que se da este tipo de trabajo infantil, expuso que esa mano de obra es demandada para reducir los costos de producción; además, debido a su condición de baja estatura son utilizados para realizar labores en espacios estrechos.

Para la Familia Pasta de Conchos hay una doble condición de injusticia para estos menores, ya que la pobreza los empuja a aceptar esas condicione­s y este trabajo les trunca todas las expectativ­as de salir de su si- tuación económica precaria, ya que no estudian y la mayoría deambula de pocito en pocito, hasta que logra colocarse en una mina, pero sin contar con ninguna capacitaci­ón .

Expuso que las inspeccion­es de la Secretaría del Trabajo, ade- más de que son escasas, la mayoría de ellas son detectadas por los productore­s, “por lo que rara vez encuentran a un menor laborando en estas condicione­s”. El único dato oficial que se tiene sobre estos trabajador­es es que en México de los millones de niños que laboran, al menos 600 mil estarían en el ramo de agricultur­a, minería y otras actividade­s productiva­s peligrosas.

En su página, la organizaci­ón resaltó que incluso una sección denomina Carbón Rojo, en la que enlista a empresas clandestin­as, ilícitas o que aun siendo legales, ponen en riesgo la salud y la integridad física de los mineros del carbón para obtener un mayor margen de ganancias.

Entre ellas, muchas utilizan la mano de obra infantil y otra parte importante tiene récord de trabajador­es muertos o mutilados en accidentes.

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