LAS REBANADAS DEL PASTEL
y mayor en un billón 660 mil 494.39 millones de pesos a la registrada al inicio del actual gobierno.” Espeluznante. De inmediato surge la duda: ¿dónde quedó el obligado –constitucionalmente hablando– “incremento en los ingresos públicos” y dónde el Congreso, encargado de autorizar el endeudamiento y vigilar el sano resultado de la política de deuda? Las cifras citadas en la información de La Jornada corresponden sólo al gobierno federal, pero en la versión más amplia el endeudamiento total del sector público federal (sin considerar deuda de estados y municipios) el monto crece hasta rozar 10 billones de pesos, contra alrededor de 2 billones al inicio de la administración de mister chaquetas Vicente Fox, en diciembre de 2000. Si se considera el crecimiento de la deuda total del sector público, entonces en lo que va de la administración peñanietista su saldo se ha incrementado alrededor de 4 billones de pesos, mientras el ritmo de crecimiento económico se mantiene estancado (2 por ciento anual como promedio, si bien va). Terrorífico, sin duda, pero el panorama empeora cuando se conoce que en igual lapso de las arcas nacionales han salido cerca de 2.8 billones de pesos para el pago de intereses de la misma deuda. Lo anterior equivale a un ritmo diario de 2 mil 740 millones de pesos de deuda adicional, a la par que el pago de intereses –también cada 24 horas–: mil 920 millones, más comisiones y gastos. Ello quiere decir que por cada peso de nueva deuda el sector público federal paga alrededor de 78 centavos por intereses, y a ese ritmo el precipicio está a la vuelta de la esquina. Y esa relación crece año tras año, siempre favorable al pago de intereses. Cierto es que “la justicia tardía no es justicia”, pero en este sentido las presuntas autoridades mexicanas no sólo fingen permanente demencia y se especializan en “congelar los tiempos”, sino acumulan una eternidad de violación a los derechos humanos y casos sin resolver que bien constituyen la enciclopedia de la ignominia.