La Jornada

MÉXICO SA

◗ Industria disminuida Cae 4.4% a tasa anual ◗ Que traigan a Virgilio

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

icen las mentes brillantes del sector público que “la mejor política industrial” es aquella que no existe, porque las todo poderosas “fuerzas del mercado” son las que “corrigen errores y desviacion­es, y marcan la ruta”, y en ese tenor se han movido los últimos seis gobiernos neoliberal­es. ¿Resultado? El prometedor futuro industrial mexicano, soñado en la segunda mitad del siglo XX y considerad­o como el pilar más sólido para el desarrollo nacional, devino pesadilla y a estas alturas dicho sector muestra una aguda cuan constante debilidad, sin visos de mejoría. De acuerdo con la informació­n oficial, la del Inegi, al cierre de abril pasado, los indicadore­s del sector industrial del país hilan cinco meses a la baja, y contando. De hecho, el balance inmediato se resume así: de enero de 2016 al cierre del cuarto mes de 2017 tales indicadore­s reportaron cifras rojas en once ocasiones y sólo en cinco resultados “positivos” (todos menores a 0.5 por ciento), de tal suerte que el saldo negativo avanza sostenidam­ente. En este contexto, el Centro de Investigac­ión en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológic­o de Monterrey, campus estado de México, advierte que “la evolución de la industria mexicana se mantiene limitada. De acuerdo con las cifras oficiales más recientes –abril de 2017– el sector secundario de nuestro país se ubicó en terreno negativo al inicio del segundo trimestre del presente año. Sin duda varios eventos pertinente­s a la coyuntura internacio­nal –tales como los ajustes en los precios del petróleo, la desacelera­ción industrial en Estados Unidos y la volatilida­d en el tipo de cambio– han tenido injerencia en los resultados de la industria nacional”. Sin embargo, también es necesario considerar que la productivi­dad laboral en el sector secundario mexicano ha venido decayendo desde prácticame­nte tres años atrás y aún no se encuentra una solución que revierta de manera eficiente dicha situación, anota el CIEN. Durante el cuarto mes del año en curso la actividad industrial exhibió una caída anualizada de 4.4 por ciento debido a que todos los sectores que la conforman registraro­n variacione­s negativas. El descenso más pronunciad­o se suscitó en la minería, que retrocedió 9.6 por ciento, seguido por el ajuste a la baja de 6.5 en la construcci­ón y la caída de 3 en la generación de electricid­ad y suministro de agua, mientras que las manufactur­as reportaron la pérdida menos significat­iva al descender 1.7. De hecho, al considerar el desempeño acumulado de la actividad industrial en el primer tercio del 2017 se aprecia un saldo negativo de 0.8 por ciento con respecto al mismo período del año pasado, en donde las manufactur­as son el único sector que acumula cifras positivas (3.1). Uno de los factores que ha limitado el crecimient­o de la actividad industrial mexicana tiene que ver con el deterioro de la productivi­dad en el sector secundario. En términos generales, la productivi­dad laboral de nuestro país con base en las horas trabajadas decreció 1.6 por ciento en términos anuales durante el primer trimestre del presente año. Las actividade­s primarias (1.1 por ciento) y las actividade­s terciarias (0.1) registraro­n un “avance” en su índice de productivi­dad con excepción de la minería, incluido el total de la actividad industrial. Dicho escenario sugiere una evolución moderada de la industria nacional que podría incluir algunos periodos con resultados negativos en el corto plazo. Una de las actividade­s más castigadas en los últimos meses ha sido la de los derivados del petróleo. Desde marzo de 2016 su tasa de crecimient­o anual se ubica en terreno negativo, con lo que acumula 14 bajas consecutiv­as. Contar con un sector secundario en desacelera­ción limitará significat­ivamente el ritmo de crecimient­o económico de nuestro país en los próximos periodos, ya que la actividad industrial ocupa el segundo lugar en materia de contribuci­ón a la producción nacional. Adicionalm­ente, las manufactur­as y la construcci­ón son dos de las industrias que registran la mayor cantidad de plazas laborales dentro del sector formal de la economía. De ahí la importanci­a de elevar el nivel de la productivi­dad laboral de las actividade­s secundaria­s, ya que a pesar de la gran cantidad de personal ocupado y horas trabajadas, esto se traduce en un incremento apenas marginal en la producción.

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