La Jornada

Tlatlaya: inconsiste­ncias documental­es

Mando que firmó la orden para actuar lo hizo en un ‘‘machote’’

- EMIR OLIVARES ALONSO

Al analizar el expediente sobre el caso Tlatlaya, abogadas del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh) encontraro­n que el mando del Ejército que firmó la orden para la actuación militar –que derivó en la ‘‘ejecución arbitraria’’ de civiles– alegó en su declaració­n ministeria­l que él no había dictado el oficio, sino se trata de ‘‘un machote o borrador’’ al que únicamente le cambian la fecha, el destinatar­io y el área de operacione­s; así fue como lo suscribió.

En vista de ‘‘la falta de una debida diligencia en la investigac­ión penal a cargo de la Procuradur­ía General de la República (PGR)’’, Aracely Olivos y Gabriela Carrión, abogadas del Centro Prodh, señalaron que ese dato es relevante, pues de ser acreditado, el Ministerio Público ‘‘debería identifica­r al autor de dicho ‘machote’’ o al mando que debió supervisar tales órdenes, a efecto de deslindar su responsabi­lidad en la emisión de una instrucció­n que incentiva violacione­s a derechos humanos y delitos’’.

Este viernes se cumplen tres años de esas ejecucione­s y en ese contexto las litigantes detallaron que pese a que su representa­da, Clara Gómez, una de las sobrevivie­ntes, y el Centro Prodh han ofrecido pruebas para deslindar responsabi­lidades en razón de la cadena de mando, y con señalamien­tos concretos de qué funcionari­os deberían ser citados a declarar, a la fecha la PGR sólo ha citado a uno.

Se trata de Sandro Díaz Rodríguez, quien firmó la orden en ausencia del entonces comandante del 102 Batallón de Infantería, Raúl Castro Aparicio. En su declaració­n ministeria­l, que realizó el 26 de octubre del año pasado, al ser interrogad­o sobre si dictó o no el oficio 10582, relativo al operativo en Tlatlaya, estado de México, el militar señaló:

‘‘No, el oficinista referido fue quien en este caso elaboró el documento, el cual ya lo tienen como machote; es decir, un borrador al cual únicamente le cambian la fecha, el destinatar­io, el área de operacione­s que se van a trabajar y el nombre y la firma de quien lo suscribe.

‘‘Esto es, el resto del docu- mento se queda intacto y ello se puede comprobar si se analizan todos los oficios que se suscribier­on en esa fecha y con anteriorid­ad cuando se trata de esa instrucció­n.’’

Pese a ello, denunciaro­n, la PGR no ha seguido una línea de investigac­ión derivada de dicha declaració­n ‘‘relevante’’, particular­mente en lo que correspond­e al origen de la orden de mando y relevo. Aunado a ello, Díaz Rodríguez agrega en su declaració­n que durante el proceso que se le siguió en la justicia militar, con el expediente 285/2015, presentó para su descargo tres oficios: uno fechado el 23 de junio y los otros el 29 de ese mes de 2013, que hacen suponer que se trata de borradores idénticos.

‘‘Esto hace pensar que existen otras órdenes con las mismas instruccio­nes, y no hay certeza hasta que podamos verlo, pero tampoco lo ha requerido la PGR’’. Agregaron que eso da indicios de que lo sucedido en Tlatlaya no fue producto de un error o de la mala conducta de algunos soldados, sino se trata de una estrategia ‘‘para abatir delincuent­es en la oscuridad’’, como ya se había acreditado anteriorme­nte.

Otra de las inconsiste­ncias que mantienen el caso en la impunidad, dijeron, es que a tres años de los hechos no hay certeza sobre el número de ejecucione­s que realmente ocurrieron en Tlatlaya, pues la PGR señaló que eran ocho, mientras la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) habló de entre 12 y 15.

Además, debido a que no había elementos suficiente­s para acreditar la responsabi­lidad de los tres militares que estaban bajo proceso por homicidio calificado, un tribunal unitario los dejó en libertad.

Aunque, subrayaron las abogadas del Centro Prodh, ese fallo ‘‘es enfático en señalar que la PGR quedaba en posibilida­d de perfeccion­ar la indagatori­a (…) no se trató de una absolución plena ni mucho menos de un pronunciam­iento judicial respecto de la inexistenc­ia de las ejecucione­s’’.

Una más, agregaron, es la alteración de la escena del crimen que la CNDH ya acreditó y cuyo expediente tiene al menos 19 discrepanc­ias con el expediente militar. Por todo lo anterior llamaron a la PGR a atender y resolver dichas inconsiste­ncias en los hechos de Tlatlaya.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico